Las reformas en Egipto se han aplazado durante largo tiempo, y no hay que temerles cuando finalmente lleguen. Hace tres cuartos de siglo que los Hermanos Musulmanes reclaman la evolución gradual y pacífica del país. A partir del momento en que la atmósfera psicológica, cultural e intelectual se preste a ello, podremos poner en práctica lo que esperamos para la región: un formidable renacimiento, basado en el Gran Islam, pero que beneficie a todos, tanto cristianos como musulmanes. Haremos que renazca la gran civilización árabe-musulmana, una civilización que busca su protección en la creencia en Dios y en el Juicio Final.
Egipto entra en una nueva época, al basar su legitimidad en el respeto de la cultura popular y la democracia. Egipto podrá ser un motor para toda la región. Las naciones islámicas podrán unirse y ejercer su influencia sobre la globalización, pero comenzamos este proceso tarde y deberíamos haber hecho una reforma de la constitución.
Nuestra participación en estas elecciones provocó ansiedad, pero esos temores no están justificados. Por el contrario, nuestra excelente campaña es una buena noticia. Todavía hay que mejorar las limitaciones que existen en la formación de partidos y de organizaciones políticas Es necesario que los partidos se pongan de acuerdo sobre las reglas de la campaña electoral. Hay que lograr que las instituciones sean más transparentes y democráticas.
Los Hermanos Musulmanes respetaron todos los procedimientos de las elecciones y se comportaron como un verdadero partido político. En lo sucesivo, debemos entrar en una nueva fase y reformar el gobierno.
«Towards the renaissance», por Essam El-Erian, Al Ahram, 1o de diciembre de 2005.
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