El tema del socialismo, que hace 16 años fue declarado mil veces muerto hasta el fin de la historia, ha vuelto con fuerza al escenario político y como alternativa de los pueblos de América Latina. Opción abordó este tema con el dirigente revolucionario Edgar Isch*
¿Por qué el socialismo es una alternativa real para los pueblos del Ecuador y del mundo?
La usura del capitalismo que pretende la apropiación de toda la riqueza en pocas manos significa, en realidad, expropiar a la mayoría y dejarle privada de lo básico para su subsistencia. Por eso podríamos decir que socialismo en parte significa devolverle a la gente lo que le pertenece, devolver a todos lo que es de todos; es decir, la naturaleza, el agua, los recursos naturales, debe beneficiar a todos y no a unos cuantos. Por otro lado, significa que aquello que ha sido expropiado por la explotación a los trabajadores, aquella riqueza creada por los trabajadores pero que llega a poquísimas manos tiene que ser devuelta a los creadores de la riqueza.
Lo injusto e injustificable del capitalismo puede verse en ejemplos de personas como el magnate Bill Gates, que tiene la riqueza equivalente a los 36 países más pobres del mundo. Nadie puede decir que tiene una justificación económica y menos aún ética el hecho de que una persona pueda tener tal riqueza mientras existen 36 pueblos que mueren de hambre y no tienen lo básico a pesar del trabajo que desarrollan.
En el plano nacional podemos decir algo parecido: ¿Cómo es que Álvaro Noboa tiene 2 000 millones de dólares, según él mismo lo ha señalado? La explicación no es sino, porque ha robado al no pagar los impuestos; porque ha robado a través de pésimos salarios, ha robado a través de contratar a niños para que trabajen en sus bananeras en las peores condiciones de empleo. Ese dinero, esa riqueza que ha sido robada por todas esas vías, tiene que ser devuelta a la mayoría.
De tal manera que la forma de salir de esta ilógica situación de explotación, de expropiación de lo que pertenece a todos para que solo pocos lo puedan aprovechar, es el socialismo. Esto no se puede hacer con medidas de tipo parche, pretendiendo darle un rostro humano al capitalismo; porque a la muerte no se le puede dar un rostro humano y aunque se le ponga una careta de esa naturaleza sigue siendo la muerte, si nosotros queremos una vida nueva, plena, con libertad, si queremos que los pueblos puedan disponer de los recursos para construir su propia vida, su propio destino, el socialismo es indispensable.
Pero además de ser necesario, el socialismo es posible, y eso tiene que entenderse con claridad. Hay experiencias históricas que nos dicen que es posible el socialismo, nos dicen de la grandeza y el desarrollo de las condiciones de vida que alcanzaron esos pueblos. Pero lo más importante es que hay también ahora creadas todas las condiciones para la construcción del socialismo, porque toda la producción es de carácter social. Nadie puede decir, por ejemplo, que de manera individual yo construí este automóvil; todos sabemos que las piezas vienen de otras fábricas, que la materia prima de esas fábricas viene de otros lugares, que en todo eso hay invertido el trabajo de miles de personas, de seres humanos que al final de cuentas de alguna manera aportaron a construir ese objeto.
Lo mismo podemos decir del conjunto de la producción en cualquier orden de la vida. Por tanto, si la producción esta socializada, si la riqueza que tiene el mundo y el país es el resultado de una acción colectiva, lo correspondiente es que también la distribución de esa riqueza sea de ese mismo carácter y se socialice, es decir, se entregue a todos de acuerdo a su trabajo, de acuerdo a sus necesidades, de acuerdo a las concepciones plenas de justicia y solidaridad humana y no simplemente en condiciones de ambición individual y competencia capitalistas.
¿Cuál es la diferencia entre esta concepción y otras que promulgan el socialismo?
La diferencia básica es que para construir el socialismo los revolucionarios sabemos que hay que hacer una acción dirigida a la eliminación de las clases sociales, para que algún día los seres humanos en realidad seamos todos iguales en condiciones, que lo que nos diferencie sea nuestras características personales, individuales como una fortaleza, como un aporte al colectivo.
