Apareció ayer lunes 5 un aviso a toda página, multicolor y con las siguientes llamadas notables: Privilegio de las marcas más famosas; Por algo será; Cierres, etiquetas, cintas elásticas; Corporación Rey S.A.; Exportando producto peruano al mundo. El asunto no pasaría de ser un alegato comercial más, si no fuera por ciertas versiones que empiezan a confirmar su siniestra presencia en el horizonte empresarial peruano.
Conviene destacar, con subrayado decibel, que esta empresa tiene más de 600 trabajadores, es decir cualquier sobresalto, crisis, déficit, o trampa contra la misma, afectaría a un universo bastante grande que tiene más de cinco décadas en el mercado nacional y que, hasta donde se sabe, ostenta la bandera peruana de sus capitalistas principales, ejecutivos y empleados.
¿Qué hay de cierto que la brusca baja de aranceles a la importación de maquinaria e insumos para avíos y productos de cierres, cremalleras y partes, estaría favoreciendo la infiltración de empresas extranjeras? ¿hay, por si las moscas, siempre es bueno preguntarlo, entre éstas, una chilena? Para que ello hubiese ocurrido, habría el ejercicio protervo de una práctica económica criminal: el dumping.
Según la Comunidad Andina: “Dumping es una práctica de discriminación de precios que se verifica cuando una empresa exporta sus productos a otro país a precios menores a los que vende en su mercado interno. La figura de dumping se da cuando en el curso de operaciones comerciales normales el precio de exportación de un producto es menor que el precio interno de un producto similar destinado al consumo en el país exportador.”
Si, como pareciera ser el caso, otras empresas pueden ingresar sus productos bajo esas características de precios menores a los que se ofrecen en el mercado local, se estaría configurando esa mala práctica que simplemente ¡quiebra cualquier negocio! Algo similar y con profunda deslealtad, ocurriría si se deja ingresar firmas comerciales extranjeras con capacidad de importar maquinaria con aranceles bajos o inexistentes. ¿Cuál de estas características criminales, son las que se están configurando en estas mismas semanas en Perú y con puntería directa contra Cierres Rey?
Para que esta traición se cometa es indispensable la presencia de autoridades coimeables en los diferentes ministerios que tienen a su cargo los diferentes ciclos económicos por los que pasa el asunto: Economía y Finanzas, Industria, Comercio Exterior, etc. Además, hay la necesidad imperiosa –como oprobiosa- que vendepatrias a quienes no importa –para nada- la industria nacional peruana, vendan sus conciencias a precios negociables y de mercado sucio, para promover las facilidades inmorales que siempre rodean la comisión de estas atrocidades.
¿Se da el empresario peruano el respeto que merece? Para muchos, la imagen del empresario local es la de un angurriento llorón, mendicante de sinecuras y logrero episódico que acompaña a todos los gobiernos. No hay duda que esta mala atmósfera se la han ganado no pocos miserables que se hacen llamar empresarios aunque no lo sean y en realidad sean empleados de transnacionales y de mucho poder. Pero, al lado de estos elementos repudiados y antipáticos, hay otros, cuya tarea ha sobrepasado las coyunturas y el sólo estar en el mercado nacional y externo, exportando sus productos, traduce esfuerzo, tesón, patriotismo, fuentes de trabajo y familias bajo el amparo productivo que significa la empresa.
La empresa nativa necesita ganar y legitimar su lugar en la dinámica productiva nacional. Defendiendo sus inversiones, capacitando a su personal y pagándole bien para que encuentre en la relación laboral aliciente y ganas de progresar en la plena conciencia que sus derechos son irrenunciables. Entre estos, está, trabajar en forma excelente y cobrar bien por dignidad propia y de su familia. ¿Cuánto de esto es práctica común en las firmas nacionales? Por desgracia, se podría afirmar que el porcentaje es bajísimo.
No obtante lo dicho, y vamos a averiguar de manera más profunda, hay rumores intensos que apuntan a la fulminación de una empresa en particular y con el sucio designio de colocar a otra foránea que pagará menos, gozará de un régimen arancelario muy simpático y ad hoc para explotar mejor a los trabajadores, facilidades tributarias y ¡lo que es peor! en un claro atentado contra la industria nacional que si no se pone los pantalones va a ser engullida de una manera poco viril y hasta cobarde.
Resuena nuevamente en mis oídos, del aviso de Cierres Rey: Por algo será. Averiguaremos.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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