Mientras los problemas sociales y económicos se desbordan, la política interna del gobierno de Calderón está imposibilitada para establecer acuerdos con las fuerzas representadas en el Congreso. Desprestigiado e incapaz, son los calificativos con los que definen politólogos, sociólogos y legisladores al secretario de Gobernación.
Empecinado en sacar adelante la agenda que se planteó desde que inició su gestión, y que se ciñe a las reformas electoral, laboral y energética, Felipe Calderón ejecuta un plan de gobierno ajeno a las necesidades del país, y que le deja sin la posibilidad de desarrollar una política interna incluyente. El presidente, junto con su gabinete, administra el país lejos de la sociedad y cada vez con menos aceptación social, explican analistas políticos consultados por Contralínea.
“Calderón llegó con un proyecto de gobierno muy claro, con una concepción de las reformas que iba a impulsar, en las que está jugándose todo el prestigio de su gobierno, y que corresponden a un proyecto económico que viene impulsándose desde la administración de Carlos Salinas; pero que no es precisamente el que requiere el país, que está, prácticamente, en estado emergente en todos los niveles”, expresa Carlos Sirvent Gutiérrez, doctor en ciencia política y exdirector de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En el país hay una gran diferencia entre la agenda de Calderón y la gravedad de los problemas que estamos enfrentando, pobreza y desempleo, entre ellos, que ya venían desde de la década de 1990 y que ahora están haciendo explosión, dice Porfirio Muñoz Ledo, doctor en ciencia política y derecho constitucional por la Universidad de Paris.
“El hecho de que su agenda no sea acorde con la crisis que viven todos los sectores confirma que en México no hay gobierno. Calderón tiene dos problemas fundamentales: no tiene legitimidad y tampoco hay autonomía del Estado, pues está supeditado a intereses extranjeros”, agrega Muñoz Ledo, quien se desempeñó como embajador de México ante la Unión Europea el sexenio pasado.
A casi dos años de su gobierno, Calderón está aislado de la gravedad de los problemas que aquejan al país, coincide Valeriano Ramírez Medina, investigador del Centro de Estudios Políticos de la UNAM. “Al mismo tiempo, la sociedad se siente aislada, no encuentra canales de participación por las vías legales y empieza a generar movimientos, formas de presión, o bien, a establecer cotos de poder a través de cacicazgos o poderes alternos en las regiones. Ese tipo de poderes son los que están dominando las regiones, no de manera concertada sino por la vía violenta e ilegal”.
La ausencia de una política interna que tienda canales de comunicación entre el Ejecutivo y los distintos actores políticos y sociales es, para analistas y políticos, uno de los principales factores de riesgo que conducen al Estado mexicano a un escenario de ingobernabilidad. Ello, aseveran, se intensifica por el nulo desempeño de Juan Camilo Mouriño Terrazo en la Secretaría de Gobernación (Segob) en un momento crucial para la administración de Felipe Calderón, quien aún no logra legitimidad.
Política interna, inexistente
Para Carlos Casillas, politólogo de la Universidad Ibeoroamericana, los problemas políticos, sociales y económicos ya rebasaron a las instituciones, “lo que coloca al Estado mexicano al filo de la ingobernabilidad”.
El que los focos rojos del sistema político mexicano se contengan o desborden radica, en gran medida, en el desempeño del secretario de Gobernación, sostienen Carlos Sirvent, Carlos Casillas, Porfirio Muñoz Ledo, Valeriano Ramírez y Víctor Alarcón. Lo más delicado, coinciden, es que Mouriño Terrazo no está a la altura de las circunstancias.
Su designación como secretario de Gobernación, con la encomienda de cabildear la reforma energética, el escándalo con el que inauguró su gestión –luego de que Contralínea revelara los contratos que firmó con Pemex cuando era funcionario del gobierno federal–, y la obstinación de Calderón de sostenerlo en el cargo son, para los politólogos, de los principales errores del presidente porque, dicen, la política interior es prácticamente inexistente.
Dentro del Estado mexicano, el titular de la Segob tiene como “responsabilidad garantizar la gobernabilidad en el país; el secretario de Gobernación es el timón del presidente”, define Manuel Bartlett Díaz, quien durante el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988) desempeñó dicho cargo.
Para infortunio de los mexicanos –reflexiona el exgobernador de Puebla–, actualmente, cuando los distintos actores políticos y sociales están tan polarizados, con una nación dividida y sin representación legítima, tenemos un secretario de Gobernación que, salvo por las fotografías que paga a los periódicos, está completamente ausente; la política interna está en ruinas”.
Carlos Casillas dice que “tenemos un secretario de Gobernación gastado por un escándalo, sin capacidad de maniobra frente a los actores institucionales y no institucionales. Mouriño tuvo que bajar su perfil para no verse expuesto a la crítica y los señalamientos. Para evitar los menores roces posibles, ha supeditado la política interna a su bajo perfil, arrastrando con él a gran parte del gabinete, sobre todo al de seguridad, del cual es cabeza de sector”.
Para Bartlett Díaz, “el empecinamiento de sostener un secretario de Gobernación, anulado de entrada, y la obcecación con la que Felipe Calderón ha conducido el país han provocado la devaluación del Estado mexicano, que va hacia una situación de Estado fallido, lo que detonaría la ingobernabilidad”.
Además, “el resto del gabinete es prácticamente desconocido por la sociedad, lo que nos confirma que no hay política interna”, asegura Porfirio Muñoz Ledo. “En la historia política mexicana, no se había dado el caso de un secretario de Gobernación tan demeritado como Mouriño: no tiene la capacidad para entender los problemas que tiene enfrente porque ni siquiera está al tanto de qué pasa en México; no coordina, no toma decisiones, no opera, no cabildea, y está más preocupado en mantenerse en el cargo que en desempeñarlo, lo cual genera un vacío terrible”.
El sociólogo y politólogo Valeriano Ramírez explica que el primer obstáculo que encontró Felipe Calderón para gobernar el país fue su ilegitimidad; “ahora es su incapacidad de establecer vínculos, puentes de comunicación y negociación entre los gobernantes y la sociedad”.
El factor Germán Martínez
Con el respaldo del Legislativo –principalmente de los diputados y senadores priistas, entre quienes destaca Manlio Fabio Beltrones–, Felipe Calderón ha intentado legitimar su gobierno desde que tomó protesta; sin embargo, la intermediación entre el Ejecutivo y el Legislativo hecha por el secretario de Gobernación es inadecuada, dice el vicecoordinador parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Cámara de Diputados, Adolfo Mota Hernández.
“Una y otra vez hemos señalado que en el área del ministro del interior, como se le conoce en otras latitudes, debiera confluir la comunicación inteligente con los tres niveles de gobierno, pero no se hace. Esto es tan indispensable en asuntos que ponen en riesgo la gobernabilidad del país como es el caso de la seguridad pública”, explica.
A su vez, la relación con los legisladores aglutinados en el Frente Amplio Progresista (FAP, que incluye al Partido de la Revolución Democrática, PRD; Partido del Trabajo y Convergencia por la Democracia) es inexistente. Incluso los congresistas del FAP han anunciado que tomarán de nuevo la tribuna en caso de que se pretenda la aprobación del proyecto de reforma petrolera.
“El presidente Felipe Calderón se aísla cada vez más del Legislativo, y eso agudiza la ingobernabilidad. No tiene canales de transmisión porque tampoco tenemos secretario de Gobernación. Lleva dos y no ha logrado que ninguno entienda la situación del país y coadyuve a su gobernabilidad”, explica Javier González Garza, coordinador del PRD en San Lázaro.
– —¡Hablar de la política interna de Felipe Calderón es una quimera! –dice González Garza–, porque simplemente no hay secretario de Gobernación. Para nosotros, Mouriño es una caricatura por dos razones: no tiene calidad moral para seguir en el cargo y desconoce el país.
Un ejemplo de lo que ocurre en la política interna, refiere Valeriano Ramírez, fue la sustitución de Santiago Creel Miranda (ubicado como uno de los cabilderos panistas) en la coordinación de los senadores de Acción Nacional (PAN), por Gustavo Enrique Madero Muñoz. “Mouriño no fue capaz de cabildear el cambio, fue Germán Martínez directamente el que lo impuso. Esto da una imagen del aislamiento del Poder Ejecutivo”.
Por su parte, el priista Adolfo Mota cita un nuevo factor que abre una brecha entre Calderón y los integrantes de su partido que, dice, enrarece la política interna y contribuye a la ingobernabilidad del país: Germán Martínez Cázares, presidente nacional del PAN, y sus nuevas atribuciones como vocero del presidente, secretario de Gobernación y rector del Estado.
“Él se convirtió en un elemento de ingobernabilidad. Se toma atribuciones que no le corresponden, arremete verbalmente contra los gobernadores que no son panistas, con los cuales incluso Calderón y Mouriño tienen comunicación, lo que nos deja una política interna que viene y va: por un lado hay un diálogo con los gobernadores y, por otro, la dirigencia del partido al cual pertenece el presidente, arremete; señala y se asume como juez de los gobernadores.”
La ingerencia del presidente del PAN distancia a los 18 gobernadores priistas del gobierno federal, asunto que, explica, ya han discutido con su dirigente nacional Beatriz Paredes. “Mientras que la postura del PRI ha sido apostarle a la gobernabilidad de los estados, con su agresión permanente, Germán Martínez enrarece de manera irresponsable la política interna en el país”.
Habilidoso, dice Mota Hernández, el dirigente panista busca capitalizar los acuerdos parlamentarios a favor de su partido, para las elecciones intermedias de 2009.
En el proceso electoral del próximo año, coinciden los analistas políticos, Calderón Hinojosa sufrirá un gran descalabro por su fallida política interna. Prevén que Acción Nacional perderá mayoría en el Congreso, lo que hará más complicada la segunda mitad de su gobierno.
Carlos Sirvent, director del Centro de Estudios Políticos de la UNAM, explica: “En los próximo meses, la recesión económica se incrementará. Recesión, en un país como México, quiere decir escasez, aumento de la pobreza, estancamiento de los salarios, y ello incidirá en las preferencias electorales. El PAN verá en la crisis económica un gran problema para mejorar su presencia en el Congreso, y el presidente para mejorar su aceptación en lo que resta de su gobierno”.
Los beneficios serán para el PRI, analiza Carlos Casillas: “Ante el vacío del gobierno federal, los priistas han utilizado todo su colmillo político para mostrarse como los grandes mediadores, los terceros en discordia en todo, lo que les redituará en 2009, porque en términos de la opinión pública son los facilitadores de acuerdos. Es un escenario similar al de hace 20 años, cuando la polarización entre el PRI y el PRD llevó al PAN a ganar terreno y luego la Presidencia”.
El analista, con grado de maestro en políticas públicas por el Centro de Investigación y Docencia Económicas, explica que de los resultados que obtengan en las elecciones intermedias darán a Calderón Hinojosa la pauta para redefinir su política interna. “Si lo asume como una derrota o un presagio de lo que puede ocurrir en 2012, los cambios que se advierten innegables son, por lo menos, en cinco secretarías de Estado, entre ellas las de Gobernación, Energía y Agricultura”.
Muñoz Ledo coincide en que en 2009 habrá reacomodos en la administración federal; sin embargo, “la situación es tan complicada que no cambiará nada, porque Calderón no tiene y no tendrá legitimidad; tampoco puede sostenerse en el aparato porque no va a resolver ningún problema de raíz: ni tiene mayoría, ni autonomía, ni equipo, ni talento, ni visión de Estado”.
El poder paralelo
Coordinador de numerosos libros que abordan los temas electorales, entre ellos Partidos políticos y procesos electorales en México, Carlos Sirvent alerta que la víspera del próximo periodo electoral será también el periodo de mayor riesgo para la gobernabilidad en el país, ante la consolidación de un poder paralelo: el narcotráfico.
“La ingobernabilidad se produce cuando entra un poder paralelo, y los datos indican que el narcotráfico ha ido penetrando en los procesos electorales locales, que está muy presente en las elecciones municipales y las elecciones para diputados locales. No sería raro que el narcotráfico hiciera presencia en las elecciones federales del próximo año y de la Presidencia en 2012. Los partidos políticos van a tener que lidiar con ese fenómeno, porque, como dicen los estadunidenses: ‘la política es dinero’ y con el dinero, venga de donde venga, se ganan procesos electorales”.
El pasado 25 de junio, en su participación durante un foro organizado por la Procuraduría General de la República, el asesor de la Organización de las Naciones Unidad, Edgardo Buscaglia, reveló que según diagnósticos del organismo internacional actualmente entre 50 y 60 por ciento de los municipios mexicanos están “feudalizados por el narcotráfico”, mediante el financiamiento de campañas políticas y sobornos a sus alcaldes. El proceso de feudalización, alertó, “subirá hacia las gobernaciones, lo que quiere decir que los mismos actores criminales se están convirtiendo en alcaldes y gobernadores”.
Carlos Sirvent señala que “para poder enfrentar este panorama político, tendría que ser un secretario de Gobernación no solamente con una muy fuerte experiencia, sino con una fuerte aceptación política y social, y creo que ninguno de los dos factores los llena Mouriño. Es al contrario, un político joven en términos de experiencia”.
Revista Contralínea / México
Fecha de publicación: 15 de julio de 2008
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