Lamentablemente hoy tenemos que ocuparnos, al igual que otras columnas en la prensa, de los avatares que nos toca vivir, cuando hubiera sido mejor poder hacerlo de una manera positiva referente a lo que debemos realizar para continuar mejorando las condiciones de vida y trabajo en nuestro país. Pero no es posible y tenemos que dedicarle tiempo y espacio a resaltar la barbarie que nos toca vivir por intereses mezquinos, que algunos llaman políticos pero que no son sino una angurria por destruir todo lo que no sirva a sus propósitos. Estamos viviendo una demostración fehaciente de lo que es la barbarie pura y extrema de una población desalfabetizada que solo sabe destruir y no construir. Que su visión del reclamo pasa porque debe destruir todo lo que encuentra a su paso aunque ello le implique en el futuro no contar con los servicios que ha ayudado a desbaratar. Decimos “Pobre Perú” pues por un lado una gran parte de la población a entendido y comprendido que nuestro futuro pasa inexorablemente por el camino del progreso, el orden y el desarrollo, actuando en mancomunidad y conjugando intereses que a todos nos van ayudar. Esto evidentemente implica sacrificios pero especialmente comprensión y buena voluntad. Si queremos dejarle a nuestra descendencia y futuras generaciones un país mejor donde existan las posibilidades y cualidades para vivir en armonía, con educación y salud, y en donde las condiciones de trabajo sean adecuadas para que no tengamos que emigrar a otros rumbos, debemos ser concientes que ello no lo podremos lograr solamente con nuestro esfuerzo, lo cual es imprescindible, sino que también debemos tener la capacidad de convocar fuerzas externas dispuestas a generar inversión y desarrollo en nuestro país. Para ello la imagen que el Perú debe presentar en el exterior es una de tranquilidad, respeto, y sobre todo de estado de derecho. Ello cuesta mucho esfuerzo construirlo pero se puede destruir en un segundo. La confianza (algo que se requiere para poder ser atractivos a cualquier inversión foránea) lleva tiempo edificarla pero sobre todo el mantenerla. El próximo año seremos sede de dos grandes reuniones, una con la Unión Europea y la otra con el APEC. Ambas de primera prioridad, pero sobre todo la de APEC que reúne a las naciones más ricas de la Cuenca del Pacífico y que normalmente sirve para que los inversionistas de la región conozcan sobre el país anfitrión y puedan generar inversiones. ¿Cual es el mensaje que estamos enviando?, desorden y destrucción, ¿promovidos por quién?, por los educadores del país. ¿Creen estimados lectores que estamos proyectando la mejor imagen para los intereses permanentes de la nación?.
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