Afortunadamente Bolivia reconsideró su posición y habrá lanzamiento de negociaciones con la UE, que constituyen un factor de cohesión de la CAN, a diferencia del TLC con EEUU.
En el caso europeo, se establecen pre-requisitos: punto inicial de desgravación, espacio aduanero único, liberalización de servicios. También, la condicionalidad que contempla el SGP-Plus, que supone el cumplimiento de una veintena de tratados internacionales sobre derechos humanos, democracia, normas laborales, medioambiente.
En el caso de Estados Unidos, hubo por lo menos dos elementos de diferenciación significativos. Primero, que se exigió la solución de controversias que estaban pendientes en el poder judicial del Perú, y la exigencia de modificaciones laborales y de contratos petroleros en el caso de Colombia y Ecuador.
En otro, el vencimiento del ATPDEA, y la amenaza de su no renovación, constituyó un elemento de fuerte presión del gobierno norteamericano y de los gobiernos andinos hacia sus poblaciones. Con la Unión Europea el SGP-Plus se estableció en el 2005 y tiene una vigencia de 10 años. Por lo tanto, no existe ningún tipo de presión de este mecanismo para exigir concesiones adicionales, o para jugar con su plazo de vencimiento.
En lo que respecta a agricultura, el tema de los subsidios, como sabemos, solo podrá resolverse en el marco de la OMC. Pero, la discusión estaría en si se mantienen mecanismos compensatorios como el sistema de franja de precios andinos, excepciones de productos, o cláusulas de salvaguardia.
Si la Unión Europea es consecuente con su declaración del respeto a la institucionalidad andina y sus mecanismos de integración, debería avalar el mantenimiento de la franja de precios. El problema es que, en su mandato negociador, se establece que las concesiones que los andinos hagan a terceros también deberán ser extendidos a la Unión Europea.
En ese sentido, no solo tenemos que sufrir los costos directos e indirectos de una eventual aprobación e implementación de un TLC con Estados Unidos. También, nos condena a concesiones mayores a las que teóricamente hubiéramos podido conseguir en este y otros capítulos, si consideramos otros acuerdos de Europa.
Asimismo, en inversiones y servicios se reconocen mayores flexibilidades en la Unión Europea. En servicios, por ejemplo, se negocian los cuatro modos de prestación, por lo que el modo tres (presencia comercial) referido a la inversión en este sector podría tener mecanismos de acceso a mercados o regulación diferenciados de lo que se defina para la inversión en bienes. El TLC con Estados Unidos nos complica nuevamente el panorama, si Europa exige y logra que se le otorguen las mismas concesiones.
En propiedad intelectual, también se plantean un conjunto de tratados internacionales que se deben suscribir por parte de los andinos, algunos de estos entran en contradicción con la normativa comunitaria. Por tanto, si la Unión Europea es consecuente con su declaración de respeto a dicha normativa, se podría exigir la no firma.
Hemos visto en el mandato negociador de la UE, que también exigirá elevados estándares de respeto a la propiedad intelectual, y seguramente serán similares a las posiciones de Estados Unidos. Pero, los principales intereses ofensivos de los andinos están constituidos por la demanda de reconocimiento de nuestros conocimientos tradicionales y biodiversidad. Estados Unidos solo consideró un understanding, recogido en una side-letter. La Unión Europea ha tenido posiciones más convergentes con las andinas en este tema y deberíamos plantear que se incorpore en el cuerpo del tratado, respetando lo estipulado en el convenio de diversidad biológica.
En cuanto a normas laborales y medioambientales, hay una exigencia europea que viene desde la condicionalidad del SGP-Plus. Inclusive, en el tema ambiental hay mayores coincidencias en foros multilaterales. Por ejemplo, ambas partes hemos suscrito el protocolo de Kyoto. Aquí un tema clave a tratar de conseguir es que en caso haya un conflicto entre inversiones y medio ambiente, tenga prioridad el respeto al medio ambiente y las poblaciones afectadas (no como ocurre en el TLC con Estados Unidos).
En suma, existen grados de libertad que se podrían conseguir en una posición negociadora andina, a partir de lo que Europa ha concedido en diferentes acuerdos . Además, existe el compromiso de considerar las asimetrías, un trato especial y diferenciado, y el respeto a la normativa y la institucionalidad andina
Por tanto, márgenes de negociación existen, así como también algunas posibilidades de que la espada de Damocles que representa el TLC con Estados Unidos, no sea también una sombra o un obstáculo con el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea. La saludable rectificación boliviana es un excelente prolegómeno para la cumbre andina de Tarija, y para la integración sudamericana.
* Estimaciones realizadas en base a cifras oficiales de los países andinos.
Fuente: Secretaria General de la CAN
Fuente: Elaboración propia en base a European Peliament. Enhacing Relations Between the European Union and the Andean Community. Policy Paper. Marzo de 2006
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