Pese a su interés en impedir el colapso de países aliados en zonas estratégicas del Sur, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, propuso recortar la ayuda internacional al desarrollo y a la recuperación de desastres naturales, y aumentar el presupuesto militar casi siete por ciento.
En su propuesta presupuestal para 2007 enviada al Congreso legislativo, el Departamento de Defensa prevé incrementar sus gastos el año próximo unos 440.000 millones de dólares, sin incluir otros 120.000 millones que espera pedir como asignación extra para financiar las operaciones militares en Afganistán e Iraq en septiembre, cuando finaliza al año fiscal 2006.
En cambio, la ayuda internacional estadounidense en 2007 permanecerá en torno a los 24.000 millones de dólares, al igual que este año, equivalente a lo que Washington gasta en menos de cinco meses en Iraq.
Además, Bush pidió un recorte de casi 20 por ciento en la asistencia al desarrollo, que pasaría de unos 1.500 millones de dólares a 1.260 millones, y deducciones similares en la ayuda a países víctimas de desastres naturales o con programas especiales de salud e infancia.
"La administración ha dicho que hay tres componentes de la seguridad nacional: la diplomacia, la defensa y el desarrollo", señaló Mohammad Akhter, presidente de InterAction, una coalición de alrededor de 160 organizaciones no gubernamentales estadounidenses activas en el Sur.
"Nosotros vemos que la diplomacia y la defensa son bien atendidas, pero el desarrollo es la herramienta más ignorada del botiquín. Sin embargo, es en ella donde descansa nuestra seguridad a largo plazo", añadió.
No obstante, Bush pidió aumentos en los dos programas de asistencia que llevan su propia firma: la Cuenta del Desafío del Milenio (MCA, por sus siglas en inglés), creada para recompensar a los "buenos desempeños" de los países pobres, y el Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del Sida, dirigido en su mayor parte a 14 países de África y el Caribe, además de Vietnam.
Para este último programa, Bush pidió un total de 4.000 millones de dólares, incluyendo sólo 300 millones para el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, y para el MCA solicitó 3.000 millones de dólares, un incremento de 1.250 millones respecto del actual presupuesto.
Aunque el Congreso por lo general siempre aprobó las propuestas de Bush en torno a programas contra el sida, nunca dudó en recortar drásticamente los pedidos para la MCA, en especial debido a que el gobierno ha sido muy lento para seleccionar los países beneficiarios.
"El antecedente histórico sugiere que la Corporación para el Desarrollo del Milenio (que administra la MCA) podría no obtener la financiación solicitada", sostuvo el investigador Stewart Patrick, del Centre for Global Development (Centro para el Desarrollo Global).
También consideró probable que los congresistas aprueben un aumento de la ayuda internacional a programas para la infancia, como hicieron en el pasado.
El presupueso total propuesto por Bush para 2007 asciende a 2,7 billones de dólares, 2,3 por ciento más que el actual año fiscal.
A pesar del incremento, el déficit fiscal, de ser aprobado el paquete por el Congreso, pasaría de los 423.000 millones de dólares del actual año fiscal a 354.000 millones de dólares en 2007, según calculó la administración Bush, cuyas previsiones de déficit siempre se caracterizaron por ser demasiado optimistas.
Para cubrir el aumento de los fondos para el Pentágono, Bush propone limitar o reducir el gasto en programas sociales y educativos nacionales, una medida que podría causar una gran polémica en un año electoral. El mandatario llamó a recortar gastos en el programa de seguros de salud Medicare para personas ancianas o discapacitadas.
Bush combinó la presentación de su paquete presupuestal con un nuevo y polémico pedido de recortes permanentes de impuestos a grandes corporaciones y sectores de altos recursos.
En una columna publicada por The Washington Post, el ex consejero económico del mandatario, Douglas Holtz-Eakin, advirtió que los aumentos impositivos son inevitables a menos que se redujera el presupuesto.
Sin embargo, no parece estar en los planes de Washington reducir sus gastos militares. El Departamento de Defensa presentó un informe en el que, si bien rechaza la idea de aumentar el despliegue de soldados e infantes de marina (marines) en el mundo, propone un incremento de sus fuerzas para operaciones especiales, cuyo entrenamiento y equipos son especialmente caros.
Además, como parte de su "guerra contra el terrorismo", que el Pentágono rebautizó como "guerra larga", subraya la necesidad de adquirir nuevas armas que puedan intimidar a potenciales rivales, como China o Rusia.
"El presupuesto de 2007 refleja nuestro compromiso en defender nuestra nación, librar una larga guerra contra el terrorismo y prepararnos para futuros adversarios", dijo por su parte, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.
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