Arrastra López Obrador el saldo de homicidios, secuestros y atentados a periódicos en todo el país, de 2006 a este 2019: el asesinato de 102 comunicadores, que no han sido aclarados; 14 desaparecidos y 116 agravios que se tipifican como delitos. Todo ello, pues, en la más completa impunidad, ya que no hay imputaciones penales ni para funcionarios ni para delincuentes. Por eso es que integrantes de Reporteros Sin Fronteras lograron entrevistarse con el subsecretario de Gobernación en materia de Derechos Humanos, Alejandro Encinas, para avisarle que acudirán a la Corte Penal Internacional, con el objeto de presentar un documento sobre esos hechos y solicitar su intervención ante López Obrador, quien, por cierto, canceló una reunión con esa organización “sin ninguna explicación”.

Y es que en al contexto de misma inseguridad o quizá más, de cuando los expresidentes Calderón y Peña, los periodistas no solamente son blanco de los desprecios lopezobradoristas sino que sobreviven en medio de la violencia sanguinaria que prevalece, arriesgando sus vidas para cumplir con su trabajo. La cancelación de la entrevista ha provocado que los medios de comunicación supongan que como para toda la población, tampoco hay para ellos ninguna medida de protección; y que “conservadores”, “fifís” y quienes están a favor permanecen sin derechos ni garantías para desempeñar su deber, además de recibir desprecios presidenciales.

Esto aumenta la inseguridad de la prensa: reporteros, columnistas, analistas y todo el personal que la conforma. Que López Obrador haya cancelado la cita con Reporteros sin Fronteras, nos hace suponer que no le interesan las libertades para informar, criticar y hasta para elogiar, ya que esos oficios van en el mismo barco, y si éste es hundido por la tormenta que sobre él se abate con las hirientes frases y hasta “torpedos” que salen de Palacio Nacional, provocarán que desaparezcan esos derechos. Reporteros sin Fronteras quería manifestar a López Obrador que nuestro país es otro de los “más peligrosos del mundo” para los periodistas “mexicanos”. Y permitirlo es otra corrupción que conlleva la supresión de las libertades de prensa, cuando éstas deben tener el más amplio marco para su máximo ejercicio.

Que en la Agenda de López Obrador no haya un espacio para atender a Reporteros Sin Fronteras, anuncia que subestima lo importante que es tener periodistas ocupados en buscar información y proporcionarla, al lado de críticas, aprobaciones y puntuales datos, que sirvan a los propios gobernantes y a los ciudadanos. Pero López Obrador no quiere escuchar a esa organización mundial al pendiente de las libertades y su ejercicio, porque no sabría qué responder. Esto demuestra que seguiremos peor que en los 2 sexenios precedentes. La militarización vía la Guardia Nacional es más de lo mismo: marinos, soldados y policía militar queriendo extinguir la violencia de los cárteles, los de la delincuencia en las ciudades, etcétera.

Estamos, pues, de nueva cuenta en el gatopardismo: hay que cambiarlo todo; pero, ahora para que un hombre y su partido controlen la vida pública y privada, para que durante otros 78 años (como fue el lapso priísta) Morena sea quien disponga del destino populista, con elecciones manipuladas como entonces. Apoyado en una prensa controlada, con sobornos a Tv Azteca para informarnos. Y que nos lluevan los reportes de Reporteros Sin Fronteras, por más periodistas asesinados. A eso se debe que no haya sido recibido el secretario general de RSP: Christophe Deloire y que simplemente López Obrador haya mandado decir que no tenía espacio en su agenda.

Cancelar esa reunión, significa que contra los medios de comunicación se endurecerán las medidas de control y no habrá más libertades de expresión más que para elogiar al “señor presidente”. Y que Reporteros Sin Fronteras y las demás organizaciones, lleven sus reportes sobre la inseguridad a periodistas, a donde gusten. No les harán caso en México, aunque el mundo se entere de lo que pasa en Venezuela, Nicaragua… y México.

Fuente
Contralínea (México)