Estimado Sr. Presidente,
Estimados Señores y Señoras,
A lo largo de más de un año y medio la situación en Medio Oriente y África del Norte (MOAN) sigue siendo el “ganglio” de la política mundial. La profundidad de los cambios que han abarcado los países de la región se entrelaza con los problemas claves de las relaciones internacionales modernas y exige de todos afrontarlos de manera integral, rechazar los esquemas simplificados y ideológicos y los dobles estándares.
Rusia siempre apoya los pueblos en su aspiración de determinar su destino por sí mismos, de encontrar su camino hacia los modelos más efectivos de la administración estatal. Creemos que es especialmente importante que las transformaciones transcurran sin imposición de fuerza, sin la intervención externa. Estamos convencidos de que todos los miembros de la comunidad internacional deben estar interesados en que la región de MOAN sea pacífica, estable, democrática, libre de los conflictos tanto internos como interestatales. Sin embargo, de momento no se ha conseguido alcanzar la unidad de los esfuerzos de los jugadores externos para crear las condiciones que permitan alcanzar estos objetivos.
Una especial preocupación nos provoca la profundización del conflicto interno en Siria. Nosotros abogamos consecuentemente por la consolidación de los esfuerzos de la comunidad internacional para hacer que el gobierno y la oposición cesen la violencia, se sientan en la mesa de negociaciones y asuman el compromiso referente al contenido y el ritmo de las reformas que convenga a todos los sirios y garantice la seguridad y los derechos de todos los grupos étnicos y confesionales. En eso está la esencia de aquel consenso que se materializa en el Comunicado de Ginebra del "Grupo de Acción", siendo el desarrollo coordinado del plan de K.Annan.
Hacemos el llamamiento a todos los participantes del "Grupo de Acción” para que confirmen la totalidad de sus obligaciones asumidas en Ginebra. Es el camino más corto hacia la detención de las muertes en Siria. Hemos propuesto en el Consejo de Seguridad de la ONU adoptar la resolución que aprueba el Comunicado de Ginebra como la base para las negociaciones sobre el inicio del período de transición, pero esta propuesta ha sido bloqueada. Los que se oponen al cumplimiento del Comunicado de Ginebra, asumen una gran responsabilidad. Insistiendo en el alto del fuego del gobierno y estimulando a la oposición para el crecimiento de acciones militares, en realidad lo que están haciendo es empujar a Siria en lo más profundo de la sangrienta guerra civil. Continúa la militarización del conflicto, se escuchan los llamamientos hacia la intervención abierta. En Siria se activan las organizaciones extremistas, incluída Al Caeda, que cometen atentados terroristas contra la población pacífica y la infraestructura civil. Crece el número de los crímenes militares que se cometen tanto por parte de las fuerzas del gobierno, como por la oposición, lo que se refleja en el reciente informe de la Comisión del Consejo de la ONU de Derechos Humanos.
Condenando firmemente cualquier violencia cualquiera que sea su origen, Rusia está convencida de que existe la posibilidad para emprender las acciones colectivas. Los pasos prácticos hacia la superación de la crisis deben emprenderse empezando el el alto del fuego total, liberación de los prisioneros y rehenes, suministro adicional de la ayuda humanitaria. Eso crearía las condiciones para proceder al diálogo sirio interno. Contamos con que la experiencia del enviado especial de la ONU y la Liga Áraba L.Brahimi ayude a coordinar estos acuerdos con el apoyo de la comunidad internacional. Rusia le apoyará en lo máximo posible para que su misión tenga éxito.
Las transformaciones en los países de Medio Oriente no deben colocar la tarea de la resolución del problema palestino al segundo plano. La regularización árabe-israelí integral, justa y firme, cuyo resultado sería la constitución del estado palestino independiente, viable y territorialmente continuo, que coexiste en las condiciones de paz y seguridad con Israél, sería una agran aportación para la normalización total de la situación en la región. Sigue absolutamente vigente la Iniciativa de Paz Árabe, nosotros apoyamos los esfuerzos de la Liga Áraba de su promoción.
Asimismo me gustaría subrayar la importancia del cumplimiento de la decisión sobre la convocatoria de 2012 de la Conferencia de la creación en Medio Oriente de la zona libre de las armas de destrucción masiva y medios de su suministro. Sin duda, hay que garantizar la participación en la Conferencia de todos los países de la región que deberían de coordinar entre sí los acuerdos claves. Y aquí LA también debe jugar un papel importante.
En general, apoyamos el desarrollo de los vínculos más estrechos de la ONU con las estructuras regionales. Sin referirse a nuestra parte del mundo, quiero señalar que hoy ha sido firmado el Memorando de Cooperación entre la Secretería de OTSC y el Departamento de Operaciones para el Apoyo de la Paz de la ONU. Estoy seguro que eso contribuirá a la eficiencia de nuestros esfuerzos comunes para garantizar la seguridad y la estabilidad.
