Los últimos cinco años nos han enseñado una importante lección: Israel está inmunizado a las presiones externas. A inicios del siglo XXI, el conflicto israelo-árabe es más un problema nacional de Israel y vinculado a sus vecinos, que un problema internacional.
Durante estos últimos tres decenios pasé mucho tiempo viajando por todas partes en el mundo y constaté el gran interés que se presta al conflicto israelo-palestino. Sin embargo, la última Intifada y la evacuación de Gaza que le puso fin allí, demuestra que no es el mundo exterior el que forzará a Israel a hacer concesiones diplomáticas. La resistencia de Israel, durante estos últimos cinco años, es una prueba de fuerza y de la incapacidad del mundo para lograr un acuerdo en la región.
En la segunda Intifada, Israel perdió las embajadas tunecina, marroquí, omaní, egipcia y jordana, y Europa se movilizó a favor de la independencia palestina. Esto fue acompañado de una ola de antisemitismo. El Tribunal de La Haya también decidió construir la barrera de seguridad. Sin embargo, ello no impidió a numerosos países, en Asia sobre todo, continuar apoyando a Israel como una parte del mundo libre víctima del terrorismo. Cuando Israel anunció su retirada de Gaza, recuperó su estatus internacional.
Esos hechos demuestran la incapacidad del mundo para ejercer presión sobre Israel. Somos suficientemente fuertes para solucionar nosotros mismos los problemas y lo haremos sin una tercera Intifada.

Fuente
Ha’aretz(Israel)
Diario de referencia de la izquierda intelectual israelí. Propiedad de la familia Schocken. Tirada de 75,000 ejemplares.
Almustaqbal

«Israel needs no one but itself», por Alon Liel, Ha’aretz, 23 de septiembre de 2005.
«الكف عن التطلع الى الخارج», Almustaqbal, 23 de septiembre de 2005.