PPK ha publicado un “Informe Pre-electoral administración 2001-2006”, en el que no sólo se hace un balance del régimen, sino que se diseñan los lineamientos que debería continuar el próximo gobierno. Es un documento interesante que aporta insumos que pueden tener lecturas distintas a la triunfalista que se presenta, alternativas que los diferentes candidatos aun no cumplen con presentar al país.

Diagnóstico

Nos recuerdan que hubo una herencia complicada en el 2001 que se revirtió con una política fiscal contracíclica y una nueva política monetaria, que retomó la confianza de los inversionistas y redujo el riesgo país. Se reconocen factores externos favorables como el aumento de los precios internacionales y el ATPDEA, que se combinaron con el aumento de la inversión nacional y extranjera que viene creciendo desde el tercer trimestre del 2002 en proyectos como Antamina y Camisea, programas de vivienda, crecimiento de la manufactura (por demanda externa). Se resalta que fue un crecimiento sin expansión fiscal, ya que el impulso fiscal ha sido negativo desde el 2001, y que si bien es menor al promedio histórico, es un ciclo de crecimiento de mayor duración respecto a períodos anteriores.

Todos los sectores han mostrado crecimiento, principalmente minería e hidrocarburos, pero también manufactura (textiles y sustancias químicas, por demanda externa, y minería no metálica, papel y muebles, por factores internos).

El producto de tendencia (en ausencia de shocks) es de 4.4%, gracias al incremento de la productividad (acceso a servicios públicos, profundización financiera y mayor competencia en el mercado de trabajo) que se ha desarrollado en buena medida gracias a las reformas de los años 90 (página 15).

Resultados

Los resultados serían una inflación estable y muy baja, tipo de cambio estable, crecimiento de exportaciones en 138% (exportaciones tradicionales primarias 158%), superavit comercial de 2.3% del PBI, transferencias del 2% del PBI. Un déficit fiscal promedio de 1.7% (con aumento de la presión tributaria en 1.3% del PBI). La deuda pública ha pasado del 45.4% del PBI al 38.5%. La tasa de interés interbancaria se redujo sustancialmente, y se tuvo la morosidad más baja de los últimos 22 años.

Receta

Se debe así, mantener la continuidad del modelo (página 58). Según esta lectura, para aumentar la tendencia del crecimiento a largo plazo se debe suscribir el TLC con EEUU, que oriente el comercio y la competitividad en un mundo globalizado, y reducir el déficit fiscal, manteniendo la Ley de Responsabilidad y Transparencia Fiscal y la política monetaria actual (que aumentará el ahorro y la acumulación de capital). El tercer eje es la mejora en la calidad del gasto que debe impulsar la infraestructura pública y servicios de educación y salud básicos. Esto supone concesiones en diversos sectores incluyendo los puertos, y acotar el rol del Estado.

Otra lectura

Reordenando los datos presentados en el mismo documento, se puede tener otra lectura. Primero, que el PBI per capita todavía no llega a ser el de 1975, y que en los 30 años perdidos de crecimiento económico tienen responsabilidad central las políticas del Consenso de Washington, implementadas en los últimos 15 años y mantenidas por este gobierno. Las tasa de ahorro se redujo de 30%, en los años 70, a 20% del PBI en los últimos años; aumentando el ahorro público de 0.7%, a inicios de la década, a 2.4% del PBI en el 2005, configurando un sobreajuste fiscal que ha llevado a niveles insostenibles la inversión publica en detrimento de los servicios sociales, regiones y defensa nacional.

El tipo de cambio ha estado estable, sin embargo el tipo de cambio promedio del 2005 es inferior al del año 2001, de forma tal que la meta inflación de la política monetaria ha sacrificado el tipo de cambio y un crecimiento exportador sostenible después de la actual coyuntura favorable. El efecto precio del crecimiento exportador es 61% del total, y 73% en el caso de las exportaciones tradicionales (cobre, oro, molibdeno).

Si bien la balanza comercial es positiva, la renta de factores es negativa en 3.8% del PBI, lo cual evidencia una sustancial salida de capitales del país, y no una reinversión que sostenga la acumulación en el largo plazo. El aumento de las remesas de los migrantes peruanos, es la contrapartida de un modelo que expulsa fuerza de trabajo y población, por su carácter concentrador y excluyente.

El ahorro primario de los municipios es 0.3% del PBI, triplicándose en los últimos años. Mas que atribuir responsabilidad a los gobiernos locales por falta de proyectos, esto se debe a la eliminación del INP y a la no sustitución de un organismo de planeamiento alternativo, a pesar de existir el proyecto aprobado.

La deuda pública se ha incrementado en US$ 5,760 millones, aun cuando haya un importante efecto cambiario. De US$ 11,660 millones de desembolsos por fuentes diversas de financiamiento, sólo US$ 2,065 millones fueron para proyectos de inversión, y el resto de libre disponibilidad. ¿En qué se gastaron, y cómo se gastaron estos últimos?. Hay un aumento de la deuda interna, y las operaciones de compras de bonos de los últimos años, no han presentado beneficios sustanciales para el país.

Las tasas de interés han disminuido en soles, pero continúa la dolarización de la economía a pesar de los esfuerzos del BCR. Los sueldos y salarios no han tenido un dramático crecimiento, ni los ingresos de los campesinos de la sierra.

En suma, un modelo primario-exportador que ha tenido buenos indicadores macro por la coyuntura internacional favorable, que no tiene suficientes efectos multiplicadores en el empleo y el ingreso, que otorga beneficios extraordinarios a la inversión directa extranjera, que repatria utilidades al exterior masivamente, que ha impulsado un sobreajuste fiscal confinando al Estado al rol no sólo de testigo sino de cómplice de lobbies y grupos económicos que obtienen ganancias extraordinarias que la población no tiene. Un modelo que expulsa población peruana al exterior, que no desarrolla la industria, los servicios, que destruye capital humano y que ha desnacionalizado la economía en favor de capitales del norte y del vecino del sur. Un modelo que no reduce la pobreza ni mejora el empleo ni la redistribución de ingresos.

Este modelo es el que se quiere perpetuar con el TLC con EEUU y con Chile, limitando los márgenes de maniobra del Estado nacional, y que el gobierno pretende consumar antes de su salida. Mientras tanto, los candidatos están preocupados de otras cosas, muchos ni tiene plan de gobierno o repiten los argumentos de este documento (o peor aún, callan en 7 idiomas). Inclusive los que se reclaman del cambio tienen voceros económicos que creen que ya el modelo es otro con Toledo.