La manera en que la prensa internacional abordó los incidentes que ocurrieron en Francia en noviembre de 2005 o el arresto de 17 supuestos terroristas islamistas en Canadá permite observar un fenómeno mediático: la explotación de sucesos ocurridos en el extranjero en aras de justificar la teoría del «Choque de Civilizaciones» ante su propia población. El diario de referencia de la izquierda israelí, Ha’aretz, proporciona una nueva ilustración de ese principio en un artículo publicado en su edición del 15 de junio de 2006 («’Either them or us’»).
En ese artículo, que asocia sucesos que no tienen nada que ver entre sí para ofrecer la imagen de una sociedad francesa amenazada por el «peligro musulmán», Daniel Ben Simon relaciona el asesinato de Ilam Halimi con los incidentes que tuvieron lugar en Montfermeil. El periodista no vacila en comparar la rotura de vidrieras de establecimientos pertenecientes a judíos por extremistas negros de la tribu Ka con la política de deportación masiva que el régimen de Vichy puso en práctica en la Francia ocupada por los nazis. Más tarde presenta los motines que tuvieron lugar en Seine-Saint Denis como hechos de violencia étnico-religiosa. Para ello cita abundantemente a Xavier Lemoine, alcalde UMP de Montfermeil, quien, al igual que Alain Finkielkraut y también en Ha’aretz, va mucho más lejos en el racismo en sus declaraciones al diario israelí que en la prensa francesa.
De esta forma, y retomando una retórica bushiana, Lemoine asegura que «Se trata de ellos o nosotros. Si ganan ellos, nos matan. Soy un católico francés, orgulloso de serlo, y no pienso vivir como un «dhimmi» (un no musulmán que vive bajo protección en un país musulmán) en mi propio país. Nosotros somos diferentes a ellos[…]Estamos en medio de una guerra islámica que se desarrolla en todas partes del mundo –en Irak, Pakistán y Afganistán.». El alcalde de Montfermeil agrega que Bin Laden es el héroe de una importante minoría de musulmanes franceses y que los judíos son aliados en el marco de esa guerra entre los musulmanes y la «cultura occidental». El periodista elogia la valentía del alcalde (que opone la «debilidad» de Jacques Chirac).
Sin embargo, el periodista Ben Simon pasa por alto una información que no conviene a su análisis cuando omite un detalle importante: Lemoine es el sucesor político y ex jefe de equipo del diputado ultra reaccionario Pierre Bernard, quien fue un admirador del colaborador de los nazis y asesino de judíos Paul Touvier.
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