Para que la economía pueda funcionar y, en lo posible, evite crisis económicas de gran envergadura, se requiere de una serie de gastos que coadyuven a la realización del excedente producido. Esto es, “en una economía de mercado, para usar los productos que integran el excedente, primero hay que comprarlos. Esto, a su vez, significa que en tal momento los correspondientes valores de uso se realizan como valores. Para dar cuenta de este muy crucial fenómeno, nos permitimos proponer una nueva categoría: gastos que realizan el excedente (GRE). Se trata de aquellos gastos o componentes de la demanda global que compran los productos mercancías que integran el producto excedente (o ‘plusvalía potencial’) y que, por ende, transforman a las correspondientes mercancías en dinero, en trabajo intercambiable por los resultados de cualquier otro trabajo. De este modo, el trabajo gastado o incorporado en esos bienes (gastado, inicialmente, a título privado) se reconoce como trabajo social; es decir, como valor” (Valenzuela, 2007).
Gastos para la realización del excedente
Los GRE son tres: a) La acumulación de capital; b) El saldo de la balanza comercial; c) Los usos o gastos improductivos que están compuestos por tres rubros: consumo de los asalariados improductivos, consumo de los capitalistas y consumo del gobierno” (Valenzuela, 2007).
Veamos cada uno de estos componentes:
a) La acumulación de capital es el motor a través del cual una economía funciona. No puede haber desarrollo económico si no existen niveles importantes de inversiones en maquinarias, equipo, herramientas, desarrollos tecnológicos, etcétera. Cuando una economía apuesta a la inversión en sectores improductivos y deja de lado aquellos generadores de riqueza material, se generan distorsiones que únicamente conducen al estancamiento o al retroceso económico que trae consigo desempleo, falta de ingresos, pobreza, delincuencia, inseguridad, etcétera.
Es por ello que el proceso de acumulación de capital es altamente significativo. En nuestro país, la tasa global de crecimiento (TGC) de la formación bruta de capital fijo o acumulación de capital fue de -7.8 por ciento entre 2007 y 2009, en términos reales (a precios de 2003). Esto es, la inversión productiva se desplomó a niveles alarmantes, dando la autoridad federal prioridad a actividades fallidas: lucha contra el narcotráfico y la inseguridad, una política social que sólo incrementa el número de pobres, por señalar sólo dos ejemplos.
En México, los inversionistas (nacionales y extranjeros) no encuentran condiciones propicias para invertir, el mercado interno se ha estrechado, la población carece de poder adquisitivo, las tasas de interés ofrecidas por los bancos o las inversiones en cartera son más atractivas que arriesgar el capital en inversiones de mediano o largo plazo. Es por ello que el proceso de acumulación pareciera que está desapareciendo. Evidentemente que quienes se mantienen a la expectativa y sí invierten son los grandes monopolios que en la feria de quiebras de empresas, las adquieren a precio de ganga y engrosan más sus fortunas. A guisa de ejemplo tenemos a Carlos Slim que, paradójicamente, en el año de la crisis (2009) se levanta como el hombre más rico del mundo.
b) El saldo de la balanza en cuenta corriente. En un país dependiente como el nuestro (ya hasta resulta un eufemismo eso del “nuestro”), las cuentas con el exterior son de suma relevancia. Lo son más aún cuando los gobiernos priistas y panistas han apostado su resto al desarrollo del sector externo con la apertura indiscriminada de nuestras fronteras y con un Tratado de Libre Comercio de América del Norte a modo, particularmente, para Estados Unidos.
Durante los tres años de gobierno de Calderón, este rubro también presenta una derrota a la política económica instrumentada: la balanza en cuenta corriente incluye todos los movimientos realizados con el exterior: exportaciones, importaciones, servicios factoriales y no factoriales tanto de ingresos como de egresos con el exterior. El saldo en cuenta corriente tuvo un comportamiento global de -22.6 por ciento; en tanto que los ingresos totales con el exterior cayeron en -16.1 por ciento y los egresos, -16.7 por ciento, en el periodo estudiado. Éstas son las cuentas que se entregan en el sector externo: puro déficit. Tal vez si la cantidad de muertos, ajusticiados, decapitados, etcétera, contara para las cuentas nacionales, ahí sí tendríamos éxitos sin par.
c) Los gastos improductivos son tres: consumo de los asalariados improductivos, consumo de los capitalistas y consumo del gobierno.
Los asalariados improductivos, entre 2007 y 2009, tuvieron un incremento real de 4.8 por ciento en sus remuneraciones. Esto ayudó a franjas importantes de personas que laboran en el comercio, los servicios y el gobierno a paliar la crisis. Sin embargo, no evitó que sus poderes adquisitivos se vieran mermados y que dejaran de pagar hipotecas, tarjetas, aumentando sus adeudos.
Por su parte, el consumo de los capitalistas cayó en -6.9 por ciento y el consumo gubernamental tuvo un aumento de 2 por ciento, con lo que, evidentemente, no fue posible atenuar los efectos de la crisis.
La realización de los excedentes
Para que la economía pueda operar es menester que aquello que se ha producido en cada año se venda o realice. Lo importante estriba en que los excedentes generados se realicen tanto en el mercado interno como en el externo. De lo contrario, la economía se ve sometida a problemas de realización, lo que conlleva subconsumismo en la población, desempleo, baja en los ingresos, pobreza, etcétera.
La cuestión que sigue es la realización de la plusvalía producida. Para ello se requiere relacionar la plusvalía realizada o GRE con la plusvalía producida. Esta última será el resultado de añadir al producto interno neto (producto interno bruto deducido de la depreciación de los activos fijos) el total de las importaciones, ya que en una economía con una apertura comercial de más del 80 por ciento, las importaciones que entran al país son plusvalía que viene de otras naciones, por lo que debe considerarse en términos de la realización tanto la plusvalía generada al interior como la que viene de fuera.
Según vimos atrás, los GRE no son otra cosa más que plusvalor realizado en un periodo determinado, en este caso un año. De estos gastos, en ambos años, el 19 por ciento estuvo a cargo de la acumulación de capital; los gastos improductivos representaron entre el 75 y el 78 por ciento, lo que evidencia un sesgo demasiado parasitario e improductivo en la economía; el consumo del gobierno fue del orden de 13 por ciento; y el saldo de la cuenta corriente llegó a -7.8 por ciento en 2007 y a -5.2 por ciento en 2008. Este saldo agrava aún más la situación económica del país.
Dado el nivel de dependencia que tiene México con Estados Unidos, el papel de las importaciones es fundamental. Éstas representan el 27 por ciento de la plusvalía producida. Que las importaciones sean prácticamente la tercera parte de los excedentes o plusvalía generada evidencia una estructura económica desarticulada, ya que si esas importaciones no entraran al país, el problema para satisfacer las necesidades de demanda sería altísimo.
Conclusión
Podría decirse que hay un exceso de demanda que no obtiene su contraparte en la oferta generada, lo que trae como consecuencia baja en el ritmo de crecimiento de acumulación de capital, aumento del desempleo y la priorización de actividades improductivas y especulativas.
Nota metodológica |
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