Sobre la base de las evidencias proporcionadas por Ulloa y otros autores relevantes examinadas en este capítulo, es posible sugerir la siguiente secuencia de ciclos de corrupción durante el maduro virreynato peruano: (I) un nivel sumamente alto de corrupción desde al menos la segunda mitad del siglo XVII hasta el temprano XVIII, (II) una caída temporal aunque ligera desde el decenio de 1720 hasta el de 1740, (III) un incremento marcado desde el decenio de 1750 al de 1770, (IV) una caída breve pero significativa en las décadas de 1780 y 1790, (V) un ligero incremento en la primera década del XIX, y (VI) una aguda alza en la década anterior a la independencia.

En lo que sigue, este esbozo de ciclos sucesivos es objeto de un análisis comparativo más detallado, que toma en cuenta las cifras disponibles y los estimados cuantitativos de los principales modos de corrupción administrativa colonial, y los costos que les estaban asociados a lo largo del tiempo. Como vemos en el cuadro 1.1, es posible cuantificar y estimar provisionalmente, de modo conservador, cuatro costos principales de la corrupción, subrayados por la literatura reformista y por los expedientes de los juicios de residencia y las visitas de la época, durante gobiernos virreinales claves. Estas categorías o formas de corrupción fueron las siguientes: (I) las ganancias ilegales e indebidas del virrey (es decir, su premio), obtenidas mediante la distribución injusta e interesada de cargos oficiales, otras comisiones cobradas y tratos privados o granjerías que fueron progresivamente prohibidos por reales cédulas desde el tardío XVII, [1] (II) las ganancias irregulares y abusivas exprimidas por los titulares e interinos de cargos venales como los de gobernador, corregidor y oidor (la venta de cargos fue particularmente intensa en el siglo XVII y temprano XVIII, (III) ienficiencias administrativas ligadas a la corrupción como el retraso interesado en el cobro de deudas y el descuido en la supervisión y el mantenimiento de las minas; (IV) rentas no recabadas (el quinto real y la alcabala), perdidas debido al comercio de contrabando de bienes extranjeros, adquiridos a cambio de plata piña no gravada, un costo que podemos clasificar como indirecto. Todos estos eran fondos desviados de fines públicos hacia ganancias privadas o de círculos de patronazgo. Esta definición operativa de un costo desviado (directo e indirecto) es útil para los estimados provisionales de los costos de la corrupción continuados para el período posterior a la independencia en el apéndice del presente estudio.

Las cifras del cuadro 1.1 permiten observar que los virreyes que amasaron las mayores ganancias privadas, gracias a sus funciones oficiales fueron Castelldosrius, Amat y Junyent, y Pezuela. A su muerte, el virrey Villar solamente dejó un monto moderado para sus herederos, a pesar de las escandalosas comisiones cobradas por sus parientes y secretario para permitir la corrupción y el contrabando. Los virreyes Monclova, Castelfuerte y Gil de Taboada fueron los virreyes que se vieron menos expuestos al enriquecimiento privado.Sin embargo, otras categorías de corrupción administrativa, entre ellas la venalidad e ineficiencia de los oficiales reales, así como los costos indirectos del contrabando, fueron más prominentes con Villar, Mancera, Monclova y Castelldosrius, fundamentalmente en el siglo XVII y comienzos del XVIII. Estos costos adicionales fueron, asimismo, prominentes entre las décadas de 1740 y 1770 con Superunda y Amat y Junyent. La época de la reforma borbónica de las intendencias, bajo el superintendente Escobedo y el virrey Gil de Taboada, en el tardío siglo XVIII, tuvo los costos más bajos de corrupción, en tanto que estos se incrementaron notablemente por los gastos militares interesados realizados bajo el virrey Pezuela.

Para medir el impacto que los costos de la corrupción tuvieron sobre la economoía colonial a lo largo del tiempo, el cuadro 1.2 utiliza estimados del producto bruto interno (PBI) (en base al valor de laproducción de plata), [2] así como cifras confiables de los gastos fiscales totales. [3] para de este modo establecer el nivel relativo de estos costos de la corrución (sobre la base de los totales del cuadro 1.1) por década, entre 1690 y 1890. El nivel más alto de corrupción, como porcentaje del gasto, tuvo lugar en 1700-1709 y 1710 y 1719 (61 y 88 por ciento, respectivamente), lo que coincidió con una mayor corrupción administrativa heredada del tardío siblo XFII, además de una marcada caída en la producción de plata y las reales rentas y gastos, crisis que comenzó a ser superada gradualmente solo a partir de mediados del siglo XVIII.Entre 1690 y 1719, el nivel medio de corrupción como porcentaje del gasto, alcanzó un asombroso 66 por ciento, en tanto que el nivel de corrupción como porcentaje del PBI también llegó a su punto más alto con el 7 por ciento.

