Mientras desde Palacio Nacional y otros puntos de nuestra geografía, donde López Obrador nos receta sus monólogos mañaneros para atacar a las libertades de expresión, sobre todo contra la prensa escrita, se siguen sumando las embestidas homicidios, amenazas, agresiones y otros delitos contra ese periodismo que insiste en ventilar su información, comentarios, críticas e investigaciones. Otra vez la delincuencia ha puesto en su mira el trabajo de Carlos Loret de Mola porque éste y sus colaboradores, en sus programas por la radio de la W-Radio y Despierta en Televisa, ha dado a la luz pública la pesca ilegal de la totoaba.
Ésta es llevada a cabo por pescadores integrantes del denominado “cártel de la Totoaba”; a la sombra y protección del priísmo de Baja California, donde impera el cartel político de Jorge Hank Rhon. Así que dos de los beneficiados por esa pesca, Oscar Parra Aispuro y Sunshine Rodríguez, se han dedicado con toda impunidad, descaro y retadoramente, a publicar en las redes sociales advertencias tipificadas como delitos contra Loret de Mola. “Estas amenazas me han estado llegando sistemáticamente cada vez que hago un reportaje sobre este asunto, y últimamente, aunque no lo haga, amenazas de agresiones físicas y de muerte por parte de estos personajes en concreto y de esta organización” (El Universal, 29 de marzo de 2019).
Se trata de amedrentar. Y ese atrevimiento delincuencial nos dice que quienes integran ese cártel están más que dispuestos a ejecutar sus amenazas homicidas, porque no quieren ser exhibidos por sus actos devastadores en el mar; y porque se enteran del desprecio que expresan los funcionarios de todos los niveles hacia las libertades de prensa. Aquello de “al diablo las instituciones”, sentencia expresada hace años, sigue vigente para las delincuencias desde los poderes del Estado y de quienes actúan con impunidad. “Las amenazas, dice Loret de Mola, son directas, con nombre y apellido, y son públicas. No tienen empacho, no se esconden, con total impunidad”.
Y es que con ese terrorismo quieren atemorizar a los periodistas para que no sigan desempeñando su tarea de investigar hechos y darlos a la información, para conocimiento de los funcionarios que deben atenderla, como en este caso, la pesca de la vaquita marina que está al borde de la extinción. El actual candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la gubernatura de Baja California, entidad dominada por el cartel económico-político de Jorge Hank Rhon, es el abogado de esos rateros del mar; y de ganar el cargo –al estilo priìsta– indudablemente continuará ese saqueo marítimo.
Y en una de esas, Oscar Parra Aispuro y Sunshine Rodríguez Peña van a llegar a cometer el homicidio de Loret de Mola, habiéndolo puesto abierta y públicamente en su mira criminal, con tal descaro que publicaron en las redes sociales sus amenazas de muerte contra Carlos Loret de Mola, porque quieren la censura del periodista a balazos. Sin más amparo que ejercer su trabajo, el periodista ha tenido que sacar a la luz pública los hechos criminales que lo tienen como blanco para eliminarlo.
Esto no ha sido atendido por los funcionarios federales y menos los de Baja California, entidad que está en poder de varios cárteles y del imperio de Jorge Hank Rhon, quienes tienen aterrorizados a los pescadores y, con la participación de una mafia china, los obligan a pescar la “totoaba”, cuyo kilogramo llega a tener un precio de 100 mil dólares. Es por esto que los beneficiados están dispuestos a ejecutar el homicidio del periodista.
Las embestidas contra los periodistas que van desde agresiones hasta homicidios, se han estado multiplicando a la par de la violencia en general consistente en secuestros, desapariciones forzadas y ¡feminicidios!; todo esto mantiene al país al borde de una angustiosa autodefensa contra las delincuencias que, con toda impunidad, están actuando como han hecho contra Carlos Loret de Mola, porque éste ha investigado la pesca ilícita de la totoaba. Resulta, pues, que la información sobre esos actos le han acarreado a él toda clase de amenazas que incluye su asesinato. Y los autores hasta dan a conocer sus nombres, a sabiendas de que no serán presentados ante el ministerio público ni menos a los tribunales.
Han de tomar cartas en el asunto los funcionarios de la Fiscalía General de la República, antes de que ese cártel cumpla su cometido. La información al aire por radio y televisión sobre lo que están haciendo el Parra” y su operador, Rodríguez Peña, amerita el procedimiento judicial, con la denuncia de Loret de Mola, para impedir que de las bravatas pasen a cumplir con sus advertencias.
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