Todas nuestras acciones deben apoyarse sobre el firme terreno de los Estatutos de la ONU, que no contienen nada que pueda dar el derecho de cambiar de regímenes. Es inadmisible imponer a los pueblos el orden político de sus países. Sobre ello habló bien claro el Presidente de Rusia V.V.Putin en su intervención en el Kremlin el 26 de septiembre de este año.
Toda la secuencia de los acontecimientos tanto en el mundo árabe, como también en otras regiones, habla sobre la ausencia de perspectivas de la política similar que es capaz de llevar hacia la acumulación peligrosa de los roces entre las etnias y religiones en las relaciones internacionales. Creemos que la obligación de todos es la protección de las provocaciones y de las profanaciones de los sentimientos religiosos de la gente de cualquier confesión. Con eso, por supuesto, no se puede justificar los ataques terroristas, independientemente del lugar de su comisión – sea en Libia, Siria, Irak, Yemen o en cualquier otra parte. Son absolutamente inadmisibles los atentados contra los diplomáticos y el personal de la ONU.
En general, estamos convencidos de que hoy, cuando el mundo está viviendo el período de transición que se caracteriza por la inestabilidad en las esferas de economía, política y relaciones entre las civilizaciones, adquiere una especial importancia la capacidad de los estados miembros de la ONU de apoyarse en las normas de comportamiento coordinadas, acordarse sobre el modo común de afrontar las amenazas de la estabilidad global. No se puede permitir que las acciones irresponsables, dictadas por los intereses de este momento, provoquen el desbalance de todo el sistema del derecho internacional. El peligro para el orden mundial se presenta en la interpretación libre de tales principios importantes como es la negación a utilizar la fuerza y las amenazas, solución pacífica de las divergencias, respeto a la soberanía y la integridad territorial de los estados, no intervención externa en sus asuntos internos.
Son principios claves de los Estatutos de la ONU que le delega al Consejo de Seguridad la principal responsabilidad por mantenar la paz y la seguridad internacional. Promoviendo la reforma de la Organización de Naciones Unidas es necesario conservar la capacidad del Consejo de Seguridad para que siga desempeñando estas funciones. Su distorción privaría a la comunidad internacional del importantísimo mecanismo de adopción de los criterios comunes para regularizar las situaciones de crisis.
Es apropiado mencionar las herramientas de imposición de las que dispone la ONU. La imposición de las sanciones, de conformidad a los Estatutos, es la competencia exclusiva del Consejo de Seguridad. Las resoluciones deben adoptarse de manera colegial entendiendo que las sanciones no deben contribuir a aislar un u otro estado, sino deben hacerle participar en el diálogo con el objetivo de responder a las preguntas que tienen los miembros de la ONU. Un momento de principios es que las sanciones deben ser equilibradas y no originar el sufrimiento de la población. En su tiempo en el Consejo de Seguridad de la ONU se discutía la cuestión de envíos humanitarios en el marco de las sanciones, luego las discusiones de alguna manera desparecieron. Creemos que es importante reanudarlas.
Ha llegado el tiempo también para hablar en el Consejo de Seguridad de las consecuencias de las sanciones unilaterales, impuestas por un estado o grupo de estados rehuyendo la ONU para promocionar sus objetivos políticos. No tenemos dudas de que tales sanciones aun más siendo de carácter extraterritorial, debilitan la unión de la comunidad mundial y arruinan la eficiencia de sus esfuerzos.
La demostración de la influencia negativa de las acciones unilaterales se presenta año tras año en las limitaciones comerciales, económicas y financieras, impuestas por EE.UU. respecto a Cuba. Rusia, junto con la mayoría absoluta de los miembros de la comunidad mundial aboga por la cancelación de este bloqueo que es un relicto de la época de la “guerra fría”.
Una especial atención se requiere en relación al afianzamiento de la aplicación práctica de las resoluciones del Consejo de Seguridad sobre las sanciones respecto a los "jugadores" no gubernamentales y formaciones illegales translimítrofes.
En general los acontecimientos de los últimos años han demostrado en firme que las acciones unilaterales que infringen el derecho internacional, emprendidas en contra de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU o deformando su sentido, no llevan a nada bueno.
Sin duda las normas jurídicas en los asuntos internacionales seguirán modernizándose a medida de que sea necesario. Pero hay que afrontar las transformaciones con la máxima responsabilidad, con el completo entendimiento de los riesgos que ello conlleva. El criterio aquí sólo puede ser el consenso. No se puede permitir que las infracciones del derecho internacional pasen por ser el su “desarrollo creativo”.
Todo ello se refiere también a las discusiones en torno al concepto de “responsabilidad por la protección”. Los futuros debates sobre esto deben realizarse tomando como base aquellos enfoques que fueron acordados en la Cumbre de la ONU en 2005 y que confirman la necesidad de cumplir los principios de los Estatutos, referentes a la reacción a los conflictos internos de un país. El problema de la protección de la población civil es una cuestión bastante seria para utilizarla con el fin de alcanzar sus objetivos políticos. Al entendimiento de la ambigüedad del concepto de “responsabilidad por la protección” le contrubuyen las iniciativas, formuladas por Brasil y una serie de otros países que pueden ayudar al avance hacia el consenso.
