«La nueva patria prometida no puede amanecer si persistimos en “la larga noche del neoliberalismo”, que dice nuestro Presidente, y que cobija contratos leoninos como el señalado. La espada de Bolívar no sólo debe servir para que brille al sol de las campañas electorales, sino ante todo para cortar las ataduras, viejas y nuevas, del colonialismo.»
Machala, 10 de febrero del 2007
Señor economista
Alberto Acosta
MINISTRO DE ENERGÍA, MINAS Y PETRÓLEO DE ECUADOR
Quito.
Señor Ministro:
Al dirigirle la presente Carta Abierta, hago votos porque el éxito le acompañe en su gestión ministerial, que puede ser histórica en tanto se enrumbe hacia el rescate de los recursos naturales y de la soberanía nacional del Ecuador, tan venida a menos desde que el Presidente Jaime Roldós Aguilera fuera asesinado.
Cabalmente dentro de esta línea, reclamada enérgica y reiteradamente por el Presidente Rafael Correa, acudo ante usted para plantearle un caso de extrema agudeza y que requiere urgente solución: el caso de la Cía. EDC y Machala Power, que compromete la vida actual y futura del país, con particular incidencia en la Provincia de El Oro.
Como sin duda lo sabe usted, en la Presidencia del Arquitecto Sixto Durán Ballén, hacia los últimos días, se suscribió el 2 de julio de 1996 el denominado “Contrato de Participación para la Exploración y Explotación de Hidrocarburos (gas) entre la Empresa Estatal Petróleos del Ecuador (Petroecuador) y la Compañía EDC Ecuador Ltd”., esta última de origen norteamericano.
El objeto del Contrato era efectuar operaciones en el Bloque 3 del Golfo de Guayaquil, en aguas territoriales ubicadas principalmente en la jurisdicción de la Provincia de El Oro. El contrato lo suscribió, por la parte nacional, el General Patricio López Moreno, Presidente de Petroecuador, acompañándolo con su firma, en calidad de testigo de honor, el Presidente Durán Ballén.
Como es lógico, la compañía contratista, EDC (Energy Development Company), asumía el 100% de la operación. En consecuencia, cualquier transferencia de acciones a otra compañía, por relacionada que estuviese con ella, debía sujetarse al trámite legal de rigor, a partir de obtener el permiso del Estado ecuatoriano y pagar la correspondiente prima.
Pero he aquí que EDC vendió todo el paquete a otra multinacional norteamericana, la Samedan Oil, en la enorme suma de 775 (setecientos setenta y cinco) millones de dólares, pasando a convertirse en simple operadora por cuenta de la nueva propietaria, y esto a través de otra compañía norteamericana más, la Noble Afiliates, principal subsidiaria de la Samedan.
Asómbrese, señor Ministro: esta venta o traspaso se hizo el 31 de julio de 1996, es decir, a los 29 días de suscrito el contrato, cuando no había transcurrido ni un mes de la firma y cuando faltaban 10 días para que el Ecuador cambiara de gobierno, y cuando, además, EDC no había efectuado exploración alguna menos perforado el más insignificante pozo, lo que de paso demuestra la existencia de una inmensa riqueza gasífera en el Campo Amistad, que forma parte del Bloque 3.
Ninguna petrolera paga 775 millones de dólares sin asegurarse que su inversión será centuplicada.
Si esto es así, señor Ministro, si estamos en lo cierto, entonces nos hallamos ante causales de caducidad más graves y contundentes que en el caso de la OXY, decretada por el anterior gobierno. Y ello para omitir por hoy otras causales pertinentes.
De llegarse a decretar la caducidad de este oneroso contrato, obviamente la explotación del gas del Campo Amistad, con las respectivas instalaciones y el pleno dominio del Bloque 3 deberán pasar al Estado; además con todas las instalaciones de Machala Power, la planta de energía eléctrica accionada con ese gas y que está situada en Bajo Alto, también dentro de la Provincia de El Oro. Esto porque Machala Power forma parte indisoluble de EDC.
Naturalmente, señor Ministro, una medida de caducidad, por legal y procedente que fuese, habrá de chocar con grandes intereses multinacionales y locales.
Otra vez rugiría de indignación el Imperio, lloverían las amenazas, saltaría la partidocracia y se condenaría al gobierno de Rafael Correa a las penas del infierno.
Pero la nueva patria prometida no puede amanecer si persistimos en “la larga noche del neoliberalismo”, que dice nuestro Presidente, y que cobija contratos leoninos como el señalado. La espada de Bolívar no sólo debe servir para que brille al sol de las campañas electorales, sino ante todo para cortar las ataduras, viejas y nuevas, del colonialismo.
Ciertamente, señor Ministro, esto hay que investigarlo a fondo, establecer de modo preciso y transparente la verdad a fin de no cometer desatinos ni injusticias. Pero para ello no es suficiente la buena voluntad del gobierno y de su Ministro del ramo; hace falta a la vez una activa participación de la ciudadanía, y en este caso de las entidades y sectores más representativos de la Provincia de El Oro.
De allí que al difundir esta Carta Abierta, estamos dirigiéndonos también a la ciudadanía, a fin de que conformemos una Comisión de Investigación del Caso EDC-Machala Power, una veeduría seria y confiable, que en nuestro ver debería contar, entre otros, con la presencia del Gobierno Provincial Autónomo, la Asociación de Municipalidades Orenses, el Colegio de Ingenieros Eléctricos, la Universidad de Machala, la Comuna de Bajo Alto, las organizaciones de Pescadores, la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de El Oro, cuyos actuales personeros estuvimos siempre al frente de la denuncia fundamentada acerca de las irregularidades y falsedades ejercitadas por esta empresa extranjera, con la complicidad de los políticos de siempre.
Desde luego, señor Ministro, la anunciada veeduría ciudadana deberá contar con el respaldo material y técnico de su cartera, para que juntos, pueblo y gobierno, encontremos las soluciones más aconsejadas por la ley y la dignidad de la Patria, y para que la Provincia de El Oro, siempre postergada en sus derechos, pueda disfrutar de una riqueza que le pertenece, lejos de la mendicidad pública a la que vive sometida.
Del señor Ministro, con saludos fraternos,
Escritor Jaime Galarza Zavala,
PRESIDENTE DE LA CCE NUCLEO DE EL ORO
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