Veracruz.- En este proceso electoral, todo son simulaciones: la elección interna de los candidatos, el uso del aparato gubernamental y recursos públicos para el aspirante a gobernador; los apoyos sociales del gobierno federal a favor del candidato del Partido Acción Nacional (PAN); y en medio de la contienda, un árbitro que simula vigilar el proceso, donde está en juego el tercer padrón electoral de todo el país.

Las campañas comenzaron desde noviembre pasado, tres meses antes del periodo oficial, cuando todo el estado yacía inundado de propaganda electoral disfrazada de anuncios de café y arroz, espectaculares con mensajes alentadores de un progreso venidero y publirreportajes en periódicos y revistas de sociales enmascarados como información.

El senador con licencia Juan Bueno Torio se anunciaba en bolsas de arroz y frijol marca “Bueno”, con el eslogan “De Córdoba lo mejor”; mientras que su primo político, el exsenador Gerardo Buganza Salmerón, lo hacía en un café soluble –el “Buganza”– que nunca estuvo en el mercado; el diputado Javier Duarte de Ochoa, en promocionales pagados por el gobierno del estado, con el eslogan “Vamos bien y viene lo mejor”… “Viene lo mejor, viene Yunes”, rezan los promocionales que, como director general del ISSSTE, mandó colocar Miguel Ángel Yunes Linares, usufructuando el lema gubernamental.

Fuera de los tiempos que establece el Instituto Electoral Veracruzano (IEV), en las portadas de periódicos y revistas, particularmente Líder, en su edición de Veracruz, desfilaron candidatos a gobernadores, alcaldes y legisladores en anuncios disfrazados. Incluso los ediles de municipios identificados como de pobreza extrema –entre ellos Mixtla de Altamirano y Coetzala– invirtieron recursos públicos en atractivas publicidades, con el afán de garantizarle la continuidad a su partido; maquillaje y glamour por un voto.

En Veracruz se inventan y practican nuevas formas de torcer la ley electoral, ante el disimulo del IEV en la elección que los analistas identifican como la más reñida de los últimos tiempos, pero no por el nivel de debate o la propuesta de gobierno de sus aspirantes, pues “ninguno de los candidatos –Javier Duarte de Ochoa, Miguel Ángel Yunes Linares y Dante Delgado Rannauro– ha mostrado un claro proyecto de desarrollo ni hay credibilidad en sus plataformas políticas”, dice Rafael Vela Martínez, doctor en economía por la Atlantic International University y consultor electoral. Lo que hace peculiar la elección, agrega, “es la disputa personal entre los contenientes”.

El encono personal entre Miguel Ángel Yunes, Dante Delgado y Fidel Herrera Beltrán data de hace más de una década, cuando los tres coincidieron como funcionarios en el gabinete de Patricio Chirinos, y aunque Fidel no es candidato, su padrinazgo al diputado Javier Duarte hace que se le ubique como parte de la contienda.

La peor animadversión sin duda es entre Dante y Yunes, crispada cuando éste lo encarceló en diciembre de 1996 en el penal de Pacho Viejo, acusándolo de peculado por más de 450 millones de pesos. Sin elementos en su contra, Dante fue liberado la madrugada del 24 de diciembre de 1997. Hoy encabeza una oposición con muy fuerte presencia y aceptación con el Partido Convergencia, fundado por él un mes antes de su encarcelamiento, y que tiene en Veracruz su principal bastión. Por ello, el analista Gerardo Escobar Galindo, investigador del Colegio de Veracruz, dice que “Dante será el fiel de la balanza en la elección”.

Duarte, dedazo y derroche

Las elecciones internas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el PAN enlodaron el proceso y provocaron considerables diásporas, acusaciones y señalamientos, pero sobre todo, dejaron al descubierto los entretelones sucios de la contienda.

Con una brevísima carrera política y en la función pública, arropado por Fidel Herrera como subsecretario y luego secretario de Finanzas (encomendado a bursatilizar los ingresos federales y locales), Javier Duarte no fue electo por los militantes y adherentes del tricolor, sino impuesto por Herrera Beltrán para la continuidad de su administración. Como preámbulo, en las elecciones intermedias de 2009, fue enviado como diputado federal a San Lázaro.

El día en que en su natal Córdoba presentó un inusual informe de sólo 120 días de labores como legislador, blindado por figuras del priismo nacional, sus correligionarios comprobaron lo que desde hacía mucho era un secreto a voces: Fidel lo impondría frente a otros aspirantes de mayor experiencia y trayectoria, como José Francisco Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa.

