Pese a un aumento de 30 veces en el financiamiento de los estudios espaciales estadounidenses en comparación con el de Rusia, son justamente los ingenios espaciales y cosmonautas rusos los que tienen todas las posibilidades de ser los primeros en alcanzar Marte.
Pese a un aumento de 30 veces en el financiamiento de los estudios espaciales estadounidenses en comparación con el de Rusia, son justamente los ingenios espaciales y cosmonautas rusos los que tienen todas las posibilidades de ser los primeros en alcanzar Marte.
Lo más paradójico del caso reside en que los norteamericanos atribuyen sus dificultades financieras al sistema de transporte espacial en el que desde hace ya tiempo trabaja la mitad de la NASA y su dirección presupuestaria.
«Según informa el prestigioso diario Washington Post en su edición del 24 de noviembre, el programa de investigación del cosmos, pergeñado y proclamado por el presidente estadounidense, enfrenta serios problemas financieros.
El presupuesto del programa no alcanza, debido ante todo a los gastos excesivos en la modernización de las naves del sistema «Space Shuttle» y la detección de las causas del accidente que la nave «Columbia» sufrió el 1 de febrero de 2003. Se dice asimismo que se está considerando la probabilidad de renunciar al uso de lanzaderas para ahorrar medios a favor de vuelos a la Luna y Marte.
Pero esta medida difícilmente puede cubrir el déficit que se va perfilando en el presupuesto de la NASA que desde 2006 hasta 2010, período de suma importancia para el lanzamiento de expediciones interplanetarias, podrá llegar a sumar 6 mil millones de dólares. Unicamente inyecciones adicionales le permitirán a la Agencia desarrollar y construir hacia 2012 una nave espacial tripulada de nueva generación sin la cual resulta inconcebible un vuelo a la Luna previsto por el presidente Bush hacia 2020. Mas, de momento la Casa Blanca se niega en redondo a incurrir en nuevos gastos en las investigaciones espaciales.
De manera que bien puede parecer que la astronáutica norteamericana devino de hecho rehén de uno de los programas propios o, mejor dicho, de los enormes recursos financieros invertidos en su ejecución.
Pero lo más probable es que no es la lanzadera que aún puede funcionar ni tampoco los gastos excesivos de recursos lo que frena la puesta en práctica de los ambiciosos proyectos norteamericanos en materia de las investigaciones espaciales. Es de creer que es justamente lo ambicioso de dichos planes lo que le impide a la NASA concentrarse en los campos concretos y, por consiguiente, determinar los gastos materiales indispensables para cada proyecto.
No obstante, pese a un evidente atraso en cuanto a los ritmos de financiación, las tecnologías de que Rusia dispone permiten lograr que cosmonautas se posen en la superficie de Marte ya dentro de 7-9 años con unos gastos que no sobrepasen dos mil millones de dólares. «Podríamos realizar el alunizaje -, manifestó Nikolai Sevastianov, presidente de la corporación espacial «Energía» -, ya hacia 2012 – 2014, valiéndose de las tecnologías de las naves tipo «Soyuz». Si tuviéramos aprobado un programa cuyo financiamiento no fuera menos de 2 mil millones de dólares, podríamos posarse en la Luna mediante tres expediciones»
Ello quiere decir que primero, es precio sobrevolar la Luna, luego pasar a una órbita circular, posando un módulo lunar y luego proceder al alunizaje de un ser humano. El presidente de la corporación «Energía» recalcó que «el vuelo a la Luna hoy día puede ser costeado únicamente por el Estado pero de momento este objetivo no se plantea»
Mas, si surge esta necesidad, el primer vuelo de la lanzadera espacial rusa «Clipper» está previsto para el año 2012. «Tenemos pensado realizar el primer lanzamiento en 2012 y utilizar el sistema de transporte básico desde 2015. La nave «Clipper» permitirá realizar transporte de ida y vuelta de unas cargas de 500 kg a 1,5 toneladas. Puede dar cabida a 6 personas: dos cosmonautas profesionales y cuatro no profesionales» -, dijo Sevastianov.
En lo que se refiere al vuelo tripulado hacia Marte, a juicio del dirigente de la corporación «Energía», en este caso debe tratarse únicamente de un proyecto internacional. Los propios programas espaciales también imponen una inobjetable lógica del desarrollo de los acontecimientos, a saber: una estrecha cooperación en la solución de problemas globales relativos a la investigación del Universo. Según parece, esta será la variante óptima bajo todos los aspectos.
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