1. ¿Qué está pasando en el mundo? Se dice que en los 50 años que vienen, China e India cambiarán la economía y el mercado. Debido a que son culturas milenarias que con el confucionismo y en el hinduismo, han sabido tomar de Occidente la ciencia y la técnica necesarias para la inversión y el mercadeo. Si bien no podemos saber cómo será el mundo en 50 ó 100 años, podemos bien concluir que el capitalismo occidental no las tiene todas consigo, y que si las economías china e india no son impactadas por crisis catastróficas, el capitalismo como base de la cultura occidental se debilitará (EEUU y UE). El capitalismo y, sobre todo, el “occidentalismo” ¿estará herido de muerte?, su hegemonía menguante puede demorar algunos siglos más montado violentamente sobre el mundo, pero no puede evitar su debilitamiento progresivo y su crisis final. El “modo de vida" occidental ya no tiene la soberbia de antes, sus decrépitos “valores”, etc, ya no pueden ser impuestos y "vendidos" como "valores universales y eternos" de manera fanática y fundamentalista, como lo intentan todavía algunos criollos –que fingen de ignorantes- en países como Perú.
2. ¿Qué está pasando en Sudamérica? Las luchas de nuestros pueblos quechuas y aymaras de Bolivia y Ecuador están terminando con el dominio absoluto del poder criollo de los viejos Estados-repúblicas que se formaron con la revolución separatista del dominio colonialista de España. Los criollos que implementaron un colonialismo interno desde 1821, deben ya saber que no pueden seguir excluyendo de “su” Estado y de sus gobiernos a nuestros pueblos indígenas, y que podemos llegar al gobierno a través de la lucha legítima de nuestros ayllus y de la participación electoral de nuestros partidos o aliados en las elecciones y en “su democracia”, a pesar del control cultural a que estamos sometidos. Y ya sabemos que su objetivo coyuntural central es impedir que los que somos la mayoría, gobernemos nuestros países. Con el apoyo de Bush y de gobiernos traidores y genuflexos como el de Toledo y Uribe y las armas de Chile, el gendarme de la región, tienen planes militares para intervenir en nuestros países en el caso de que fuerzas políticas indígenas, nacionalistas y defensores de nuestros recursos naturales y de nuestra soberanía ganemos las elecciones. Tras de las anunciadas invasiones, podremos resistir (con mil campañas como La Breña), pero esta resistencia tendrá un costo social altísimo, si es que nosotros no sabemos lograr la unión más amplia con todos los sectores populares y con la mayor cantidad de países del mundo.
3. Con nuestra resistencia de más de cinco siglos, desde que Colón, explorador de las fuerzas de ocupación occidental, contratado por las coronas europeas, llegara a nuestro continente, y desde que un invasor genocida como Pizarro iniciara una guerra racial contra nuestros pueblos, venimos cambiando y poniendo colores a la historia. Ahora el mundo está obligado a reconocer que tenemos derecho, como mayorías, a resolver el olvido y “la muerte” en que quisieron que viviéramos, aunque en el Perú aún nos tienen de “invisibles”. Nuestra resistencia ha superado la etapa reivindicativa, hemos pasado a la contraofensiva y debemos preparar gobiernos exitosos en nuestros países. Esta lección la han aprendido los indígenas ecuatorianos que llegaron con su partido Pachacutik al gobierno, en alianza con Lucio Gutiérrez, aprendieron que se puede traer abajo a gobiernos liberales y antinacionales y que es posible tomar el gobierno por la vía electoral. Pero la principal lección que hemos sacado de este período es que no bastará llegar al gobierno con propuestas reivindicativas sólo para los indígenas, o con ideas generales de nuevo país; aprendimos que se necesita “dar forma” exitosa a nuestro proyecto histórico para cambiar los Andes en forma progresiva y sostenida. Que este, nuestro “proyecto histórico”, necesita de propuestas claras de planes de gobierno efectivos y exitosos, no sólo para los indígenas, sino para todos nuestros aliados.