En realidad, la designación no sorprendió tanto como el derroche de recursos en un año de crisis: en los jardines del Club Azucareros, una gigantesca carpa para más de 10 mil invitados, diputados, alcaldes, empresarios, dirigentes sindicales; logística y viandas con cargo al gobierno del estado desde cuya oficina de prensa se repartieron los boletines y fotografías oficiales del evento.

La transmisión fue vivo a través de Radio Televisión de Veracruz, que dedicó tiempo oficial para difundir el discurso del diputado Duarte. El acto estuvo colmado de loas al gobernador y su esposa, y una mención especial para Yunes Linares y sus vínculos con el pederasta Jean Succar Kuri:

“El recurso más valioso que tenemos los veracruzanos son nuestros niños. De su cuidado y protección depende el futuro de nuestro estado. En Veracruz, los niños no se tocan. Queremos que nuestros niños sonrían, no que teman. Queremos niños seguros, no en peligro. Queremos niños sanos y llenos de vida.”

Desde 2009, Duarte arrancó una campaña pintada de rojo, financiada por su padre adoptivo Fidel Herrera; naturalmente, dinero público, y el apoyo de su suegro, el empresario Jesús Antonio Macías Yazegey –extesorero de campaña de Herrera Beltrán–. Por si no quedara suficientemente claro el padrinazgo, hizo suyo el lema de la “Fidelidad”.

Ininterrumpidamente aparece todos los días en numerosos medios de comunicación para difundir que visita urbes y rancherías, regala despensas, cobertores, varilla, cemento, láminas, tinacos, computadoras para los jóvenes, juguetes y bicicletas para los niños; ameniza sus eventos con cantantes de moda y bailes con orquesta; apadrina fiestas masivas de quinceañeras envueltas en satín rojo, el rojo de la “Fidelidad”.

Un mes antes de que arrancara la campaña interna del PRI, fuera del plazo marcado por el IEV, se publicitó, con 64 páginas, en la edición de enero de la revista Líder, incluida la portada donde, posando con su sonriente familia, señala: “Estoy preparado para gobernar”.

Para contrarrestar el rojo de Fidel y la “Fidelidad” de Duarte, los ayuntamientos panistas, como Boca del Río, y las dependencias del gobierno federal, como la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), pintaron todo de azul y abiertamente dieron a los programas oficiales el sesgo partidista.

En enero, la delegación de la Sedesol adquirió una flotilla de 30 vehículos Dodge Attitude azul celeste. En los municipios indígenas se llevó a cabo un operativo mediante el cual los promotores de los siete programas que entrega la dependencia en el estado, entre ellos el Oportunidades, 70 y Más, y Seguro Popular, explican que el gobierno que les entrega los apoyos “es el azul” y por ése tienen que votar en julio próximo.

Aunque en Jalapa y Veracruz, el que mandó pintar los módulos de los programas federales con sus logos fue Fidel Herrera, incluida la grafía de un corazón y el eslogan “Vamos bien y viene lo mejor”.

Yunes, pastelazo y despilfarro

En el uso de recursos públicos para promocionarse, Miguel Ángel Yunes no se quedó atrás, lo hizo durante todo 2009 mediante la difusión de la obra pública y los programas del ISSSTE. Compró portadas y planas en rotativos, revistas y programas de radio, rentó panorámicos, regaló tractores, despensas y bailes, todo ello con cargo al ISSSTE, según una denuncia presentada en su contra ante la Procuraduría General de la República por la diputada local Elvia Ruiz, en la que lo acusa de desvío de recursos públicos. Radicada en la Fiscalía Especial de Delitos cometidos por servidores públicos en el expediente PGR/UEIDCSPCAJ/SP/M-XVI/113/2009, está bajo investigación actualmente.

Su designación como candidato fue aún más cuestionada. El pastelazo que, a ocasión del 50 aniversario del ISSSTE, le dio el presidente Felipe Calderón en el salón Adolfo López Mateos de la residencia oficial de Los Pinos fue, para algunos analistas, señal inequívoca de su candidatura un mes antes de la elección interna. Ni todos los panorámicos pagados con la fortuna de los Bueno o los Buganza pudieron imponerse al pastelazo presidencial, pese a que al exsenador Buganza se le identificaba como el favorito de Nava y el de mayor aceptación entre los consejeros, militantes y adherentes de Acción Nacional.

