La victoria de los fundamentalistas de Hamas tendrá consecuencias imprevistas para la región, pero desde ahora se vislumbran dos elementos. La victoria de Hamas demuestra la incapacidad de la dirección palestina tradicional para crear un cuerpo político.
La Autoridad Palestina, que goza de cierta autonomía desde los acuerdos de Oslo, prefirió crear docenas de servicios de seguridad en lugar de utilizar los fondos de que dispone para responder a las necesidades de los palestinos. El vacío dejado en la esfera social por la Autoridad Palestina ha sido colmado por Hamas, lo que le ha concedido gran popularidad. Hamas no logró ganar las elecciones gracias a su programa islamista, su voluntad de destruir a Israel o la corrupción de la dirección palestina saliente. El elemento determinante fue su actividad social.
El tema del terrorismo sigue abierto. Es difícil saber si Hamas se hará más radical o más pragmático ahora que llega al poder. En todo caso, si hay algo evidente es que las acciones unilaterales de Israel deberán continuar ya que el abismo que separa a israelíes y palestinos no deja de profundizarse. Al menos cabe esperar que ello fortalezca a Kadima para las elecciones del 28 de marzo.
«Hamas in power», por Shlomo Avineri, Jordan Times, 27 de enero de 2006.
«Prospects of Hamas in power», Korea Herald, 28 de enero de 2006.
«A predictable victory in a failed Palestinian state», Daily Star, 28 de enero de 2006.
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