El gobierno decidió tropezar con la misma piedra. No lo hizo entre gallos y medianoche pero sí al “caballazo”, reeditando la política de Toledo incluso con los mismos protagonistas. No hubo renegociación, sino imposición de los cambios que la mayoría demócrata planteó en USA. Declaran que se negaron a peticiones adicionales, es difícil imaginar peor escenario.
Son medidas draconianas en temas laborales y medioambientales, que reflejan en su totalidad las exigencias norteamericanas planteados en su acuerdo bipartidista. Algo menos de los cambios previstos en propiedad intelectual, debido a la presión del lobby transnacional farmacéutico.
Medidas con sanciones e injerencia directa que violan abiertamente la soberanía nacional. Medidas cuyo contenido no estudió el congreso ni el país, detenidamente. Mucho menos todos los cambios en legislación que traen consigo, y sus consecuencias.
Algunos hicieron acto de fe, a pesar de reconocer estos hechos, en el debate parlamentario. Otros dieron una tibia oposición, pensando en el reparto de mesa directiva del Congreso y otras votaciones como el Tribunal Constitucional. Algunos otrora opositores, contribuyeron a la desmovilización pregonando su entusiasmo por los cambios que supuestamente favorecían al país, una de las muletillas adoptadas posteriormente por la campaña oficialista. Parlamentarios del gobierno tragándose el sapo de recitar los argumentos que en el pasado cuestionaron, y que algunos ya traicionaron desde el Congreso anterior.
¡Tarea cumplida!, dicen sonrientes ministros y funcionarios. Ya aprobamos las adendas, pero además satanizamos a los productores cocaleros y botamos al ministro que intentó un diálogo. Permitimos cada vez más ejercicios y tropas militares extranjeras (no sólo de EEUU) en nuestro territorio, y discutimos la posible instalación de una base militar con todas la de la Ley. Cuestionamos a los vecinos “antidemocráticos” y amenazamos romper la CAN. Seguimos con la política subordinada al vecino del sur, y anunciamos acudir a La Haya para distraer a los críticos. Reprimo las protestas mineras y regionales para mostrar que se tiene mano dura para garantizar la inversión extranjera, y pido limosnas para los afectados del sur para ratificar que no se cobrará impuestos a los que mas ganan, y atender así adecuadamente las necesidades sociales y las emergencias.
Tarea cumplida señor presidente, le dijeron. Tenemos TLC en julio. Pero, la cosa no es así. Los líderes del Congreso de EEUU han exigido que los cambios en las leyes peruanas se den antes de que ellos se dignen a discutir el texto, y enviarán una misión colonial para asegurarse.
¡Alarma general! El presidente convocó a los involucrados en domingo y los hace declarar que ahora la nueva fecha sería septiembre, octubre o como máximo noviembre. El ATPDEA ha sido prorrogado hasta febrero 2008. Colombia espera meterse en la cola, aunque con un reclamo de su presidente que ha dicho que buscan un trato de socios y amigos (por la reacción al tema para militares – gobierno) y no de amo y república servil. Ecuador anuncia la negociación de un TLC light, o algún acuerdo más allá de la ideología. Bolivia también conversa cada vez más, jaqueado por la oposición regional que lanza provocaciones de autonomía máxima y en medio de rumores de golpe militar. Perú como en el pasado reciente, actuó contra el resto de andinos. Lejos de acompañarlos en una solicitud de prorroga máxima del ATPDEA (o como mínimo el proyecto de ley existente sobre dos años), actuó deslealmente. Solicitó un plazo mínimo y sólo para Perú y Colombia, buscando “castigar” así a los que no se habían inclinado para firmar este TLC, o que tenían políticas de control de recursos naturales y recuperación de márgenes de maniobra de sus estrategias de desarrollo que eran “hostiles” al capital extranjero (y norteamericano en particular).
Otra vez la táctica de mayor genuflexión, con esperanza de un trato preferente. Otra vez se consumará el error y sus graves consecuencias para el país. Cambiaran las leyes que pidan desde EEUU, y otras más por si acaso.
Pero, el país manifiesta hartazgo a solo un año de gobierno que aplica el continuismo neoliberal y protesta a pesar del silencio o la manipulación de los medios de comunicación. Sólo presentan a los voceros -asalariados o no- que pregonan las bondades del TLC y que en el acto extremo de negación de la realidad señalan que la oposición ha desaparecido. Protestas cada vez más violentas por la traición de promesas electorales, la endeblez de la oposición y los tímidos reclamos frente al atropello. Protestas por el momento dispersas y desarticuladas, aunque masivas.
Pero, con una eventual implementación del TLC esto se potenciará por los múltiples sectores y poblaciones afectadas del campo y ciudad, hoy ignoradas o ninguneadas por la soberbia propaganda oficial y los grupos económicos que manejan la política económica desde los noventa
Lo que han hecho no sólo es anti-democrático, sino de una gravísima irresponsabilidad. Mayor aún, si el gesto de ir a La Haya en el diferendo con Chile es sólo una cortina de humo para intentar neutralizar las crecientes demandas de defensa de la soberanía nacional, que incluye la lucha contra la chilenización del país.
Aunque en el TLC con EEUU antes se quedaron esperando un año, desde ese nefasto junio 2006 en que lo firmaron por primera vez, y no tienen nada hasta ahora. Probablemente no sea tampoco noviembre, sino que la campaña electoral y la coyuntura gringa que tienen otras prioridades, posterguen un poco la discusión en su Congreso. ¿Que hará la oposición al TLC mientras tanto? ¿Otra vigilia frustrada?
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