El fin de semana del 11 y 12 de noviembre de 2006 y el principio de la semana siguiente se caracterizaron por una fuerte movilización sionista contra Irán. Una reunión del Congreso Judío Mundial tuvo lugar en París mientras que en Los Angeles se desarrollaba la Asamblea General de las Comunidades Judías Unidas (United Jewish Communities’ General Assembly) (En la foto, Ehud Olmert ante la Asamblea General de la United Jewish Communities). Ambas reuniones movilizaron a numerosos responsables políticos y dieron la oportunidad de remachar las tradicionales afirmaciones tendientes a presentar a Irán como una nueva Alemania nazi.
En Los Angeles, el ex primer ministro israelí Benjamin Netanyahu declaró ante 5 000 delegados reunidos en el Los Angeles Convention Center que «Estamos en 1938 e Irán es Alemania», y pidió que la comunidad internacional se prepare para impedir por todos los medios que Irán se dote del arma nuclear.
En París, durante los debates del Congreso Judío Mundial (CJM), el presidente del Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia (CRIF), Roger Cukierman, declaró refiriéndose a Irán: «El Estado de Israel se ve amenazado, pero también los países del Golfo que no aplican la charia y, en definitiva, la propia Europa, si no actuamos». Por su parte, el presidente del CJM, Edgar Bronfman, afirmaba: Se trata del más grave peligro que hayamos enfrentado desde el Holocausto. ».
Este discurso dramatizador se basa en diferentes clichés muy corrientes en la prensa dominante que, por supuesto, se cuida mucho de cuestionarlos. Digan lo que digan las organizaciones sionistas, lo cierto es que no existe prueba alguna de que Irán esté tratando de fabricar armas nucleares. Incluso existe en ese sentido una prohibición política y religiosa planteada por el ayatola Khomeiny que prohíbe a Teherán fabricar, poseer y utilizar la bomba atómica. Por otro lado, las declaraciones mencionadas plantean la supuesta voluntad de Irán de destruir militarmente a Israel como algo real cuando los dirigentes iraníes no han hecho hasta ahora más que expresar su voluntad de poner fin al régimen sionista. Finalmente, estas organizaciones se dicen representantes de todos los judíos y se valen del uso del pronombre personal «nosotros» para asociar a todos los judíos en su conjunto a la política israelí y a los crímenes de esta última. Pero es necesario recordar que, a pesar de sus nombres, las organizaciones que participaron en las reuniones del 11 y el 12 de noviembre de 2006 no representan a toda la comunidad judía sino solamente a los judíos sionistas.
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