Si queremos producir un verdadero impacto que genere inversiones y realmente produzca un “shock” que movilice a los capitales nacionales y extranjeros a venir a nuestro país debemos actuar pro activamente, es decir dar una señal sumamente clara de que los capitales que se dirijan al mercado nacional contarán con todos los recursos de seguridad indispensables para su normal desempeño sin que ello signifique, de ninguna manera, tratos especiales, y el primer paso estaría en reconocer que el país tiene aún pendiente una deuda interna que no ha cumplido con liquidarla. Estamos hablando del pago de la deuda agraria. El Perú con la reforma agraria de Velasco confisco las tierras agrícolas que tenían dueño y estaban siendo trabajadas, para ello emitió bonos soberanos a 30 años con lo que se reconocía la deuda. Al principio se pagaron algunos de ellos, en una cantidad insignificante y después no se pago más. Qué seguridad puede tener un inversionista si analizando la situación del país se encuentra que el propio Estado no cumple con sus compromisos internos ¿cumplirá con los que acuerde con él?. Tenemos que los países que han captado la mayor cantidad de inversiones en los últimos 20 años han sido casualmente los que han cumplido con ese compromiso en primer lugar y después con los demás que se generan de la propia dinámica. Este es el caso de la China, país que inicia su gran transformación cumpliendo con su primera obligación que fue la de pagar su deuda interna que era cuantiosa. Por supuesto que este pago estuvo condicionado a diversos factores que también pueden ser perfectamente realizados en el Perú. El primero de los condicionamientos fue que el total del capital recibido por el acreedor más los intereses devengados fuera invertido en un 100% en China, motivando con ello que de un momento a otro surgiera una inmensa cantidad de inversionistas nacionales que crearon trabajo y distribución de riqueza. En el caso de que el beneficiario del pago de la deuda se encontrara en el extranjero también era acreedor del reconocimiento. Los nacionales que se encontraban viviendo en China aparte de invertir el 100% estaban obligados a reinvertir el 80% durante 30 años. Los que se encontraban en el extranjero debían reinvertir el 60% quedándoles un 40% que lo podían retirar del país. Esta disposición no sólo fue una fuente muy importante para el lanzamiento del crecimiento chino sino que particularmente brindo seguridad a los inversionistas. En la actualidad es uno de los países que mayores inversiones reciben, no sólo extranjeras sino nacionales. ¿Por qué el Perú no puede hacer lo mismo? ¡Paguemos la deuda interna que es agraria y generaremos un “shock” de inversiones privadas!.
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