Michel Aoun,
un auténtico reformador
La posición del líder de la Corriente Patriótica Libre, el general Michel Aoun, sobre el tema de la ley electoral fue blanco de una campaña de escarnio tendiente a tergiversarla cuando esta personalidad, desde su época de comandante en jefe del ejército hasta el momento en que se convirtió en uno de los principales líderes políticos del país, siempre ha expresado su oposición al confesionalismo. Desde que se abrió el debate sobre la ley electoral, el general Aoun se pronunció a favor de una circunscripción única en el Líbano y del escrutinio proporcional, lo cual da a todos los partidos políticos las mismas posibilidades para que logren una representación justa y pone fin al monopolio que algunas corrientes ejercían en el seno de las comunidades gracias al escrutinio mayoritario y la delimitación de las circunscripciones en función de intereses políticos.
El respaldo del general Aoun al proyecto de ley ortodoxo (que prevé que cada comunidad elija a sus propios diputados) fue dictado por el rechazo del escrutinio proporcional que expresaron la Corriente del Futuro (CDF), el Partido Socialista Progresista (PSP) y varias personalidades cuya existencia política depende exclusivamente de las leyes electorales adoptadas hace cerca de 20 años. El líder de la CPL apoyó por su parte el proyecto ortodoxo, que introduce el escrutinio proporcional y hace del Líbano –por una sola vez– una circunscripción única con vistas a la elección de un Parlamento que hará el papel de Asamblea Constituyente y que estará llamado a reformar profundamente el sistema, lo cual incluiría una revisión de la Constitución. La representatividad de ese Parlamento, que se compondría entonces de verdaderos representantes de todas las comunidades, no podría por lo tanto ponerse en tela de juicio.
El proyecto ortodoxo permite la representación de corrientes contestatarias existentes en el seno de cada comunidad y que estaban completamente marginalizados por el escrutinio mayoritario. Y además libera los escaños cristianos que, debido a las leyes en vigor desde 1992, se mantenían rehenes de otras comunidades. Ese proyecto otorga a cada parte su verdadero peso en el seno de las comunidades dentro de un sistema que, de todas maneras, es confesional.
Para reemplazar el proyecto ortodoxo rechazado por la CDF y el PSP, el general Aun propone la adopción del escrutinio proporcional en una circunscripción única, lo cual es una fórmula progresista y vanguardista que permite desarrollar una verdadera asociación política entre los partidos de las diferentes comunidades sobre la base de un programa nacional transcomunitario.
Michel Aoun es portador de un proyecto de reforma y de cambio ante fuerzas políticas tradicionales apegadas al poder por cuestiones de intereses personales. Prueba de ello son las revelaciones que aparecen en el libro de la CPL, titulado L’Acquittement imposible [en español, “La imposible absolución”.], obra que muestra como los recursos del país han sido objeto del saqueo practicado a lo largo de 20 años por esa clase política.
La gira de Kerry
y las dilaciones estadounidenses
Por Ghaleb Kandil
En momentos en que el secretario de Estado John Kerry inicia una gira internacional que se centra en la situación existente en Siria, Rusia multiplica sus críticas contra la actitud ambigua y la política de doble rasero que practica Estados Unidos.
Washington había emitido, sin embargo, señales sobre un cambio político, esencialmente a través de la decisión del presidente Barack Obama de reemplazar al trío belicoso que se componía de Hillary Clinton, Leon Panetta y David Petraeus.
En el plano político, los estadounidenses multiplican las declaraciones sobre la necesidad de hallar una solución a la crisis siria sobre la base del acuerdo de Ginebra, acuerdo que ellos mismos tratan de vaciar de su esencia mediante la interpretación arbitraria de algunas de sus cláusulas. Multiplican, al mismo tiempo, las advertencias sobre el peligro que representa el Frente al-Nusra –que se compone de elementos provenientes de al-Qaeda. A la vez, los norteamericanos siguen dirigiendo la guerra contra Siria y apoyando los grupos terroristas, como si nada hubiese cambiado en esta crisis, de la que tratan de separarse.
En el terreno, todo demuestra que Estados Unidos prosigue su guerra contra Siria en colaboración con sus socios occidentales, con Turquía y sus auxiliares árabes. Turcos y qataríes siguen aportando a los terroristas su apoyo material, logístico, financiero, mediático y político, con el respaldo activo de Arabia Saudita, de los Emiratos Árabes Unidos y de Bahréin.
La única solución realista al tema sirio sigue siendo el plan de salida de crisis propuesto el 6 de enero por el presidente Bachar al-Assad. Pero ese plan está condicionado a la creación de mecanismos destinados a poner fin a la violencia, que a su vez pasan obligatoriamente por el cese del financiamiento que reciben los terroristas, el fin de las entregas de armas y municiones y el cierre de los campos de entrenamiento instalados en Turquía. Y es también necesario el desmantelamiento de las redes de reclutamiento y de envío a Siria de terroristas provenientes del mundo entero.
A pesar de sus actos ambiguos, los estadounidenses han emitido señales que son un reconocimiento de su propio fracaso en la obtención de su objetivo inicial, que era el derrocamiento del régimen del presidente Assad. Han reconocido con resignación que el diálogo con el jefe de Estado sirio es la única vía que puede llevar a una solución de la crisis.
Pero ello no les impide seguir maniobrando con la esperanza de mejorar las condiciones para negociar. En ese marco se inscribe la «decisión» de la oposición siria, que anunció el sábado la suspensión de su participación en varias reuniones en el extranjero como denuncia del «silencio internacional sobre los crímenes» cometidos por el régimen. Al mismo tiempo, la Coalición de oposición anunció la próxima creación de un gobierno en zonas ocupadas de Siria.
La cólera que Rusia ha expresado ante todas esas tergiversaciones demuestra nuevamente que sólo los hechos en el terreno podrán desbloquear la situación. Es por lo tanto el Ejército Árabe Sirio quien tendrá la última palabra.
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