Confieso (Confieso que he vivido, título de las memorias de Pablo Neruda, alias de Neftalí Reyes Basoalto) que primero asistí al cine para ver el filme estadunidense (¡Hollywood, Hollywood… ra, ra, ra!) El niño con la pijama de rayas. En éste, dos actores que no han de rebasar los 12 años son los protagonistas que logran conmover a los espectadores.
El guión se desprendió de una sencilla historia, que lo mismo da que sea fantasía o realidad, del escritor irlandés John Boyne. Éste ya ha publicado otras novelas. Uno, antes o después de mirar el filme, puede y debe darse a su lectura, traducida al español por Gemma Rovira Ortega, en 200 páginas, con letra de buen tamaño que facilita más su lectura.
Para su venta desde hace tres años en la sección libros para niños, la novela se centra en el sorpresivo encuentro de un niño judío recluido en un campo de concentración en Polonia, conocido como Auschwitz, y un niño alemán, enmarcados en la clásica inocencia de aquellos niños (sin televisión, sin computadoras, sin periódicos… sin la información actual).
Entre ellos se levanta una alambrada, ya que el alemán es hijo de un alto militar que está al cuidado de los judíos que han de ir a “bañarse” a unas regaderas donde en lugar de agua sale un gas altamente tóxico, en el más alto grado de maldad hitleriana. Hitler aparece en la novela con el nombre de “Furias”.
El niño judío viste el uniforme de rayas blancas y azules; un estado de suciedad suficiente como para matizar sus colores que se vuelven grises. Lleva una gorra con la misma tela y dibujo. Como en España se dice pijama (y nosotros le llamamos piyama), es que así se traduce, y la novelita se llama El niño con el pijama de rayas. El niño alemán cree que es la ropa para dormir y no el uniforme de un preso con su familia.
Entablan, a través del alambrado, una efímera amistad, suficiente como para que el niño alemán, para buscar al papá del judío, con una piyama prestada por su amigo, pase al campo de concentración, precisamente cuando un grupo de judíos son llevados a “bañarse”. Y los dos camaradas infantiles corren la misma suerte del suicidio obligado.
La novela y el filme se complementan. Ambas deben mirarse y leerse indistintamente. A la mejor resulta más estremecedor el filme, ya que su realismo sacude al espectador conforme la película va de un principio rosa y feliz a un desenlace que deja entrever la perversidad del nazismo (no de todos los alemanes) en lo que fue la “banalidad de la maldad”, a la que tanto se refiere y explica la inteligentísima y culta Hannah Arendt en sus libros de análisis de esos hechos de depravación hitleriana.
Es, pues, una novela que merece la atención de los lectores. Se trata de otro aspecto de la naturaleza humana y que sigue presente en aquello que Kant llamó el árbol torcido de la humanidad.
Ficha bibliográfica
Autor: John Boyne
Título: El niño con el pijama de rayas
Editorial: Salamandra
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