“Somos expertos en romper platos, hábiles en hacer que otros paguen esos platos rotos, y mejores aún pegando con babas los pedazos dispersos antes de volver a empezar…”
Si esos tres trabajos fueran negocio, no sólo todos los colombianos estaríamos nadando en plata, sino que el Dane tendría que reconsiderar la posibilidad de volver a publicar las cifras reales sobre desempleo en nuestro país.
Son, por decirlo así, tres actividades propias de nuestra idiosincrasia, que ejercemos sin saberlo y que hacemos con tal destreza y en cadena como pocos procesos en este país. Somos expertos en romper platos, hábiles en hacer que otros paguen esos platos rotos, y mejores aún pegando con babas los pedazos dispersos antes de volver a empezar, en una condena que envidiaría Sísifo, si el creador del mito corriera con los gastos de la materia prima, es decir, de las babas, producto que en Colombia despilfarramos en los 172 reinados, en los incontables desfiles otoño-invierno y cuando el presidente Uribe habla por televisión.
Los manuales de política contemporánea (cuyos fragmentos ha recuperado y pegado el hábil de José Obdulio al tiempo que declama y viceversa) enseñan que lo grave no es romper platos, sino romperlos sin tener a la mano primero quien los pague.
Ese proceso lo conocen hoy mejor que nadie en la Fiscalía (como le consta hoy al exvicefiscal Otálora) donde han recogido, ampliado y mejorado las experiencias recientes de los organismos de inteligencia del Estado desde el asesinato de Galán hasta Jessica (a quien le endosaron la cuenta de los autoatentados, como los calificó el mismo Otálora, sin que nadie vaya a encontrar conexión entre uno y otro hecho) pasando por Jamundí, Cajamarca, Honda e intermedias.
Claro, a pocos les quedan tan primorosos los platos recompuestos como al fiscal Iguarán o al Comisionado Luis Carlos Restrepo, (los dos expertos en el arte del porcelanicrón y de la filigrana), y pocos tienen tantos mecenas dispuestos a correr con los gastos después de sus ventoleras. Cuando queden cesantes quizás puedan asociarse en una consultoría.
No han tenido la misma suerte las Fuerzas Armadas desde que encontraron y desaparecieron (con la destreza de un digitador de Planeación Nacional) la guaca de la guerrilla, pues entre tanto quiebre, faltan piezas en unos platos o se trastocaron en otros, de forma que rearmados parecen los objetivos que utilizan en las canchas del campeonato nacional de tiro al blanco. En las mismas andan los dirigentes del partido de la U, los conservadores y demás integrantes de la bancada del Gobierno; así como quienes tienen a su cargo el intercambio humanitario, el manejo de los bienes extinguidos al narcotráfico, la legislación sobre medidas para los paramilitares, la reforma tributaria y la realización y análisis de encuestas de favorabilidad.
Como lo ven, (y quizás tome nota de ello el Minprotección social cuando se posesione) con una poca de creatividad y de ingenio, aquí puede haber una veta que combata por fin el desempleo, porque con tanta rompezón, aquí trabajo sí hay!
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