En una de sus más recientes ediciones, el diario francés Libération cubre del conflicto israelo-palestino copiando fielmente el modelo de las cadenas televisivas de información continua, proponiendo al espectador la ultrasubjetividad cinematográfica como explicación de los últimos sucesos. Como guión inicial propone el secuestro del soldado Gilad Shalit y como punto de vista el espectacular despliegue de fuerzas diplomáticas y militares israelíes para salvarlo. Al igual que en la CNN, se impone la elipsis narrativa que permite evitar cuidadosamente toda explicación de fondo sobre el contexto para privilegiar exclusivamente el simple aspecto emocional del hecho inmediato. Se impone la anécdota como modo de interpretación de la Historia.
Diferentes capítulos o actos marcan el ritmo de esa puesta en escena: «Israel rechaza el ultimátum de los secuestradores del soldado Shalit», 3 de julio de 2006; «Estancamiento de las negociaciones por la liberación del soldado Shalit», 4 de julio, y «En Gaza, muy poco espacio para las negociaciones», 5 de julio. Tres artículos cuya línea general es la determinación israelí, heroica e indudable, dispuesta a enfrentar las amenazas de los secuestradores.
Al poner el secuestro del soldado Shalit como verdadero móvil de la intervención israelí en Gaza, Libération impone a sus lectores la puesta en escena elaborada por los servicios de propaganda del ejército israelí. Se esconde así la reunificación palestina alrededor del «Documento de los prisioneros» y se convierte en simple escenografía el secuestro por Israel de ministros y diputados palestinos así como la destrucción de la infraestructura palestina y la reocupación de la franja de Gaza.
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