Empresario, investigador, ingeniero civil y abogado, licenciaturas ambas en la Universidad Nacional Autónoma de México (más su especialización en materia fiscal), Javier Germán García Correa facilitó a Contralínea la síntesis de su trabajo sobre el IETU (impuesto empresarial a tasa única) versus el ISR (impuesto sobre la renta), para confirmar que su autoritaria coexistencia tiene un objetivo fiscal: que la administración hacendaria (panista) recaude por el IETU otros recursos, no equitativos, principalmente de los ya de por sí “cautivos” contribuyentes, para dizque nivelar los ingresos ante el descenso de los petroleros (y el alza de los precios de bienes y servicios gubernamentales, como el mensual de gasolina, gas, electricidad, etcétera).
El IETU se implantó por primera vez en Estonia en 1994. Y de ahí a países semejantes al mexicano, en subdesarrollo, autoritarismo político de las cúpulas de gobierno y de capitalismo salvaje con disfraz de neoliberalismo económico a través de la expansión globalizadora del libre mercado casi sin trabas aduaneras, gracias a la suscripción de tratados de libre comercio, como, nos dice García Correa: Latvia, Lituania, Rusia, Serbia, Eslovaquia, Ucrania, Rumania, Georgia, Kyrgyzstan, Mongolia, Macedonia y Mauricio. Esto una vez que se les prendió el foco a las lumbreras del Instituto Hoover, de la estadunidense universidad de Stanford: Robert E Hall y Alvin Rabushka, quienes el 10 de diciembre de 1981 escribieron al alimón un texto en el periódico Wall Street Journal para proponer el IETU (que en los países de habla inglesa es conocido como fiat tax o single rate tax); actualizado en 2007 con más fundamentos económico-fiscales. Desde entonces, los gobernantes ven el descubrimiento con enorme simpatía, para, como en México, meter las manos fiscales al bolsillo de los contribuyentes y aumentar los ingresos que entre el botín, el enorme gasto corriente y un mínimo destinado a las inversiones públicas (mientras el calderonismo, ya con el control directo del Banco de México) tienen su guardadito de… ¡110 mil millones de dólares a buen recaudo en arcas estadunidenses!), sin que fluyan esos cuantiosos ingresos a inversiones que, con los panistas, se han ido al barril sin fondo del mal gobierno y peor administración.
Este ensayo va al corazón del problema: “El 20 de junio de 2007, el presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, propuso al Congreso de la Unión la Ley de la Contribución Empresarial a Tasa Única. La razón principal para crear dicho impuesto, según se señala en la exposición de motivos, es la baja recaudación tributaria no petrolera en las últimas décadas y la necesidad de reducir la dependencia del país de los ingresos petroleros”.
Eso, sin tocar el impuesto del ISR, cuando en muchos países, al poner en vigencia el IETU, se quitó el ISR o de plano no se hicieron cambios. En México se trata de exprimir por ambos lados al sufrido contribuyente cautivo, alentado a soportar la carga con la promesa utópica de ampliar la base de contribuyentes que es la zanahoria, mientras el palo son los impuestos que no sabemos, a ciencia cierta, a dónde van a dar… salvo que cada sexenio los funcionarios se convierten en banqueros, empresarios e inversionistas con cuentas bancarias en el exterior, lo que presume que se enriquecieron ilícitamente yéndose sobre el botín de los dineros del presupuesto de ingresos, del presupuesto de egresos, y sobre los multimillonarios ingresos que recaudan los gobernantes de todos los niveles.
La entrevista se llevó a cabo días antes de que Calderón, sólo como inquilino de Los Pinos (pues sólo fue presidente en la forzada toma de posesión, escoltado, para la gobernabilidad, por el Partido Revolucionario Institucional al que muy mal ha pagado con una traición política tras otra), y como simple jefe de los panistas (a excepción de su enemigo, el buscapleitos de Manuel Espino, como un borrachito de cantina retando a todos a darse un “tirito), con el camuflaje de eliminar impuestos en vísperas electorales, los pospuso para que no se pagaran mensualmente, sino al año fiscal. Antes se puso “generoso” al anunciar la supresión de la tenencia… ¡por un año y sólo para los que compraran automóvil 2010! Electorero, el derechista de un gobierno fallido, habló de cambios que, con el símil de la “caja de cambios automotriz”, han sido sólo reversa, pues el país también fiscalmente ha ido al encuentro del pasado de Santa Anna, para casi pagar impuestos por tener perros, gatos, ventanas… Calderón camina como Michael Jackson, simulando que avanza, pero o lo hace en el mismo lugar o de plano va para atrás, y ni siquiera en su guerra contra las delincuencias ha tenido éxito. En cambio, ha logrado enfurecer el avispero del narcotráfico para que con las fuerzas militares disparen a diestra y siniestra, cometiendo homicidios calificados contra mexicanos inocentes, que al ejercer su derecho al libre tránsito se vuelven blanco favorito a los que Gómez Mont encapsuló en su cínica frase de “los tontos útiles”.
“Actualmente –continúa Germán García Correa– se critica al IETU porque se considera que el mismo provoca que los más ricos paguen menos impuestos, ya que rompe el principio de proporcionalidad al carecer de una tarifa progresiva. Y así pagan lo mismo las clases medias y pobres, contrario a lo que ocurre con el ISR, donde quienes obtienen más ingresos están sujetos a una tasa mayor (y progresiva); viéndose así beneficiados quienes más tienen, por la tasa única”.
La investigación, sustentada en cursos de derecho fiscal, experiencia empresarial y en una selecta bibliografía, expone que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público deberá presentar antes de julio de 2011 una evaluación del resultado del IETU y su relación con el ISR, con la finalidad (promesa calderonista que, como las demás, se llevará el viento) de que prevalezca uno de ellos. A la mejor en 2012, cuando Calderón esté saliendo por la puerta trasera, deje la “víbora chillando” y como acaba de decir, “siga la violencia del narcotráfico”, para herencia maldita de su fallido sexenio.
“Lo único que puede concluirse es que el IETU ha incrementado la carga fiscal a unos sectores y disminuirá en otros; lo que implica una redistribución del ingreso en el sentido de una reasignación de cuotas de aportación de cada sector al gasto público; pero de ninguna manera puede de ahí derivarse que hay una más justa distribución del ingreso y de la riqueza, que es una finalidad fijada constitucionalmente y ratificada en la jurisprudencia de la Suprema Corte”. Y agrega: “En el periodo transitorio sobre cuál de los impuestos prevalezca, el IETU o el ISR, que ya va desde septiembre de 2007 a 2010, corre en contra el contribuyente, ya que bien podría ser que ambos continúen de forma indefinida, tal y como históricamente ha sucedido con un sinnúmero de impuestos provisionales que llegaron para quedarse”.
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