La política de Washington hacia Cuba debe tener pretensiones asépticas, dirigidas a evitar contaminar con la realidad de la Isla a sus científicos, artistas, escritores, periodistas y otros sectores de la población estadounidense.
La política de Washington hacia Cuba debe tener pretensiones asépticas, dirigidas a evitar contaminar con la realidad de la Isla a sus científicos, artistas, escritores, periodistas y otros sectores de la población estadounidense.
No otra puede ser la conclusión cuando se observa el elevado número de prohibiciones establecidas por la Casa Blanca para impedir, o limitar al máximo, el libre intercambio de ideas con los medios isleños de la ciencia, las artes y el pueblo en general.
Si Estados Unidos en teoría es la sociedad ideal, desarrollada, fuerte y punto de referencia universal en todos los aspectos esenciales de la existencia humana como pretenden sus ideólogos, ¿cuáles son entonces los motivos para tales temores?
Evidentemente la sociedad cubana de hoy, a pesar de limitaciones y problemas no resueltos, ofrece no obstante un panorama muy diferente del ofrecido en las declaraciones de los funcionarios oficiales norteamericanos, la camarilla mafiosa cubano-americana radicada en ese país y buena parte de sus medios de prensa.
Los avances operados en la nación caribeña en materias como educación, salud, asistencia y seguridad social y en la organización general de la sociedad, sitúan al país en posición privilegiada en relación con la inmensa mayoría de los territorios latinoamericanas e incluso por encima de amplios sectores de la sociedad norteamericana.
Ese contraste es tan evidente que hasta el más incauto visitante apreciará las diferencias y podrá comprobar las mentiras sobre el tema. En Cuba no verá niños de la calle, ni pordioseros hambrientos abandonados a su suerte, tampoco protestas callejeras por demandas de beneficios laborales o sociales y mucho menos encontrará torturados y
desaparecidos.
Apreciará sí, una sociedad sin lujos, pero sin diferencias contrastantes, donde todos los ciudadanos tienen igualdad de posibilidades, garantizadas sus necesidades básicas y viven con un alto grado de seguridad.
El cubano promedio resulta hospitalario, extrovertido, alegre, optimista y posee un elevado nivel cultural e información de la situación del país y del mundo, y es capaz de evaluar con claridad los más importantes acontecimientos políticos, culturales y deportivos.
Con tales virtudes deviene un magnífico interlocutor. La Antilla Mayor, con más de 750 mil graduados universitarios y más de tres millones de estudiantes en todos los niveles en el recién iniciado curso escolar, constituye punto de referencia en el terreno de las ciencias técnicas y humanísticas, la cultura general y artística y en materia de evolución
social y humana, cualidades que la convierten en lugar de excelencia para el intercambio entre los pueblos.
Su sistema democrático, quizás uno de los aspectos mas satanizados por la propaganda anticubana, deviene un modelo de participación ciudadana en todos los ámbitos de la sociedad, garantizados mediante un sistema de organizaciones sociales y de masas (ONG), articuladas convenientemente con las instituciones estatales en función del
ciudadano.
El cubano es así objeto y sujeto, promotor y protagonista, gestor y beneficiario de este complejo sistema, que por demás se encuentra en permanente proceso de perfeccionamiento.
Todas estas razones hacen de la Cuba actual un modelo de sociedad civil, que difiere radicalmente del que Estados Unidos pretende como único y universal. Bush y su equipo neofascista, mucho más acentuado que las administraciones anteriores, escamotean esta realidad a los norteamericanos, a quienes embaucan cada día con la idea de una Isla diabólica y terrorista, que a solo 90 millas de sus costas representa
una potencial amenaza para su seguridad nacional.
Si esa fuera la verdad, la lógica elemental indica que lo más inteligente sería dejar a los estadounidenses comprobarla por sus propios ojos, sin intermediarios mentirosos y peor intencionados.
Agencia Cubana de Noticias
La Agencia Cubana de Noticias (ACN) es una división de la Agencia de Información Nacional (AIN) de Cuba fundada el 21 de mayo de 1974.
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter