A pesar que los chavistas hayan progresado en número de votos contabilizados, ellos pierden la administración de varios Estados y alcaldías claves en las elecciones del 23 de noviembre. La Revolución Bolivariana refuerza su apoyo popular pero las clases medias se van retirando de este esfuerzo, mismo si estas se desarrollan y progresan gracias a esta Revolución, observa Romain Migus, sociólogo francés establecido en Caracas. Utilizando una retórica populista agresiva, el partido en el poder se aliena un electorado que debería a pesar de todo estarle reconocido.
Las elecciones regionales y municipales del pasado domingo 23 de
noviembre en Venezuela se desarrollaron sin incidentes. Desde las
cuatro de la mañana, al son de trompetas y fuegos artificiales, los
venezolanos empezaron a acudir a los centros de votación para un
escrutinio que iba a continuar hasta las nueve de la noche.
Hacia las 23:30, la presidenta del Consejo Nacional Electoral anunció los
primeros resultados, que serían irreversibles.
Confirmación del campo chavista y debut positivo del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)
Los resultados son inapelables en el ámbito nacional. El PSUV
obtiene 233 alcaldías (el 80% de los municipios) y 17 gobernaciones de
las 22 que estaban en juego en estas elecciones. El campo chavista ha
cosechado 5.073.774 votos frente a 3.948.912 de la oposición (el
53,45% frente al 41,65%).
La participación ha sido del 65%, algo nunca
visto en Venezuela en elecciones regionales y municipales, si se tiene
en cuenta, además, que el número de electores ha aumentado en cerca de 8 millones en ocho años.
Es preciso señalar que la oposición pierde
555.442 votos con respecto al referéndum sobre la proposición de
Reforma Constitucional del año pasado. Por el contrario, los chavistas
aumentan en 694.342 votos la cifra obtenida entonces. Y estos
resultados no tienen en cuenta los numerosos votos (451.131, para ser
más precisos) captados por candidatos que anteriormente pertenecían al
campo chavista y han decidido presentarse por su cuenta en estas
elecciones, contra los candidatos del PSUV. El PSUV ha ganado en
todos los estados rurales, además de en estados industriales como
Aragua, Bolívar y, en cierta medida, Anzoátegui (en donde Petróleos
de Venezuela Sociedad Anónima [ PDVSA] tiene una fuerte
implantación).
También ganó en la mayoría de las capitales de los
estados (18 de 22). Los partidos políticos que en otro tiempo
apoyaron a Chávez y luego se volvieron contra él (es el caso de
Podemos) o que han presentado candidatos contra los del PSUV (como el
partido Patria Para Todos [PPT]) han sido barridos del mapa electoral
y pierden así toda su representación regional y la mayor parte de las
pocas alcaldías que controlaban. Tanto los chavistas como la oposición
les han hecho pagar su falta de claridad ideológica. La única
excepción es la del Partido Comunista de Venezuela, cuya diáfana
afirmación de su ideología marxista-leninista le ha permitido mantener
sus escaños, sin perder ni ganar. En su primera confrontación real
como partido político, el PSUV ha ganado la apuesta. Y, sin embargo,
esta victoria cuantitativa no debería llevar a engaño: la Revolución
bolivariana ha salido gravemente quebrantada en estados estratégicos.
La oposición cosecha victorias determinantes
La oposición al proceso
revolucionario ha ganado los estados de Zulia, Carabobo, Nueva
Esparta, Táchira y Miranda, y la Alcaldía Mayor de Caracas. Nueva
Esparta y Táchira tienen un carácter estratégico: el primero es un
conjunto de islas, de las cuales Isla Margarita es la más importante.
Se trata del estado más pequeño de Venezuela, cuya importancia se debe
a su insularidad y a la cercanía de las fronteras marítimas de
Venezuela con el archipiélago de las Antillas.
Esta posición
estratégica se ve reforzada por la presencia de la IV Flota
usamericana en el Caribe. El gobernador electo (del partido Acción
Democrática) ha ocupado el cargo durante los últimos 10 años. Su
reelección añade cuatro más. La pérdida de Táchira podría tener
consecuencias desastrosas. Fronterizo con Colombia, es uno de los dos
estados (junto con Zulia, asimismo controlado por la oposición) por
los que pasa todo el contrabando procedente del país vecino. Pero más
grave todavía es que está parcialmente ocupado por las organizaciones
paramilitares de Colombia [1].
Dado que, por una parte, éstas han
solucionado el problema de la inseguridad por medio del terror
fascista y de toques de queda impuestos a la población y, por la otra,
la inseguridad es el eje central del nuevo gobernador (del partido
COPEI), es de temer la expansión de este problema, así como el aumento
de las violaciones de la soberanía del territorio venezolano por parte
de un cuerpo militar extranjero. Señalaré también que con la
permanencia de Zulia en el campo de la oposición, los dos estados que
tienen relaciones más estrechas con el vecino colombiano compartirán
asimismo afinidad ideológica con él a partir de ahora. El cerco se
estrecha contra la Venezuela bolivariana. La pérdida de los estados
de Nueva Esparta y Táchira en estas elecciones regionales y
municipales es estratégica, pero no un trastorno demasiado grave para
la Revolución bolivariana.
Los estados de Zulia, Miranda y Carabobo
son los más poblados de Venezuela, únicamente excedidos en densidad
poblacional por la Alcaldía Mayor de Caracas, que también ha pasado a
manos de la oposición. Se trata de estados muy ricos que concentran
buena parte de la industria venezolana. En el caso de Zulia, hay que
pensar en la industria petrolera, pero sin olvidar las difíciles
tentativas de reforma agraria bloqueadas durante ocho años por Manuel
Rosales, política que ahora continuará su delfín, el gobernador Pablo
Pérez.
El estado de Carabobo cuenta en su territorio con numerosas
industrias privadas (nacionales e internacionales) que lo convierten
en el pulmón industrial del país, y posee el segundo puerto mercante
de Venezuela (Puerto Cabello). En cuanto al estado de Miranda, engloba
cuatro de las cinco alcaldías de Caracas, entre ellas la que dispone
de más recursos por habitante de toda Latinoamérica (Chacao, feudo de
la oposición). Si a esto se añade que las cuatro alcaldías de Caracas
que dependen del estado de Miranda están ahora bajo el mando de la
oposición, es fácil comprender por qué la Alcaldía Mayor, que controla
las otras cinco de Caracas, también esté ahora en manos de la
oposición.
Si insisto en la riqueza de estos estados es para subrayar
la importancia de los recursos de que ahora dispondrán los
gobernadores de la oposición gracias a los impuestos regionales.
Además, los artículos 167 y 179 de la Constitución venezolana obligan
al Estado central a financiar a los estados regionales y municipios
con el 20% de sus ingresos fiscales.
El 70% de esta cantidad se
reparte en función de la población de los estados. Dicho de otro modo,
dado que la oposición ha ganado los estados de mayor densidad
poblacional, el gobierno bolivariano se verá obligado a financiar las
próximas campañas que los partidos de la oposición desaten en contra
él. Este maná financiero (reparto del presupuesto fiscal del Estado
para las regiones de la oposición más impuestos regionales)
repercutirá en las próximas campañas nacionales y reforzará la
estructura de los partidos de la oposición.
¿Cómo se ha llegado a
esto? ¿Acaso el pueblo ha abandonado a Chávez, como se apresuran a
señalar algunos funcionarios de la industria transnacional de las
comunicaciones?
Del dicho al hecho. El discurso y los hechos
Si se analizan los resultados con
detalle [2], se verá que los resultados de los centros de votación en
los barrios populares de todos los estados o municipios ganados por la
oposición (y, sobre todo, Caracas) desmienten las afirmaciones de
algunos medios.
El chavismo gana ampliamente en ellos, pero con un
bajo índice de participación. Por el contrario, los barrios de clase
media, donde vive una población menos numerosa, han votado masivamente
por la oposición. El ejemplo típico es el municipio caraqueño de
Baruta, donde vive una población de clase media: ha registrado una
diferencia de 94.868 votos a favor de la oposición, que situó a la
cabeza al candidato de ésta con el 83,08%. Creo que estas cifras
deben interpretarse por igual: midiendo lo que va del dicho al hecho.
En el caso de la clase media, hacer que el hecho se ajuste al dicho;
en el caso de las clases populares, que el dicho se ajuste al hecho.
Sin la menor duda es el gobierno bolivariano quien más esfuerzos ha
hecho por proteger las pocas propiedades de que dispone la clase
media: ayuda a los créditos inmobiliarios, supresión del IVA sobre la
venta de automóviles, política de crédito para abrir (o ampliar) sus
comercios.
En sus barrios se han construido clínicas públicas,
disponen de mercados alimentarios públicos a precios reducidos y de
escuelas bolivarianas públicas que acogen a sus hijos. El gobierno ha
congelado los precios de los colegios privados, lo cual les permite
disponer de una alternativa a las escuelas bolivarianas, etc. Pero,
sobre todo, el gobierno ha asegurado una estabilidad del sistema
bancario que ha permitido que la clase media ahorre con tranquilidad
[3].
Y a pesar de todo lo que el gobierno bolivariano ha hecho por la
clase media, ésta mantiene un odio antichavista ampliamente explotado
por los medios de comunicación. Sin embargo, no se trata de oligarcas
ni de propietarios de medios de producción. A veces, la frontera que
separa a la mayoría de las clases medias (bajas y medias) de ciertas
clases populares tiene más que ver con el reparto de los espacios
urbanos que con unas condiciones económicas realmente distintas. Sería
conveniente que el gobierno y el PSUV apaciguaran su retórica contra
las clases medias, o que por lo menos la adecuaran a la política
ventajosa que aplican de cara a esta clase social. Por otro lado,
aunque las clases populares han votado masivamente por el PSUV, su
movilización ha sido insuficiente.
También en este caso hay que
ajustar el hecho, las realizaciones sociales, a la retórica socialista
del Poder Popular y la mejora de las condiciones de vida. La
explicación de las derrotas del PSUV está en las malas gestiones
locales y regionales (a cargo de militares muy próximos a Chávez, que
incluso habían participado en la asonada de 1992). Los electores, en
vez de refrendar la lealtad al jefe del estado, han optado por
castigar la incompetencia en la administración de los asuntos
públicos, sobre todo en el ámbito de la seguridad, la vivienda, la
recogida de basuras, el transporte, etc. Problemas que, según varias
empresas venezolanas de sondeos de opinión, preocupan más que el
empleo a los habitantes de las grandes ciudades.
En resumen, es
preciso que el discurso político se acompase a la realidad del proceso
para recuperar a los electores perdidos de las clases medias y
populares.
¿Una victoria de la democracia?
Los portavoces de los
partidos políticos, los del Consejo Nacional Electoral, los cargos
electos y los observadores coinciden en afirmar que la gran ganadora
de estas elecciones, más allá de los resultados, ha sido la
Democracia. ¿Seguro? Si se trata de la aceptación por los venezolanos
del sistema electoral, creemos que, efectivamente, es una victoria.
Pero ¿dónde quedó la famosa democracia participativa y protagónica?
¿Acaso ya no es digna de definir, también ella, el contenido de la
Democracia venezolana? Si nos fijamos en la jornada electoral vemos
que, en efecto, ya no se cometen los fraudes que eran moneda corriente
antes de la llegada de Chávez al poder; pero ciertos aspectos del
sistema democrático representativo perfecto rozan lo absurdo. La ley
electoral venezolana estipula que ningún centro de votación puede
cerrar mientras quede un elector esperando para votar. Los resultados
ajustados al final de la jornada calentaron los ánimos.
Por citar sólo
dos casos, en el Zulia los seguidores de Manuel Rosales vaciaron los
hospitales a última hora para llevar a las personas a votar en silla
de ruedas o incluso en camilla. Antes hacían votar a los muertos,
ahora facilitan a los impedidos su derecho a votar en el último
momento… En el bando chavista también se pudieron ver estas prácticas
electoralistas. En Caracas los militantes del PSUV fueron en el último
momento a los cerros en busca de quienes aún no habían votado. El
resultado fue que muchos centros de votación, en vez de cerrar a las
cuatro de la tarde, lo hicieron alrededor de las nueve. No hay nada
que objetar a los métodos (al fin y al cabo los partidos bien podían
vaciar los hospitales o hacer una campaña basada en el remordimiento),
se trata de espíritu militante. Pero en lo tocante a la democracia
como tal, parece más propio de un circo que de decisiones tomadas por
ciudadanos racionales.
El sistema representativo, por sí solo, no
puede garantizar la democracia. Además, allí donde la oposición, sin
haber ganado, tampoco fue barrida, se produjeron disturbios para
impugnar los resultados, como ocurrió en el estado de Barinas y en la
ciudad de Maracay. Dicho de otro modo, cuando el resultado no les
sonríe, los militantes de la oposición no siempre aceptan el sistema
venezolano de democracia representativa. Por otro lado, Usamérica ha
invertido en esta campaña electoral más de 4,7 millones de dólares a
lo largo de 2008 [4].
Desde hace diez años, de forma totalmente
ilegal, la agencia del Departamento de Estado (USAID) y la Fundación
Nacional para la Democracia (NED) han entregado más de 50 millones de
dólares a partidos políticos de oposición, cadenas de televisión
comercial, ONG opositoras, asociaciones, etc. Los dos últimos años se
han centrado en los estudiantes y los sectores populares, con la
creación de decenas de asociaciones en Petare, la gran barriada
popular del este de Caracas. El trabajo ha dado frutos. ¿Se puede
hablar de Democracia cuando un estado extranjero invierte decenas de
millones de dólares en corromper a los electores venezolanos para que
elijan a candidatos favorables a sus intereses?
Para hablar de éxito
democrático, ante todo habría que respetar las normas que garantizan
el desarrollo correcto de un proceso democrático. En este caso el
gobierno bolivariano es el único culpable de la injerencia, por no
haber expulsado todavía a las agencias usamericanas que desde hace más
de seis años se han establecido en Caracas para financiar a la
oposición, a los estudiantes de derecha, a movimientos ultraliberales
en los barrios, etc. Los ejemplos de Chile, Nicaragua, Yugoslavia o
Ucrania revelan que estas políticas a menudo tienen éxito.
Consagración de la democracia venezolana, nos dicen. ¿Quiénes han sido
elegidos?
En el Zulia, Manuel Rosales, que ratificó el golpe de
estado de abril de 2002 en nombre de todos los gobernadores de
Venezuela, ha sido elegido alcalde de Maracaibo y ha colocado a un
subalterno en la gobernación del estado. En el estado de Miranda ha
ganado Capriles Radonski. El mismo que mano a mano con los terroristas
torturadores de extrema derecha, Salvador Romaní y Henry López Sisco,
había asaltado la embajada de Cuba el 12 de abril de 2002. El mundillo
fascista es bastante pequeño, porque López Sisco, un viejo colega de
los terroristas Posada Carriles y Orlando Bosch, fue responsable de
seguridad del estado de Zulia a las órdenes de… Manuel Rosales. Como
si no bastara con sus relaciones amistosas, cuando era alcalde de
Baruta, Capriles Radonski firmó acuerdos de cooperación entre su
policía municipal y el FBI usamericano.
Entre el FBI y los peores
fascistas del continente, no es difícil adivinar cuál será la
orientación de su nueva política de seguridad. Antonio Ledezma, el
nuevo titular de la Alcaldía Mayor de Caracas, es un gran demócrata…En
2002 participó en el golpe de estado y el sabotaje económico
posterior. En 2004 se unió a los grupúsculos fascistas que impugnaban
el resultado del referéndum revocatorio. Es miembro fundador del
Comando Nacional de la Resistencia, agrupación de extrema derecha que
preconizaba la violencia y desconocía el gobierno bolivariano. En 2005
fue uno de los promotores del boicot a las elecciones legislativas. En
2007 fue el promotor de la «Gran Marcha sin Retorno» que iniciaba una
serie de manifestaciones una semana antes del referéndum sobre la
reforma parcial de la constitución. La consigna para los manifestantes
era «hacer provisiones y prepararse», porque nunca aceptarían la
dictadura.
Evidentemente, esperaba una victoria del «sí» en el
referéndum. En el estado de Carabobo, el gobernador electo, Henrique
Salas Feo, es hijo de Henrique Salas Römer. Su papá es un patriarca de
la región, multimillonario y ex candidato contra Chávez en las
presidenciales de 1998. El 7 de mayo de 2008 afirmaba en las columnas
del diario El Universal que la autonomía es una alternativa al
gobierno de Chávez, pues «los ingresos fiscales por concepto petrolero
ya no pasarán por el poder central e irán directamente a las regiones»
[5]. Sin comentarios. Como buen señor feudal, nombró heredero a su
hijo, fiel continuador de su política. Estas son las semblanzas de
algunos de los «nuevos demócratas» que mandarán en varios de los
estados más importantes de Venezuela. Como el fascismo, lo mismo que
la tos, es difícil de disimular, ya el martes 25 de noviembre los
militantes de oposición perpetraron actos intimidatorios y ataques
contra las instituciones nacionales.
Sus blancos principales fueron
las misiones educativas, Barrio Adentro y los médicos cubanos, las
sedes de los Consejos Comunales, las universidades creadas por el
gobierno bolivariano… Su propósito es impedir que las iniciativas
impulsadas por el pueblo y por el gobierno tengan acceso a las
instalaciones que dependen de las gobernaciones o alcaldías
controladas por ellos [6].
Todas estas acciones se llevaron a cabo…
apenas 36 horas después de la victoria de estos miembros de la
oposición. Les quedan 35.040 horas de gestión antes de las próximas
elecciones. «También se vive tranquilo en los calabozos, ¿basta con
eso para encontrarse bien en ellos? » le respondía Rousseau a Hobbes…
Notas :
[1] Véase Romain Migus, "Venezuela: Conclusion d’une année
déterminante", Voltaire, http://www.voltairenet.org/article158266.html
o bien Jorge Chávez Morales, "Offensive paramilitaire au Venezuela",
Bellaciao,
http://bellaciao.org/fr/article.php3?id_article=32272,%20%7BBellaciao.org%7D .
[2] Véase en el sitio web del Consejo Nacional Electoral:
http://www.cne.gov.ve/divulgacion_regionales_2008/ .
[3] Véase Romain
Migus & Ernesto J. Navarro, "Le Communisme de Chavez est en train de
nous tuer", Le Grand
Soir,http://www.legrandsoir.info/article.php3?id_article=3911&var_recherche=romain+migus . (Este artículo tiene más de dos años, pero la situación ha cambiado muy poco).
[4] Eva Golinger, "La Injerencia ganó las elecciones venezolanas", YVKE Mundial, http://www.radiomundial.com.ve/yvke/noticia.php?15264 .
[5] Reyes Theis, "Salas Römer propone proyecto de autonomías como alternativa", El Universal, 07/05/08.
Traducido por Manuel Talens y Juan Vivanco
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