La satanización del adversario es un elemento básico en la preparación de la opinión pública con vistas a un conflicto. Presentar al adversario como intrínsecamente malo constituye en sí una legitimación de la guerra que excluye (de hecho) toda posibilidad de coexistencia con el futuro enemigo. Antes de las agresiones contra Irak o Yugoslavia, la prensa belicista presentó a Sadam Husein y Slobodan Milosevic como los nuevos Adolfo Hitler o José Stalin. Al estar Irán en la mirilla, ahora es el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad el que sirve de blanco a una intensa campaña de estigmatización.

El diario sionista de izquierda estadounidense The New Republic participa en esa campaña satanizando a Mahmud Ahmadineyad, en el sentido más literal de la palabra, en la primera plana de su edición del 24 de abril. En ella se ve al presidente iraní con colmillos, una mirada viciosa y orejas puntiagudas bajo el titular «Los demonios de Ahmadineyad» («Ahmadinejad’s Demons»). Esta primera plana ilustra un artículo del periodista Matthias Kuntzel que describe a los Basiji, movimiento nacionalista y religioso iraní surgido durante la guerra Irak-Irán, como partidarios del nuevo presidente. Aunque el artículo de Kuntzel presenta a Mahmud Ahmadineyad desde un punto de vista muy negativo, no hay en él nada que justifique la iconografía que lo ilustra ni su título provocador, que parece más bien el resultado de una decisión editorial de la redacción que el reflejo evidente del contenido del trabajo del periodista.

Satanizar al adversario. En 1990, The New Republic también se encargó de hacer que Sadam Husein se pareciera a Hitler, retocándole el bigote.

Es necesario precisar que esta primera plana no es un fenómeno aislado. El 8 de abril, el ex primer ministro israelí declaró en entrevista a Radio Israel que Ahmadineyad «representaba al Diablo, no a Dios». Además, gracias a la falsificación de las palabras del presidente iraní, los fundamentalistas cristianos sionistas, quienes veían en la constitución de Israel una señal del próximo regreso de Cristo, afirman que Mahmud Ahmadineyad quiere destruir Jerusalén para impedir ese regreso y presentan la guerra contra Irán como un deber de todos los cristianos.