Las fuerzas aéreas de los países que participan en la agresión contra Libia han agotado sus municiones. Pero Estados Unidos está garantizando lo que la OTAN necesita para proseguir la destrucción en Libia. La guerra es un buen negocio.
En 60 días de «Protección unificada», los aviones de la OTAN han efectuado –según los datos oficiales– más de 9 000 misiones contra Libia, incluyendo 3 500 misiones de ataque con bombas y misiles. La mayoría de esas acciones han sido realizadas por las fuerzas aéreas de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Italia y Canadá. Los aviones italianos (Tornado, Eurofighter 2000, F-16 y otros) han realizado, según un estimado, alrededor de 900 misiones. También participan Suecia, España, Holanda, Bélgica, Noruega, Dinamarca, los Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Qatar y Turquía.
Un total de más de 300 aviones están participando en la agresión contra Libia ya que la guerra también representa una buena oportunidad de poner a prueba, en condiciones reales, los nuevos sistemas de armas, como el caza francés Rafale. La aeronáutica italiana está ensayando por su parte el avión de guerra Boeing KC767-A que acaba de recibir y que está efectuando operaciones de reabastecimiento en vuelo a cazabombarderos y operaciones de transporte aéreo de carácter estratégico.
Durante su bautizo, en el aeropuerto de Pratica di Mare, el Boeing KC767-A fue presentado como «el pilar por su única y excepcional capacidad de proyección del componente aéreo no sólo nacional sino de toda la OTAN». En otras palabras, un nuevo sistema de armas está siendo sometido a ensayos en la guerra contra Libia para potenciar la capacidad de la OTAN en el envío de fuerzas aéreas y terrestres a otras guerras.
Pero la operación «Protector Unificado» ha puesto al descubierto algunas deficiencias. A fuerza de bombardear, los aliados de Estados Unidos se están quedando sin bombas. ¡No hay problema! El Pentágono les envía más. «Desde que la OTAN asumió la dirección de la campaña aérea hemos proporcionado apoyo material, incluyendo las municiones, a los aliados y socios implicados en las operaciones en Libia», nos informa el coronel Dave Lapan, vocero del Departamento de Defensa. Precisa el coronel Lapan que esos envíos de material de guerra, cuyo valor se eleva a 24,3 millones de dólares, incluyen «bombas inteligentes con direccionamiento de precisión».
Enormes cantidades de esas bombas se almacenan en Italia, en Camp Darby, la base logística (estadounidense, NdT.) que aprovisiona a las fuerzas aéreas estadounidenses en la zona mediterránea y africana.
Desde Camp Darby, las bombas y otros tipos de armamento pueden ser enviados a la zona de operaciones a través del aeropuerto de Pisa. Uno de los comandantes de esa base estadounidense en Italia señala que su ubicación ofrece «capacidades logísticas únicas ya que nuestro depósito está a 30 minutos del aeropuerto (italiano. NdT.) de Pisa». Se trata del mismo aeropuerto donde se creará el Hub aéreo nacional (italiano. NdT.), nudo aeroportuario de todas las misiones militares en el extranjero, que será «puesto a la disposición de la OTAN», o sea de Camp Darby en primer lugar.
Desde el comienzo de la guerra contra Libia, diversos aviones –como el C-130J–, seguramente cargados de bombas y misiles provenientes de Camp Darby, están sobrevolando Pisa a baja altitud, a pesar de que hace año y medio un C-130 se estrelló justo después del despegue y fue sólo por casualidad que no provocó una tragedia. Las autoridades implantaron, sin embargo, una «zona de seguridad» después de descubrir una bomba de la Segunda Guerra Mundial sin explotar durante la realización de ciertos trabajos en el aeropuerto.
Luego de desactivar el artefacto, se produjo el regreso a la normalidad y los aviones militares siguen sobrevolando la ciudad [italiana de Pisa], cargados de bombas Made in USA que los aliados [de Estados Unidos] van a utilizar contra Libia.
Manténgase en contacto
Síganos en las redes sociales
Subscribe to weekly newsletter