Cuando se lee entre líneas el discurso de Vladimir Poutin sobre el estado de la nación rusa, es difícil no llegar a la conclusión de que Rusia no es un Estado en decadencia.
Si usted hace una búsqueda sobre «mujeres rusas» en Google encontrará un gran número de mujeres vendiéndose a sí mismas en el extranjero, sin contar las que son vendidas en contra de su voluntad. Buscar por «huérfanos rusos» brinda resultados también significativos y búsquedas por «bebés rusos» dan acceso a informaciones sobre los problemas de salud de los pequeños. Rusia tiene hoy una de las tasas más elevadas de mortalidad infantil del mundo. La población masculina está afectada por el alcoholismo y la toxicomanía. El SIDA se desarrolla con rapidez. La población rusa disminuye a razón de 700 000 habitantes por año. Las mujeres quieren partir, los bebés son vendidos, los hombres beben y se drogan o fuman hasta morir, y muchos rusos huyen de su país para vivir de pequeños trabajos en el extranjero. Sin embargo, todo lo que Putin dice querer es que las mujeres rusas tengan más niños para que integren el ejército ruso.
Putin declara que desea una inmigración fuerte de personas bien educadas, pero, ¿por qué vendrían los extranjeros bien educados a enfrentar la amenaza de los cabeza rapadas rusos cuando los propios rusos huyen de su país? En realidad lo que Rusia teme es que la disminución de su población en la frontera con China la exponga al apetito de este país.
Si con todo esto no es un Estado en decadencia…
«Evidence portrays Russia as failed state», por David Wall, Japan Times, 25 de mayo de 2006.
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