Ha nacido una nueva forma de habitar cotidianamente la ciudad y los espacios en Chile. Miles de voces, instrumentos y ritmos fusionados florecen en los bares de Chile, los pubs, los cerros y las plazas a lo largo del país.
“Cuando la realidad no encaja/La realidad será frustrada/ Ahora escribo lo que dicta mi corazón” pregona “Cómo asesinar a Felipes” (2008), reuniendo la rima, el swing, la tornamesa y un trío jazzistico de rap fusion.
Su lema: “Cortar las cuerdas, hacer cagar el piano, rayar el vinilo!”.
Viven fuera de la masiva cultura neoliberal, el consumo y el individualismo. Son “Millones (de almas)” como denuncia con una intensa voz testimonial Camila Moreno -25 años- .Desata un canto personal por instinto, de raíz folclórica y mapuche a través del pop y la trova.
Tienen entre 20 y 37 años. Nacieron en dictadura (entre el 73 y el 90) y viven de acuerdo a sus propias normas, leyes y valores respecto a Hacer y Ser al mismo tiempo. Han sido espectadores ajenos al curso que la política ha tenido en estos años de avance del neoliberalismo y de la sociedad de consumo pero han aprendido a canalizar en su beneficio las políticas y fondos de fomento impulsados en democracia y que comienzan a dar frutos en los últimos 5 años.
Pero, si vas para Chile, no encontrarás los temas de la música joven actual ni en radios, ni en televisión ni en la prensa habitual. Están por sobre la cultura de masas, crean sellos independientes, potencian las redes sociales y tocan y cantan e integran activamente a sus espectadores en el baile, el canto y la protesta.
Son espacios donde la creatividad, la comunicación y la expresión son la esencia. Recuperan el rock, el jazz , la cumbia y lo fusionan expresivamente con el folclore latinoamericano, la cueca chilena y los sonidos étnicos. La letra expresa libertad, búsqueda e identidad propia.
Entre ellos, Chinoy, Manuel García, Nano Stern, Gepe. Y, los más lúdicos y bailables, Chico Trujillo, Silvestre, Los Truckeros, la Floripondio y Juana Fé.
Sin excepciones, homenajean a Violeta Parra, Victor Jara, a los craks de la “nueva ola” romántica de los 60s, a Inti Illimani e incluso al mítico Quilapayun. A Fito Paez, a Charly García, y a Sandro.
La pasión se desata en las interpretaciones de Natacha Montory Quinteto, Moca, y Magdalena Mathey.
No es el tiempo de las grandes figuras, marcas, el marketing y el existismo que lograron Los Prisioneros y Los Tres en los 90s aunque varios combinan los escenarios locales con giras internacionales. Sin bombos ni platillos, la cumbia chilombiana de Chico Trujillo anda estos meses en Estados Unidos, Alemania, España y Bélgica.
Están. Hay miles. Nuevos proyectos emergen: El Caleuche con una fusión de raíz latinoamericana, con flamenco, percusión y acordeón; Carito Plaza con un disco autoeditado, Nahuel Viera en camino.
“…porque todos los nudos se desatan con canciones…/ser nuevamente un chiquillo que toma todos los retos…/ como ratón en el queso…”
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter