Es archisabido que Medina Mora, el todavía procurador general de la república, mantiene una abierta complicidad con el gobernador de Sonora Robinson-Bours, a tal grado que en la Procuraduría General de la República
(PGR) no prospera ninguna denuncia formal contra el empresario avícola, incluso con partes de los retenes militares detallando inspecciones a siete camiones de carga con el logotipo de Bachoco, llevando huevos y pollos rellenos de cocaína.
A sabiendas de que el reportero Alfredo Jiménez (ya abandonado hasta por su periódico El Imparcial) estaba sobre las pistas de la narcopolítica sonorense, que sus pesquisas se encaminaban a los Robinson-Bours y que su cadáver fue llevado a enterrar a orillas del municipio de Cajeme; a sabiendas de eso, la PGR, que atrajo la investigación, ha paralizado toda averiguación para encubrir al gobernador.
Es una larga lista de complicidad entre Bours y Medina, hasta llegar a la más reciente con motivo del incendio –provocado por negligencia y omisiones en el cumplimiento de la Ley de Protección Civil para el Estado de Sonora, que provocó la muerte de 48 bebés y dejó 30 más dañados de por vida por las quemaduras y daños sicológicos– cuando Medina-Mora llegó al cinismo de adelantar vísperas, decretando que nadie irá a prisión por estos homicidios (La Jornada, El Universal, Excélsior, Milenio, 11 de junio de 2009).
En una conferencia de prensa el procurador se atrevió a absolver a los presuntos responsables, ya que los homicidios culposos (sin ser funcionario judicial y usurpando facultades de los tribunales) no son delitos graves y no pisarán la cárcel.
Primero, Medina-Mora pisoteó la Constitución y sus leyes reglamentarias penales, mientras una vez más traicionaba a su jefe Calderón para que éste –ya con las críticas e imputaciones encima de que su esposa es pariente de una de las involucradas como dueña de la guardería ABC– quedara como encubridor de Robinson-Bours.
Porque en casos tan complejos se supone que si no cuenta con el visto bueno de Calderón, Medina-Mora no habla; pero en menos de un día reculó y se tragó sus declaraciones, para decir que sí habrá responsables penales por esos homicidios.
Han circulado rumores de que el titular de la PGR (todos los días salido del gimnasio, después del baño de vapor con su peinado relamido para domar su cabello muy parecido al estilo puerco espín de Bours) sería echado del cargo, pero se ha mantenido.
No obstante que una vez más ha pasado por encima de sus obligaciones legales para hacer cumplir las leyes penales, y que por enésima ocasión ha traicionado a Calderón, con su mismo tono de voz apagado y mustio, exculpando a los responsables del infierno de la guardería y sus 47 niños víctimas de homicidio intencional. Medina-Mora no es panista, mucho menos priista ni de ningún otro partido. Simple y sencillamente es cómplice de Bours, protegiendo a la delincuencia organizada de quienes integran, desde los poderes públicos del Estado, la narcopolítica.
Cómplice, Medina-Mora, de un Robinson-Bours conocido ya como el Herodes, por los 48 niños muertos en el incendio, con la soga al cuello por corrupción, pues ha hecho de Sonora, junto con su familia (Ricardo, su hermano, a la cabeza), su pandilla de empresarios y sus empleados, un botín; por la narcopolítica, que le proporciona al narcotráfico protección a cambio de multimillonarios sobornos en dólares; por los feminicidios (más de 100 mujeres violadas y asesinadas) y por los periodistas desaparecidos, asesinados y la censura impuesta a cambio de publicidad oficial, tanto que hasta el periódico El Imparcial vendió su tradición de mantenerse más o menos afín a las libertades de prensa y es ahora conocido como El Parcial.
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