La inaceptable intromisión del gobierno chileno en el caso Lucchetti, es la última de una serie de provocaciones que grafican la actual debilidad del poder nacional, por la frivolidad de la administración estatal y su captura por lobbies extranjeros. Las cifras macroeconómicas positivas, no pueden ocultar la debilidad de ese Estado, que ha impulsado un suicida desarme unilateral.
Los dos meses siguientes son decisivos para el futuro de la Nación. Nos enteramos por fuentes chilenas que se ha terminado la penúltima ronda de negociaciones del “perfeccionamiento” del Acuerdo Comercial que debería culminar en noviembre en Lima. Hay una total falta de transparencia de las autoridades peruanas, que además no han acreditado en la negociación a los cuadros más experimentados que concretaron el ACE 38. A fines de noviembre o comienzos de diciembre, debería ser elevado a la categoría de tratado internacional el “anillo energético” que lleve el gas peruano a Chile. La próxima semana se lanzará la convocatoria a la concesión del puerto del Callao, donde representantes del Estado chileno han reivindicado su interés y derecho a participar. ¿Cómo beneficiaría esto al país? Se han lanzado algunas falacias al respecto.
1. “El intercambio comercial favorece ampliamente al Perú”. Falso.
El desequilibrio ha sido sistemático en contra del Perú, acumulando un déficit de US$ 1,407 millones en los últimos 15 años. Si bien hay un incremento sostenido de las exportaciones peruanas, sólo hay un saldo favorable a partir del 2004, de US$ 150.7 millones. Este se explica por un producto (minerales de molibdeno y sus concentrados) que representó el 42.7% de las exportaciones en el 2004, y cuyo precio ha venido creciendo de manera persistente multiplicándose por diez en los últimos 3 años.
Ya el 81.7% de partidas está liberalizado con la implementación del Acuerdo de Complementación Económica (ACE 38) de 1998. ¿Para qué adelantar la liberalización de las partidas sensibles peruanas previstas para el 2013 y 2016? El Perú no gana cambiando el ACE que fue bien negociado.
2. “La inclusión de capítulos sobre inversiones y servicios diversificará las relaciones económicas favoreciendo a los dos países”. Falso.
No sólo está comprometiendo el Perú modificaciones a procedimientos de defensa comercial y temas sensibles como procedimientos aduaneros, normas de origen, medidas sanitarias y fitosanitarias, y nuevos mecanismos de solución de controversias. Se quiere añadir los capítulos de servicios e inversiones.
La asimetría en el comercio, es aún más pronunciada en la inversión. El stock acumulado de US$ 4,000 millones chilenos presentes en todos los sectores productivos nacionales incluidos los estratégicos, tiene una contrapartida peruana de US$ 24 millones.
Se busca maniatar al próximo gobierno para que no pueda modificar políticas tributarias o de otra índole a las inversiones chilenas en el Perú. Eso no sólo es la semilla de futuros conflictos Estado nacional–empresa chilena, sino entre Estados. La experiencia reciente ha mostrado lo fácil de ese escalamiento. Además de los mecanismos internacionales, ya existe un acuerdo de protección recíproca de inversiones, no se necesita ningún convenio adicional en esta materia.
En servicios, la figura asimétrica es similar, y se debe impedir cualquier limitación en los instrumentos que concede el Modo 3 (presencia comercial) del Acuerdo General de Comercio de Servicios de la OMC (GATS). Decir que en servicios profesionales se beneficiarían los miles de peruanos que residen en Chile, es una burla cruel. Efectivamente entre los migrantes hay muchísimos profesionales, pero no están ejerciendo su especialidad sino que están en el servicio doméstico y en otras actividades para las cuales no fueron formados.
3. “Un TLC con Chile nos permite un mejor marco para insertarnos en la Cuenca del Pacífico”. Falso.
Perú y Chile son competidores en el Pacífico Sur, y también en la provisión de infraestructura y construcción de corredores bioceánicos para la proyección al Asia Pacífico de Brasil y países del MERCOSUR. Está pendiente, además, la solución de límites marítimos, sin lo cual ninguna cooperación será mutuamente beneficiosa. Es un gravísimo error del Gobierno y la Cancillería este manejo en carriles separados. De un lado, este tema crucial para el futuro. Y, de otro, la negociación de este TLC, la concesión de los puertos, y el anillo energético.
4. “Somos economías complementarias y debemos buscar espacios comunes para enfrentar la globalización”. Falso.
No hay ninguna complementariedad, lo que busca Chile con este TLC es consolidar la subordinación económica del Perú profundizando el actual intercambio Norte-Sur del comercio bilateral. Hay una gran concentración de nuestras exportaciones en productos minerales y materias primas, mientras que Chile tiene una mayor diversificación con presencia predominante de manufacturas y productos de valor agregado. El Perú debe mejorar su inserción en la economía mundial diversificando sus exportaciones y producción, hacia bienes intensivos en capital humano y conocimientos, mayor valor agregado y servicios, sacando provecho además de recursos estratégicos como la biodiversidad y otros sub-explotados con los cuales no cuentan países vecinos. Consolidar la “complementariedad” actual, limitaría severamente este proyecto.
5. “El anillo energético favorece la integración sudamericana”. Falso
Este anillo energético solo favorecería a Chile, en detrimento del Perú ya que no hay reservas de gas suficientes. Además, boicotea la justa demanda boliviana de negociación de “gas por mar” con Chile, liquidaría la salida de gas boliviano por puerto peruano y la posibilidad de crear un polo energético binacional con valor agregado y beneficio para las regiones fronterizas. Un anillo energético sin la participación de Bolivia y Venezuela sólo es un “engaña-muchachos” que favorece la expansión geoeconómica y estratégica del vecino del sur.
Casi no queda tiempo
En los próximos dos meses puede quedar hipotecado el futuro nacional y su subordinación económica, a Chile, si se concreta el TLC con ese país, la implementación del “anillo energético” como tratado internacional, y la participación chilena en el Callao y otros puertos peruanos. El debilitamiento del poder nacional por el gobierno, no ha impedido la respuesta enérgica a la intromisión del sur que destacados peruanos del Poder Judicial, Tribunal Constitucional, Parlamento, y algunas fuerzas políticas han realizado recientemente. Debemos impedir juntos –utilizando todos los canales disponibles– que el cronograma se cierre según lo previsto. A cualquier futuro gobierno peruano le estallará esta bomba de tiempo gestada por el actual, si estos proyectos se concretan, comprometiendo el futuro de la Nación peruana.
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