Hay otras propuestas que señalan al socialismo simplemente en términos de dar salud y educación gratuita.
Dentro del capitalismo dar salud y educación también es posible, lo hicieron los países nórdicos, en Europa. Pero a pesar de que hacían eso, los trabajadores de esos países seguían siendo explotados por los capitalistas que, a su vez, sobreexplotaban a los trabajadores de los países dependientes. Es decir, la explotación, la injusticia siguen presentes a pesar de que algunos logren condiciones más adecuadas.
Una cosa es tener condiciones de igualdad social, que se logra eliminando las clases sociales y otra es tener simplemente algunas conquistas que son débiles y temporales, porque son aplastadas por los capitalistas cuando les conviene, como ha sucedido en la Europa nórdica, donde la educación y la salud ya no son gratuitas.
La única forma de que las conquistas sociales y populares sean permanentes, tengan una vida larga y se vayan fortaleciendo, es que la sociedad en su conjunto y sobre todo los sectores de los trabajadores y de los pueblos tengan la conducción del Estado y logren efectivamente eliminar las clases sociales, eso significa acabar con la gran propiedad sobre los medios de producción, eso significa estatización, nacionalización de los recursos naturales, significa no pago de la deuda externa, significa medidas concretas, que en el Ecuador sostiene la propuesta programática de Unidad Popular MPD 15.
27 años de militancia ¿qué enseñanzas van dejando?
Son múltiples cosas. Quien milita en una organización revolucionaria, al volverse parte de ella también se va convirtiendo en una creación de esa organización. Uno aporta a esa organización pero la organización también le forma, le transforma, creo que ahí lo fundamental es ir logrando, cada vez más, explicarse lo que sucede en la realidad y tener la capacidad para definir, entonces, por dónde tienen que dar los siguientes pasos los pueblos, las organizaciones populares para transformar esa realidad. Ese hecho de convertirse, en la práctica, en un dirigente político revolucionario, entregado a una causa y unos principios y no a los intereses individuales solo es posible en el marco de una militancia real, concreta, permanente y creo que ahí hay un enriquecimiento humano que no pude encontrárselo en ninguna otra instancia de la vida o de la actividad humana.
Uno no hace las cosas en términos individuales, sino que lo hace en representación de mucha gente a la cual estima, aprecia y en representación de un pueblo que en definitiva uno ama, por ello, al asumir las responsabilidades se hace el mejor esfuerzo para hacer las cosas bien, para responder a los intereses de ese pueblo, para confrontar en los planos que sea necesario a la burguesía y al imperialismo, a esas mafias que nos han gobernado y que han hecho las cosas a su favor para que el sistema capitalista permanezca alimentando los intereses de esa minoría.
Por otro lado, es una alegría enorme encontrar, cada día, que en ese camino hay una gran cantidad de compañeros que hacen los mismos esfuerzos en otros escenarios, en otras responsabilidades: los compañeros que pintan paredes, los que salen día tras día a convencer a nuestro pueblo, a hablar con él y explicarle la realidad; los compañeros que hacen la propaganda, la agitación, las finanzas y tareas de cualquier otro carácter, a uno le hace entender, que este esfuerzo no es personal, sino que es el esfuerzo de una organización que quiere y lucha por representar y dirigir al pueblo de la manera más adecuada posible.
*Edgar Isch es una de la figuras más prominentes de la izquierda revolucionaria del Ecuador, fue Ministro de Ambiente, es educador y profesor universitario; ha ocupado importantes cargos de dirección en la Unión Nacional de Educadores (UNE), ha escrito innumerables trabajos donde se reflejan la riqueza de su pensamiento marxista, forjada en una larga militancia que la inició antes de cumplir los 17 años cuando se vinculó a las filas de Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador, (FESE). Hoy, con 44 años de edad, es candidato por varias fuerzas sociales y políticas de izquierda agrupadas en Unidad Popular MPD 15, para Parlamentario Andino.
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