4. La contra-ofensiva cultural y política de nuestros pueblos quechua-aymaras, estuvo centrada en Ecuador en años pasados, ahora está en Bolivia y muy pronto estará en el Perú, que es el ojo de la tormenta colonialista que sacude los Andes desde hace cinco siglos. Evo Morales puede ganar las elecciones en la primera semana de diciembre. Pero la derecha reaccionaria, antiboliviana y proimperialista, con el apoyo de Bush harán de todo para impedir que Evo gane por mayoría absoluta, para que el Congreso elegido determine a Jorge Quiroga del MIR o a cualquier otro que se acomode a sus planes, pues en esta lucha la izquierda-occidental se alinea con los suyos. El MAS necesita no solo un programa electoral, con el que pueda ganar las elecciones, necesita, tal como aprendió el Pachacutik ecuatoriano, un plan exitoso de cambios sostenidos, progresivos y pragmáticos, que le permita consolidar su gobierno y aislar a la derecha proyanqui de Santa Cruz.
5. En el Perú, el gobierno controlado por las minorías criollas y sus socios las multinacionales representadas por Kuczynski, Olivera y su filipillo Toledín, se preparan a repartir los puertos, el dominio del agua, las ganancias del gas y de los yacimientos mineros. Los partidos criollos (APRA, UN, AP) se preparan para el recambio en el poder y sostendrán a Toledo hasta julio del 2006. Los partidos de izquierda criolla, moderada (PDD, PDS, UPP) sólo quieren llegar al Parlamento detrás de Paniagua, quien sería el candidato de Bush. La izquierda “radical” (Patria Roja y PC-U) quiere igualmente llegar al Parlamento detrás de “cualquier” fuerza renovadora, para no perder su inscripción. Los independientes “andinos” (AvanzaPaís-San Roman, FREPAP, Renacimiento-Ciro Gálvez) no tienen posibilidades y buscarán sumarse a un centro electoral. La rebelión etnocacerista de Andahuaylas que catapultó al Partido Nacionalista de Ollanta Humala tiene actualmente el 7% a nivel nacional, en el Sur el 15% y en el Centro más del 20%. Con sus propuestas de defender la nación y la soberanía, representa la única fuerza política que vibra al compás de la música andina, habrá que observar su desarrollo. Es probable que si Ollanta Humala mantiene su crecimiento en las expectativas de voto, los políticos criollos tradicionales se vean obligados a unirse en un frente único en contra suya, o ser disueltos en la crisis de putrefacción en que se encuentran. El movimiento indígena deberá apoyar y empujar la revolución nacionalista, vigilando y liquidando el surgimiento de potenciales traidores dentro de un virtual gobierno del Frente de Salvación Nacional propuesto por Ollanta. No debe olvidarse que Perú, tiene una importancia estratégica para Bush, que debe evitar que en el Pacífico se desestabilice su dominio y se forme un bloque nacionalista indígena en los Andes, hecho que favorecería la lucha antiimperialista de Chávez en Venezuela.
6. El próximo III Congreso Nacional Indígena a realizarse la última semana de noviembre en Puno, deberá profundizar el debate de estos temas y tendrá que poner al movimiento indígena peruano a la altura de las circunstancias. La plataforma que concluya deberá considerar la lucha contra el TLC, pero con una alternativa de Tratado de Justo Comercio (TJC), por la defensa de nuestros territorios indígenas y la soberanía nacional y la constitucionalización de nuestros derechos de pueblos dentro de un país que deberá ser confederativo. El establecimiento de una estrategia para la defensa cerrada de nuestros recursos naturales, contra la contaminación ambiental y la privatización del agua, en especial para que el conflicto minas-comunidades, no quede en manos de financieras extranjeras filantrópicas, ni menos de sus marionetas locales. En lo organizativo, la creación de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Perú (CONAIP), debe constituirse como un parlamento indígena con representantes por regiones y pueblos, con una dirección circular horizontal (colegiada). En lo electoral, la participación indígena en las elecciones, la fundación de su instrumento político: el Movimiento Plurinacional Pachakutik (MP), su estrategia electoral y política de alianzas (la construcción de un Frente por la Soberanía Nacional). Por último, el Movimiento Indígena peruano –que es la única fuerza legítima para hacerlo- deberá trazar una estrategia para convocar y realizar junto con el movimiento popular y nacionalista, una Asamblea Constituyente re-fundacional del nuevo Perú, el Perú de la unión en la diversidad, el Perú del Nuevo Orden Andino.
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