Gerardo Escobar Galindo, doctor en ciencia política por la Universidad Nacional Autónoma de México, asegura que si el PAN hubiera electo a su candidato por el voto de sus adherentes y simpatizantes, es decir, acorde con sus estatutos, éste sería Buganza y no Yunes. La decisión, explica, “debe entenderse mucho más allá del simple designio de un candidato a gobernador, revela la influencia que Elba Esther Gordillo tiene aún sobre Calderón; influencia tan grande que ahora ella coloca a los candidatos del PAN, aun con el costo político para el partido el tener a Yunes como candidato, pero sobre todo, es un mensaje implícito de la desesperación de Calderón por complacer a Gordillo con miras a tener su apoyo en 2012”.

La contienda electoral veracruzana es muy significativa a nivel nacional porque representa el tercer padrón electoral en el país (después del Distrito Federal y el Estado de México), así que sus resultados serán un referente para 2012. Rafael Vela Martínez, especialista en procesos electorales y consultor en campañas políticas, dice que, para el PAN, “significa la única oportunidad de ganar la gubernatura de Veracruz, porque en 2012 ya nadie ve al PAN en Los Pinos y será prácticamente imposible que, a partir de allí, logren gubernaturas controladas por el PRI”.

Aun cuando en la elección de 2004 el resultado tuvo que dirimirse en tribunales, los municipios en los cuales el albiazul logró consolidarse sobre los cacicazgos del tricolor son muy pocos, de los que Yunes Linares formó parte durante 35 años, hasta que, en julio de 2004, como diputado federal, renunció tras la destitución de Elba Esther Gordillo como coordinadora de su bancada en la Cámara de Diputados.

Fue hasta el 15 de junio de 2008 cuando oficialmente se afilió al PAN, aunque menos de seis meses después de que renunció al PRI, Vicente Fox le dio cabida en su gabinete como secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, por lo que los panistas dogmáticos lo califican de oportunista.

El costo del pastelazo

Previo a la designación de Yunes como candidato oficial, el dirigente estatal del PAN, Enrique Cambranis Torres, aseguró a Contralínea que el partido tiene 120 mil militantes activos y adherentes. Sin embargo, el repudio en contra de Yunes podría impactar significativamente en los resultados que ese partido obtenga en las urnas el próximo 4 de julio, incluido el voto de castigo por la renuncia de Buganza, que, de entrada, generó significativas diásporas: la de los exdiputados Sergio Penagos García y Mauricio Duck Núñez, y de miles de adherentes en Jalapa, Córdoba, Veracruz, Poza Rica, Acatlán, Martínez de la Torre, Misantla, Naolinco, Jilotepec, Chiconquiaco, Landero y Coss.

La abdicación de la figura más importante de Acción Nacional en Veracruz no es sino otro referente del resquebrajamiento del PAN en manos de César Nava. Ésta se dio pasadas sólo unas horas de que el michoacano le tomó protesta a Yunes –en un evento en Boca del Río–, mediante una contundente carta en la que Buganza reveló supuestas “intrigas palaciegas” y criticó duramente la pérdida de principios y el desempeño de Nava:

“Aún recuerdo el tiempo en que el Partido Acción Nacional se ocupaba de formar ciudadanos distintos y distinguibles a quienes encomendarles la delicada labor de gobernar con honestidad, por si acaso y casi por accidente, llegara el momento de ganar una elección. Llegaron los triunfos electorales y, con ellos, se advertía con auténtica preocupación que se debía tener cuidado en ganar el gobierno, sin perder el partido. Discurso profundo en su momento, que hoy es frívolo por una realidad que lo vence.

“Hoy, tal pareciera que desde la dirigencia nacional se piensa que lo importante no es gobernar bien, sino que la prioridad es ganar elecciones a cualquier costo y aun cuando ello signifique perder la identidad para parecerse, cada vez más, a aquello que se dice combatir.

“El PAN que hoy se presenta es tan igual a su adversario, que al ciudadano le será imposible distinguir a uno del otro. Así, más incongruente es intentar evitar el regreso del PRI a Los Pinos en 2012, si para ello se piensa que la solución está en postular personajes del PRI para que contiendan en nombre del PAN. Al tiempo.”

Con 16 años de militancia, Gerardo Buganza alcanzó gran notoriedad en el PAN y el respeto de sus contrincantes cuando casi logra desterrar al PRI del gobierno (en 2004), en una elección que los panistas consideran un triunfo robado. “Así que su renuncia sin duda tendrá un impacto negativo que se verá reflejado en las urnas”, explica Gerardo Escobar.

El costo político podría ir más allá de Veracruz, según lo dejó ver el expresidente nacional del partido, Manuel Espino, al calificar la designación como “un atentado a nuestra trayectoria democrática” y a las convicciones de los panistas, en una carta abierta reproducida por diversos medios el 26 de febrero. En ésta, Espino reveló que, en 2006, Yunes fue vetado como candidato a senador por el PAN, por el entonces candidato presidencial Felipe Calderón, “bajo el argumento de que, cuando Yunes fue secretario de gobierno con Patricio Chirinos, se distinguió por su desempeño corrupto, por golpear, perseguir y difamar a panistas”.

“Me exigió evitar que el expriista fuera candidato. Consciente de no poder bajar a un precandidato porque sería un atropello violatorio de los derechos ciudadanos, opté por intentar que Yunes Linares permaneciera en el gobierno, como ocurrió”, inscribió.

Como en ningún otro estado, el proceso electoral en Veracruz “ha exhibido la falta de lealtades en los partidos y entre los grupos políticos”, explica el analista Gerardo Escobar, autor del libro La genealogía de la política (Colegio de Veracruz).

Francisco Monfort Guillén, del Centro de Estudios para la Transición Democrática, resume que “en Veracruz hay una democracia de la injuria: es posible injuriar a los candidatos sin que el órgano electoral pueda hacer algo, ni siquiera le inquieta”. Aunque el problema de fondo, agrega el doctor en sociología por la Université Paris Jussiev, es que los candidatos “optan por un populismo verbal donde la descalificación y la injuria toman el papel de las ideas. Es mucho más fácil descalificar a alguien que debatir, analizar y expresarse con ideas y propuestas”.

Así, con candidatos sin propuesta, se acerca el día de la elección. De Javier Duarte, identificado por algunos sectores del PRI como niño Gerber de la política, su inexperiencia ha sido fuertemente cuestionada, incluso al interior del partido, además de su falta de liderazgo y fuerte dependencia de Herrera Beltrán. Pese a toda la parafernalia gubernamental, “Duarte es un candidato muy débil, y salvo las estructuras que le ha acercado Fidel, Duarte no ha articulado nuevas estructuras. Su propio discurso no ha trascendido al que maneja Fidel, por eso se le ve como una mala imitación”, explica Rafael Vela, miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

“Y aunque Herrera es una figura importante dentro del partido, a nivel local su gobierno está muy cuestionado, así que podrían darle también el voto de castigo”, agrega Gerardo Escobar.

Los analistas coinciden en que, aún con su experiencia en la función pública, la principal debilidad de Miguel Ángel Yunes es su pasado represor y que siempre ha estado vinculado a las estructuras policiacas y judiciales.

Identificado como un político concertador y reivindicado socialmente por ser blanco de los enconos de Yunes y Herrera Beltrán, Dante Delgado también tiene su talón de Aquiles: “Su problema es que dentro de su partido es él y nadie más. En el estado no tiene cuadros políticos, asesores ni operadores”, explica Vela Martínez, quien conoce bien al exsenador puesto que fue, precisamente, su asesor en la campaña electoral para el Senado.

A medida que se acerca el día de la elección, arrecia la que Monfort Guillén denomina “democracia de la injuria”. En las avenidas de las principales ciudades de Veracruz, aunque deslavados, aún yacen algunos panorámicos de café “Buganza” y arroz “Bueno”. Sobre los panorámicos de Yunes se ha pintado la inscripción “Cuiden a sus niños que allí viene el pederasta”; mientras que Javier Duarte obliga a las quinceañeras a vestirse de rojo.

Veracruz, el fracaso de la democracia

Frente al panorama electoral inundado de venganzas personales y campañas sucias donde el discurso de Yunes es acusar a Duarte de ser “el títere de Fidel”, y Duarte a Yunes, de “pederasta peligroso”, el Instituto Estatal Electoral , el más costoso de todo el país –con un presupuesto de 686 millones de pesos– se exhibe como el elefante blanco en que se convirtió durante el gobierno de Fidel Herrera, quien ha hecho de este órgano electoral un apéndice de su gobierno, imponiendo consejeros y las directrices a seguir.

En una entrevista realizada por Contralínea a la consejera presidenta Carolina Viveros García, se le exponen las actividades que suponen violaciones a la ley electoral: el proselitismo anticipado, el derroche y excesos en las campañas, el uso de programas federales a favor del candidato del Partido Acción Nacional y, sobre todo, la activa participación del gobernador Herrera Beltrán para favorecer al del Partido Revolucionario Institucional. Viveros desestima, con argumentos tortuosos, la actuación irregular de los partidos.

—¿Esta conducta del gobierno del estado de promoverse, de hablar permanentemente de sus aspiraciones políticas y ahora, durante su función como gobernador, de promover a Javier Duarte es legal?

—La ley es muy clara en las cuestiones que señalan las atribuciones a los órganos de gobierno y a los órganos gubernamentales. Señala las fechas en las que ellos, los tres niveles de gobierno federal, estatal y municipal, en tiempos de proceso, deberán circunscribir los actos. Allí lo dice muy claro el código electoral; en ese sentido, nosotros también tenemos que seguir lo que nos dice nuestra norma.

—¿Y qué le dice a usted como experta que es en la ley electoral la conducta del gobernador Fidel Herrera?

—Pues mi función como presidenta de este instituto estatal veracruzano se circunscribe a llevar a cabo un proceso electoral con los ciudadanos que están participando. Yo soy experta en la materia electoral.

—¿Y como experta en materia electoral, qué opina que la campaña de fidelización, de credencialización a favor de Javier Duarte que se hace desde el palacio de gobierno?

—Ésa es responsabilidad del partido. Yo limito mi opinión al respeto de la actividad de cada partido y ellos responderán por sus actividades, y mi respeto por la función que hace un partido político porque es función de cada partido político. Cada quien es responsable de acuerdo a las normas que todos tenemos dentro de nuestros ámbitos de actividad de responder por cada uno de la actividad que tenga que realizar y que tenga que expresar. Entonces, mi respeto para cada uno de ellos, porque mi respeto es para el trabajo del instituto (sic).

—En las pasadas elecciones federales, una manera que se dio de torcer la ley fue pagar publicidad en revistas disfrazada de información; ello ocurrió en Veracruz antes de las precampañas. ¿El tema está en sus pendientes?

—Fíjate que ajustándonos al principio de legalidad, las conductas fueran sancionadas por el órgano máximo que es el Poder Judicial de la Federación, en la respectiva resoluciones, allí tienes las respuestas. Si hay un ciudadano que quiera llevar a las autoridades, igual que en México lo hicieron, ya será del orden de la autoridad competente que lo tenga que resolver (sic) ?concluye la presidenta del Instituto Electoral Veracruzano (IEV).

Democracia fallida

Con una larga trayectoria dentro de los órganos electorales como consejero y presidente de la Comisión Estatal Electoral del Estado de Veracruz, Guillén Monfort explica el deterioro que ha tenido el IEV del cual se desempeñó como secretario ejecutivo:

“Para desgracia de la democracia, los órganos electorales están desgastados y no son ya una organización fruto de la lucha por la democracia. Al igual que ha sucedido con el Instituto Federal Electoral, su esencia de hacer respetar el voto y las contiendas en términos de equidad ha disminuido en el país, pero sobre todo en los estados y, más aún, en los que no ha habido alternancia política, como es el caso de Veracruz, donde el instituto, desde el gobierno de Miguel Alemán, comenzó perder credibilidad; hoy sólo es un apéndice del gobierno”.

La falta de autonomía del IEV y el perfil de sus consejeros, muchos de ellos exfuncionarios del gobiernos alemanista y fidelista, son un factor de conflicto en la contienda del próximo 4 de julio. Monfort Guillén, del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales de la Universidad Veracruzana, explica que, ante una elección dividida en tres candidatos, “el resultado será una diferencia mínima entre el primer y segundo lugar, lo que dará pauta a una contienda poselectoral, y en medio de esto, el descrédito que tiene el Instituto Estatal Electoral y su descalificación prematura como árbitro harán que la elección sea muy cuestionada y conflictiva”.

Monfort Guillén concluye que la injerencia de Fidel Herrera ensució el proceso electoral mucho antes de su arranque, convirtiendo estas elecciones en un fallido ejercicio de democracia. En este sentido, se le pregunta ¿qué pendientes deja Herrera Beltrán con la democracia de los veracruzanos? “Creo que lo grave se advierte desde la pregunta, cuando debería ser una cuestión donde el gobierno ya no interviniera y cuando los veracruzanos deberíamos estarnos preguntando qué pendientes tenemos para alcanzar la verdadera democracia. Creo que, en este sentido, la falta de participación ciudadana es uno de los mayores déficits y es responsabilidad de la ciudadanía, pues se ha aceptado como normal o natural que el Instituto Electoral forme parte de la estructura gubernamental, como lo convirtió Fidel Herrera”. (ALP)

CONTRALÍNEA 178 / 18 DE ABRIL DE 2010