En 1967 escribí un texto titulado Vietnam: The Logic of Withdrawal. ¿Acaso yo escribiría hoy lo mismo sobre Irak? ¿Irak: la lógica de la retirada?
El pasado 1° de octubre, Los Angeles Times citó el testimonio de los generales estadounidenses a cargo de la guerra en Irak y que, bajo juramento, afirmaron que la presencia estadounidense en Irak constituía cada vez más una parte importante del problema iraquí. Desde el punto de vista de esos militares, la aventura iraquí es un desastre, una derrota programada. Y cuando uno oye a militares de alta graduación hablar así al Presidente, sabemos que ya se han reunido todas las piezas del rompecabezas denominado «retirada». La cuestión no es ya si esto va a hacerse o no, sino cuándo. Mientras más demore, más gente morirá.
Todos los argumentos de quienes dicen que si nos retiramos se producirá un caos son absurdos, porque el caos ya existe –y la tan cacareada constitución no cambiará nada. Lo mejor que podemos hacer es marcharnos lo antes posible. Sólo ganaríamos algo si nos retiramos.
Desde un punto de vista moral más amplio, no teníamos nada que hacer allí desde un inicio y no tenemos derecho alguno para quedarnos. Incluso si pudiéramos ganar esta guerra, se trataría de una victoria inmoral. En el pasado hemos tenido ya este tipo de victorias que en el presente sólo nos producen vergüenza.
En la escuela se nos enseña brevemente acerca de la Guerra Hispanoamericana diciéndonos que fue corta, victoriosa y que, entre otras cosas, con ella liberamos a las Filipinas. Pero no se nos dice que 600 000 filipinos murieron en esa guerra. Fue una guerra larga y sangrienta, precursora en muchos aspectos de la guerra de Vietnam, con masacres y atrocidades. En Filipinas ganamos, y, ¿cuál fue el resultado? 50 años de ocupación militar, de dictadura y de miseria social. Lo que en verdad importa, la cuestión moral, no es preguntarse «¿ganamos o perdimos?» La única pregunta que debe hacerse es esta: «¿por qué estamos allí?» Y es muy evidente que estamos allí por el petróleo, por las bases militares, por la inyección de adrenalina psicológica a que acuden los dueños del poder cuando quieren extender el dominio del Imperio norteamericano.

Fuente
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«Howard Zinn: Vision and Voice», por Howard Zinn, AlterNet, 21 de octubre de 2005. Texto adaptado a partir de una entrevista.