No olvidemos de que los padres fundadores de la ONU en su sabiduría coordinaron y aprobaron los Estatutos de la Organización, que contienen los principios de la regularización del orden mundial multipolar. Ahora, cuando ya ha finalizado el período anómalo bipolar de la “guerra fría”, cuando se ha hecho evidente que el mundo contemporáneo tampoco tiene sitio para la unipolaridad y que la realidad internacional sólo puede ser policéntrica, surge una oportunidad única de aprovechar el potencial original de los Estatutos de la ONU en su totalidad.
No es fácil hacerlo. Las relaciones internacionales sufren un claro déficit de confianza. En ello vemos la principal causa, que obstaculiza el avance práctico hacia la constitución de las bases universales de la seguridad igualitaria e integral, sea en el territorio euroatlántico, región Asia-Pacífico o en cualquier otra parte del mundo. Este estado de sitio contradice tanto al concepto de seguridad colectiva, recogido en los Estatutos de la ONU, como a la dependencia mútua del mundo contemporáneo, donde la mayoría de los retos y las amenazas ya son comunes para todos y llevan el carácter translimítrofe.
La consolidación de la confianza y de los orígenes colectivos en la vida internacional, haciendo el hincapié en la búsqueda negociada de las soluciones de compromiso, podría disminuir considerablemente la inestabilidad y hacer avanzar hacia delante en la regularización de las situaciones de crisis no sólo en Medio Oriente, sino también en torno a Irán, Afganistán, en la Península de Corea y en todo el mundo.
El objetivo final de la regularización de los conflictos es el afianzamiento del derecho a la vida y otros derechos fundamentales humanos: políticos, económicos, sociales. Los acontecimientos de los últimos años confirman que sin una paz sólida y un desarrollo firme es imposible el cumplimiento de los derechos humanos. En primer lugar, la preocupación sobre los derechos humanos debe servir para garantizar la seguridad y el desarrollo de la personalidad, y no ser el pretexto para la intervención foránea en los asuntos internos de los estados.
La Declaración Universal de Derechos Humanos establece que cada persona tiene derecho a tal orden internacional, en el cual se cumplen sus derechos. Los que utilizan la fuerza militar y las sanciones rehuyendo los Estatutos de la ONU, realizan suministros ilegales de armas y defienden a los terroristas, cometen la grave infracción de este derecho, fijado en la mencionada Declaración Universal.
Rusia aboga por el cumplimiento de la Declaración Universal de Derechos Humanos y respeta los valores tradicionales sobre los que está construida la civilización humana y los cuales son únicos para todas las religiones mundiales. Es la base ética de la vida de la sociedad contemporánea, la "cimentación" que une las naciones y las poblaciones.
En los últimos años estos valores están pasando por las pruebas que se reflejan en la inmoralidad, extremismo, intolerancia racial. No dejan de preocupar las acciones cada vez más insistentes de los que, alegando a la libertad de la expresión, favorecen a la “heroización” de los nacistas y sus cómplicas, profanando la memoria de las víctimas de la Segunda Guerra Mundial y de los vencedores del fascismo. Tales acciones no son compatibles con las obligaciones asumidas de conformidad con los Estatutos de la ONU.
Les recuerdo que el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos prohibe explícitamente la propaganda de la guerra y la instigación de la discordia nacional y religiosa. Eso significa que la libertad de la palabra y de reunión no puede utilizarse en calidad de la justificación para promocionar las opiniones nacistas y otros puntos de vista radicales y extremistas para atacar una u otra religión infrigiendo los principios fundamentales y las normas del derecho internacional.
Ayer el Consejo de Derechos Humanos de la ONU a iniciativa de Rusia aprobó la resolución de la intercorrelación entre los derechos humanos y los valores tradicionales. Es lamentable que una serie de estados occidentales hayan votado en contra de este documento tan actual en el día de hoy.
Estimado Sr. Presidente,
Estimados Señores y Señoras,
El avance hacia una verdadera cooperación en las relaciones internacionales sólo es posible con la base de igualdad de derechos y respeto mutuo. Todo el desarrollo de los acontecimientos en el mundo no nos deja otra alternativa que no sea la unificación de los esfuerzos para construir un sistema internacional estable, justo y democrático. A lo mejor, durante un tiempo es posible oponerse a esta tendencia objetiva e intentar conservar el orden antiguo. Pero el precio de esta resistencia será las nuevas víctimas, sufrimientos y destrucciones. Tratemos de ser perspicaces y no nos pongamos de lado de la historia de siglos pasados, sino de aquella historia, que se desarrolla ahora ante nuestros ojos y tiene tanta necesidad de la sabiduría colectiva estatal.
Gracias por su atención.
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