Los colectivos sociales conservamos mucho de los interrogantes de aquellas generaciones que inauguraron la tierra y que como fantasmas le preguntan machaconamente a los astros acerca de nuestra temporalidad escrita bajo los signos de la destrucción.
El radical kirchnerista Arturo Colombi llamó a elecciones constituyentes en febrero de este año y logró modificar la Constitución Provincial habilitando su reelección como gobernador. Escenificando -así- una opereta deslumbrante, sombría y dolorosa.
Alrededor del 45 por ciento de la población infantil de la capital correntina está desnutrida, y no recibe las calorías necesarias para realizar “movimientos moderados”. Sí, el 45 por ciento de nuestros niños se encuentran mutilados, según un informe elaborado por el Instituto de Medicina Regional de la Universidad Nacional del Nordeste que se ha conocido en los últimos días.
El director del proyecto, Jorge Osvaldo Gorodner, indicó que el retraso en el crecimiento de los chicos aumenta en el interior de la provincia.
Nuestro presidente afirma que tenemos más de treinta y siete mil millones de dólares de reservas que no irán a nutrir a nuestros pequeños, llenos de olvido, mientras el “obsceno pájaro de la noche” vuela oscuros presagios: la trivialidad radical de la penuria, el monólogo amargo de la pobreza, la evocación continua del instante en que a esos niños correntinos se les amputó para siempre sus arrolladores secretos de amor.
Siempre hay rumores de mujeres que con sus brazos le dan forma al aire, como cuna, mientras mueven “sus pechos con una dulzura parecida a Dios”. Obstinadamente.
Emily Dickinson escribía que la esperanza es esa cosa con plumas que se posa en el alma, y sin palabras entona una canción que nunca se calla.
# Agencia Pelota de Trapo (www.pelotadetrapo.org.ar)
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