El mayor asesino en serie de niños del mundo es colombiano y se llama Luis Alfredo Garavito. Ante la indignante posibilidad de que éste pueda salir libre en 4 años, luego de pagar menos de la mitad de su condena, Actualidad Colombiana quiso indagar la opinión de los expertos.
A pesar de que hipotéticamente en Colombia un hombre puede pasar el resto de su vida en la cárcel por la suma de sus condenas, es bien sabido que la justicia colombiana es muy flexible y hace considerables reducciones a las condenas de los asesinos, violadores y demás criminales. Por lo que su reclusión se limita a pocos años en comparación con su condena original.
La figura de la cadena perpetua existe en EEUU así como en varios países europeos como Francia, Italia, Alemania, Holanda y Bélgica entre otros. Aunque se acepte la reducción de pena por buen comportamiento o similares factores, la justicia se encarga de asegurar al sindicado en una celda de por vida al implantar tres cadenas perpetuas, por ejemplo.
En días recientes se emitió a través de un canal privado de televisión colombiano un reportaje sobre Luis Alfredo Garavito. Su testimonio y sus respuestas en la entrevista despertaron horror en la opinión pública debido a la frialdad con que narró sus crímenes.
Como respuesta a esta ola de indignación, los congresistas electos David Luna y Simón Gaviria propusieron implantar la cadena perpetua para los casos de abuso sexual, muerte o secuestro a menores de 14 años, debido a los alarmantes índices de maltrato y abuso infantil[1] y a la laxitud con la que ha operado la justicia colombiana en muchos de estos casos.
¿Quién es Luis Alfredo Garavito?
El asesino y violador en serie de niños más grande de la historia se encuentra en nuestro país. Luis Alfredo Garavito, quien está actualmente tras las rejas, confesó ante la fiscalía ser el responsable en la muerte de 140 niños, aunque se le investiga por el homicidio de 172.
Su caso es el más aterrador en el campo de asesinos en serie en Colombia; actuó entre 1992 y 1998, dejando víctimas entre los 9 y 16 años a lo largo de 11 departamentos del país.
Los primeros estudios de ADN realizados por el entonces recién inaugurado Laboratorio de Genética Forense de la Fiscalía, se implementaron en este caso, buscando identificar los restos hallados de las supuestas víctimas de Garavito, también conocido como “Tribilín”, “Alfredo Salazar” y “El Cura”.
Sin embargo, se estima que este hombre podría salir libre en cuatro años, debido a su buen comportamiento, confesión y otros atenuantes.
¿Qué dicen los expertos?
Miguel Mendoza Luna, profesor del curso Asesinos en serie en la Universidad Javeriana y experto en semiótica del crimen, habló con Actualidad Colombiana:
“El psicópata es tal vez una de las peores y más peligrosas anomalías humanas: un ser incapaz de ponerse en el lugar de otros (carece de empatía), carente de remordimientos, preso de su narcisismo, cuyo placer deviene de la manipulación predatoria y perversa sobre los demás…”
A lo que añadió:
“Expertos investigadores se atreven a afirmar que hay dos cosas ciertas en el mundo: que mañana saldrá el sol y que un psicópata reincidirá…”
“La peligrosidad del psicópata radica inicialmente en la habilidad para ocultar su verdadera personalidad (la que desprecia y ve a los otros como simples objetos) detrás de lo que Cleckley llamó “la máscara de la sanidad”. Encantadores, seductores, comprensivos, altruistas, colaboradores, son algunos de los rostros que el psicópata puede exhibir para conducir a los que le rodean por una trampa de manipulación de la que sacará provecho…”
“Ya sea un desorden o una expresión de la personalidad, expertos como Robert Hare (profesor de Psicología Forense; Psicofisiología y Cerebro, y Comportamiento en la Universidad de British Columbia, de Vancouver Canadá), afirman no haber encontrado una terapia eficiente que reduzca los comportamientos de manipulación, predación y violencia propios de los psicópatas…”
“Revisando los criterios clásicos de definición de psicopatía (PCL-R) de Robert Hare o los expuestos por Hervey Cleckley (encanto externo y notable inteligencia, egocentrismo, falta de sentimientos de culpa y de vergüenza, indigno de confianza, mentiras e insinceridad, etc.), resulta claro que Luis Alfredo Garavito presenta superficialmente todos los factores que lo definen como tal.”
¿Podría haberse rehabilitado Garavito?
En la entrevista transmitida recientemente por televisión, los colombianos vieron a un hombre que a pesar de hablar de sus crímenes abiertamente, se mostraba como una persona rehabilitada y dispuesta incluso a llegar al Congreso para impulsar leyes que protejan los derechos de los niños.
Según Miguel Mendoza, diversas investigaciones psiquiátricas y psicológicas confirman que no existe certeza de que un psicópata como Luís Alfredo Garavito pueda rehabilitarse:
“Su verdadera personalidad (la de L.A.G), —que no se ha mostrado ni ante las cámaras ni ante ávidos y ambiciosos reporteros que solo fueron otras víctimas más de su oscura manipulación—, sólo la podemos imaginar por los testimonios forenses y por algunos relatos de jóvenes que escaparon de su ritual de muerte. Estos “testimonios”, claramente nos revelan un psicópata sexual, que en la actualidad sublima su ansia perversa de poder y dominación manipulando la opinión pública, exhibiendo nuevos crímenes para convertirse auto-heroicamente en el más grande asesino serial de todos los tiempos…”
Y añadió…
“En el caso Garavito se necesitó que la cifra pasara el escandaloso número de 150 víctimas para dar paso a una investigación, y también, hay que reconocerlo, para que los medios generaran atención masiva; y sólo este penoso número nos llama ahora a una inmediata reforma del sistema de penas y rebajas. Colombia presenta una larga tradición de psicópatas sexuales predadores de niños; una única víctima debería ser suficiente para que se ponga en marcha toda la maquinaria social posible para impedir que un sujeto de estos de el paso siguiente.”
El debate de si debe o no ser implementada en el país la cadena perpetua a los asesinos en serie y violadores de niños se mantiene abierto ante la opinión pública. Sin embargo, es necesario actuar de inmediato y no esperar a que se vuelva a prender la discreta y fugaz alarma de los medios de comunicación sobre tales atrocidades para reaccionar. Lo que sí queda claro es la fragilidad del sistema jurídico a la hora de condenar y hacer cumplir las penas de quienes son encontrados culpables, a tal punto que asesinos como éste tengan la posibilidad de salir de la cárcel en un tiempo relativamente corto y quién sabe, continuar con su cadena de crímenes.
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