Entre el cambio y la frustración parece ser el destino histórico del gran continente iberoamericano. Pasa por etapas de optimismo, de transformación y avances, y también por períodos de oscuridad y represión. Entre ambos hay confusión, inseguridad y horizontes utópicos. Venezuela no escapa a esta regla.
En nuestros días, este país presencia el surgimiento de un singular proceso político denominado «revolución bolivariana». En la perspectiva europea desideologizada resulta difícil comprender la innovadora y compleja vida política latinoamericana. A menudo la retórica empaña esa realidad. Venezuela tiene también una característica importante: la falta de la cultura del diálogo. El caso venezolano no es el único.
Se inserta en un movimiento regional que encabeza dicho país. De hecho, estamos en presencia de un movimiento de movilización de las fuerzas políticas tradicionalmente excluidas del debate público. Tales intentos de abrirse espacios pasaban anteriormente por las guerrillas; hoy se promueve la vía democrática. Ese proceso es a veces calificado de «populista», término peyorativo en la lógica eurocéntrica o monroiana. Sí se trata, en efecto, de un movimiento populista por cuanto está totalmente orientado hacia la expresión de la mayoría social popular. Contrariamente al viejo populismo latinoamericano, este de ahora es democrático. Los nuevos dirigentes apoyan el desarrollo social, quieren sacar a su país de una situación de pobreza endémica, de una frustrante dependencia y asentar una multilateralidad productiva.
Esos factores, el hecho de que Venezuela sea un petro-Estado y la hostilidad de los neoconservadores han situado a este país en el centro del interés mediático. Creo que es posible construir una democracia avanzada en Venezuela, edificar allí un Estado de derecho respetando la igualdad social a partir del modelo vigente allí en estos momentos. Pero para lograrlo, habrá que desarrollar el consenso nacional y aceptar a los adversarios políticos sin considerarlos como enemigos.

Fuente
El País (España)

«Venezuela, ¿hacia una democracia avanzada?», por Raúl Morodo, El País, 6 de enero de 2006.