"La formación de docentes para todos los niveles del sistema educativo ha sido siempre una responsabilidad tanto del Estado como de las comunidades académicas y una exigencia vital en cada época para asegurar la calidad de la educación."
Sin buenos maestros no hay buenas escuelas y sin buenas escuelas no hay buena educación, solía decir el maestro de maestros Don Agustín Nieto Caballero.
Formar a sus sucesores es lo que garantiza la continuidad de una profesión o de una comunidad académica y son los miembros antiguos de ellas los que legitiman o transforman determinado tipo de prácticas. ¿Qué sería de los sacerdotes sin los seminarios o de los militares sin los cuarteles? ¿Qué sería de la educación sin las Escuelas Normales o las Facultades de Educación?
La formación de los docentes es una práctica social y como tal está determinada por los paradigmas de cada época. Vale la pena decir que por paradigma entendemos "las realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y métodos de solución a una comunidad científica"(Khun. 1992). Los paradigmas son los saberes aceptados que se transmiten de una manera natural a la manera como se habla un lenguaje especializado: conceptos, métodos, técnicas, estrategias, creencias y supuestos que justifican la práctica de la enseñanza.
Podemos rastrear la historia de la educación desde los paradigmas que la han legitimado y lo mismo puede hacerse con la formación de los docentes. Si esto es así, podemos afirmar que a principios del siglo XXI estamos asistiendo a un cambio de paradigmas que exige una transformación radical en la manera como hemos entendido la enseñanza y el aprendizaje, la formación y la instrucción, los fines, los contenidos y los métodos.
Asistimos hoy a grandes fenómenos sociales que tienen efectos fundamentales en la educación, ellos son: la globalización, la sociedad del conocimiento, las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información. Sobre estos procesos nos concentraremos en el presente artículo.
La globalización como fenómeno económico de libre mercado a nivel mundial, solamente regulado por la oferta y la demanda pero con repercusiones políticas, culturales, ideológicas y sociales, interpela a la educación que la ubica en una comunidad mundial con el riesgo de convertirla en una mercancía."La globalización con sus enormes beneficios afecta en forma incierta la identidad cultural de los países que por su nivel de desarrollo están en condiciones menos favorecidas en el escenario globalizador. En tales circunstancias, el sistema educativo tendría un doble papel a jugar: internacionalizarse para moverse en ese nuevo entorno con pertinencia y servir de mediación en el diálogo intercultural, manteniendo un interés central en la identidad nacional."(Orozco et al.2001)
La sociedad del conocimiento es, hoy por hoy, el componente central de la riqueza de los países así como en otro tiempo lo fué la tierra o el capital. Por sociedad del conocimiento entendemos la interacción de redes virtuales de información a partir de centros o nodos de producción de conocimientos disponibles para todos en cualquier lugar del planeta. La información disponible hoy en Internet plantea serios retos a una educación basada en la simple transmisión de datos y obliga a replantear la labor del profesor como dictador de clase cuyas verdades absolutas pierden su carácter exclusivo frente a la capacidad de los alumnos de estar más y mejores informados que el mismo docente. Esta sociedad del conocimiento plantea serios interrogantes frente a la equidad en el acceso a la información y puede ser un factor de aumento de la desigualdad entre quienes tienen y no tienen recursos para obtenerla.
El uso de nuevas tecnologías de la comunicación y la información, que son los medios en los que circula la sociedad del conocimiento, contribuye a reemplazar "la cultura del libro por la de la imagen" (Orozco et al. 2001) y hace más rápida, actual, oportuna y diversa la información sobre cualquier tema; lo cual obliga a modificar los esquemas tradicionales de aprendizaje asignando un nuevo rol al profesor, quien direcciona el proceso de construcción de conocimiento en los estudiantes y renuncia a imponer, dogmáticamente, su reducida información. Obliga a facilitar procesos de selección, comprensión, análisis, interpretación, creación y crítica frente al ingente material disponible y se convierte en un investigador abierto que trabaja junto con los estudiantes en proyectos o temas.
Por nuevas tecnologías hacemos referencia al conjunto de procesos y productos derivados de las nuevas herramientas relacionadas con el almacenamiento, procesamiento, transmisión y percepción de la información (CD-inteligencia artificial, hipertexto- hipermedio -multimedia-video interactivo-fibra óptica-satélite-Internet-realidad virtual, etc...). "Atender a estas posibilidades en el terreno de la educación puede significar: disponer de procedimientos para adaptarse al ritmo de aprendizaje del estudiante; tener mayor flexibilidad y poder innovar en cualquier momento del proceso educativo; disponer de un acceso a fuentes de información (red); poder ampliar la oferta educativa; mejorar e incentivar la formación permanente y corporativa y sobre todo ampliar y cualificar la denominada modalidad de educación a distancia."(ICFES.2000) Estos acontecimientos exigen un redireccionamiento de la formación de los docentes y se plantean desde nuevas formas de ver el mundo y de actuar en el, hay una nueva visión con efectos fundamentales en la pedagogía y en la didáctica.
Pero no es solamente una cuestión de mercados, más información disponible y complejos aparatos para transmitirla, lo que nos lleva a postular un cambio paradigmático en la formación de los docentes sino también los importantes desarrollos que se vienen dando en el campo intelectual de la epistemología, la psicología, la pedagogía y la ética.
Las anteriores revoluciones transforman la concepción de la pedagogía como simple metódica para la transmisión de contenidos, que privilegia el poder autoritario del docente que lo sabe todo y lo dice todo y que anticipa al estudiante una condición pasiva de receptor de contenidos de aprendizaje que debe copiar mecánicamente y reproducir de memoria "lo dicho" en clases magistrales; a una diversidad de alternativas que conciben la pedagogía como un "campo intelectual" cruzado por conceptos y métodos tensionados por la lucha entre agentes, agencias y discursos, todos ellos referidos al control simbólico, con profundas consecuencias en la práctica social de la educación.
En suma, la pedagogía ha superado la condición de segundo orden que le asignó el auge de las ciencias de la educación y ha construido ya un objeto propio y un estatuto epistemológico respetable, que le da un lugar preponderante a la formación de los ciudadanos que necesita esta sociedad cambiante. Rastrear este “mapa” de transformaciones propuesto nos ayudara a seguir reflexionando sobre las prácticas, formas y métodos educativos que necesitan los seres humanos de hoy en miras de construir sociedades más incluyentes, justas y democráticas.
Citas:
– T.S.KHUN. La Estructura de las Revoluciones Científicas. Méjico, Fondo de Cultura Económica-1992. -OROZCO L.E. Bases para una política de estado en materia de educación superior. Bogotá. Icfes-Men-2001.pag 24.
– CASTELLS M. La era de la información. Méjico-siglo XXI-1999.
– ICFES. La educación superior a distancia en Colombia. Bogotá. 2000.
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