El vocero del gobierno alemán, Steffen Hebestreit, indicó que Alemania se opone al despliegue del sistema antimisiles de la OTAN en Ucrania.

El punto de vista de Alemania coincide con el del secretario general de esa alianza bélica, Jens Stoltenberg. Entrevistado por el semanario británico The Economist, Stoltenberg declaró: «Ha llegado para los aliados [los miembros de la OTAN] el momento de reflexionar para saber si deben levantar ciertas restricciones sobre el uso del armamento entregado a Ucrania (…) Sobre todo ahora, cuando se desarrollan numerosos combates en Jarkov, cerca de la frontera, negar a Ucrania la posibilidad de utilizar ese armamento contra blancos militares legítimos en territorio ruso hace que su defensa sea muy difícil.»

Sin embargo, el secretario de la OTAN agregó: «No tenemos intenciones de enviar fuerzas terrestres de la OTAN a Ucrania porque nuestro objetivo… es doble: apoyar a Ucrania como lo hacemos, pero también velar por que eso no degenere en un conflicto a gran escala.»

Según el New York Times, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, sería favorable a esta segunda proposición. Por su parte, el vocero del gobierno alemán, Steffen Hebestreit, esquivó las preguntas de los periodistas sobre ese asunto.

☞ Para los países miembros de la OTAN, poner a Ucrania bajo la protección del escudo antimisiles de la alianza atlántica equivaldría a entrar colectivamente en guerra contra Rusia. En cambio, autorizar el gobierno de Kiev a atacar el territorio ruso con las armas que los Estados miembros de la OTAN entregan a Ucrania significaría que esos países entran en guerra contra Rusia, pero de forma individual.

Desde Roma, el viceprimer ministro de Italia, Matteo Salvini, se refirió al secretario general de la OTAN de la siguiente manera: «Ese señor [Jens Stoltenberg] es peligroso porque hablar de una Tercera Guerra Mundial, de armas occidentales capaces de golpear y de matar en Rusia me parece muy muy peligroso e imprudente (…) La OTAN no puede obligarnos a matar en Rusia, ni nadie puede obligarnos a enviar soldados italianos a combatir o a morir en Ucrania.»

En Moscú, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, respondió a varios periodistas: «Esta escalada constante puede acarrear graves consecuencias. Si esas consecuencias se producen en Europa, ¿cómo se comportará Estados Unidos, teniendo en cuenta nuestra paridad en el campo de las armas estratégicas? Es difícil preverlo. ¿Quieren un conflicto mundial?» Refiriéndose a los Estados europeos miembros de la OTAN, el presidente Putin agregó: «Deben recordar que su territorio es pequeño y densamente poblado.»

Por su parte, el senador ruso Dimitri Rogozin, ex director de Roscosmos, advirtió directamente a Washington: «No estamos sólo en el umbral sino ya en el borde del límite más allá del cual si no se detiene al enemigo que emprende tales acciones, comenzará un derrumbe irreversible de la seguridad estratégica de las potencias nucleares.»

Todo parece indicar que Polonia va a convertirse en el primer Estado miembro de la OTAN en autorizar que Ucrania utilice el armamento que le ha entregado para asestar golpes contra el territorio ruso. Moscú podría responder golpeando al menos el centro logístico de la OTAN en Rzeszow, en territorio polaco. Los demás Estados miembros de la OTAN tendrían que decidir entonces si activan o no el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, lo cual desataría la Tercera Guerra Mundial.

Desde un punto de vista estratégico, el despliegue de misiles estadounidenses de alcance intermedio a las puertas de Rusia y de China abre el camino a esa posibilidad.

Es por eso que el ministro de Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, anunció que su país y China concluyeron un acuerdo de defensa mutua durante la última visita del presidente Putin en Pekín. Además, Rusia está realizando –con Bielorrusia– una serie de simulacros sobre el uso de armas nucleares tácticas, pero no de armamento nuclear estratégico.

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