Otras décadas con altos niveles de corrupción fueron las de 1730 a 1770 (en especial la de 1740), que promediaron el 60 por ciento de los gastos pero solamente el 4.2 por ciento del PBI. Las décadas entre 1780 y 1809 tuvieron los niveles más bajos (especialmente en 1790-1809), con un promedio de apenas 30 por ciento del gasto y 4 por ciento del PBI. En general, fueron costos importantes que en el largo plazo minaron todos los pequeños incrementos en el crecimiento de la economía colonial. Los costos de la corrupción implicaron una pesada carga y un legado que agravó el colapso económico y financiero producido durante las guerras de la independencia y la temprana época poscolonial.

Aquellos historiadores escépticos con respecto a la importancia de la corrupción en el virreinato del Perú o en otras sociedades coloniales hispanoamericanas, han dudado o ignorado la preciosa información y el análisis proporcionados por Ulloa y otros reformadores coloniales examinados en este capítulo. Pero detalladas evidencias adicionales provenientes de fuentes judiciales, administrativas y cuantitativas corroboran la principal afirmación sobre que la corrupción tuvo un rol central en el sistema colonial y fue la base para la futura corrupción sistémica. A pesar de serios intentos por efectuar reformas, la corrupción profundamente arraigada venció. Una evaluación general debe concluir que en el Perú, las reformas implementadas no lograron alcanzar las metas de largo plazo necesarias para remozar la ineficiencia administrativa colonial y contener la corrupción. [4] Estas reformas fueron minadas y en última instancia descarriladas por intereses locales que se coludían con autoridades corruptas. A lo largo del siglo XVIII los cambios en el liderazgo imperial español a partir de la década de 1790 y, en última instancia, las transgresiones cometidas en la política fiscal y comercial, los gastos militares, las finanzas de guerra y la administración provincial y minera facilitaban las corruptelas. Los intereses corruptos peninsulares y criollos continuaron sin control, en tanto que la mayoría de los súbditos del virreinato debía soportar los costos. En consecuencia, las instituciones virreinales se basaron en parte en leyes y autoridad españolas tradicionales o reformadas, y en parte, a veces crucialmente, en intereses y prácticas corruptas inherentes al gobierno patrimonial local. El estudio de la corrupción resulta así esencial para comprender el funcionamiento sistémico, real y práctico, de las particulares instituciones coloniales en las que se basó la desenfrenada corrupción del Perú posterior a la independencia.

Las continuidades y legados de la corrupción, presentes en el Perú en la transición de las instituciones coloniales a las republicanas, hundían sus raíces en el poder centralista y patrimonial de los virreyes militares, respaldados por sus círculos de patronazgo. El abuso de las políticas financieras fiscales y de las instituciones continuó siendo un rasgo importante del legado colonial. Al carecer de una tradición significativa de pesos y contrapesos constitucionales y una divisón de poderes, las nuevas estructuras de poder surgidas en la déada de 1820 se basaron en redes de patronazgo muy bien arraigadas, que fueron dominadas por los caudillos militares quienes a su vez heredaron la influencia de los oficiales militares del tardío sistema colonial.

Fuenta : Historia de la corrupción en el Perú, Alfonso W. Quiroz, pp. 100-105, Lima 2013

[1Además de las obras clásicas de Juan y Ulloa, Machado de Chaves y Aponte, citadas previamente, las nacientes y detalladas investigaciones sobre el ingreso, las remesas y la correspondencia privada de los virreyes, basadas en la obra de Moreno Cebrián y Sala i Vila. El "Premio" de ser virrey...., vienen transformando las nociones y la cuantificación de la corrupción colonial. Véase, también, Costa, Miguel, Ob. cit.; Holguín Oswaldo, Ob. cit; Torres Arancivia, Eduardo. Ob. cit.; Crahan, Margaret, "The Administration of Don Melchor de Navarra y Rocafull, Duque de la Palata: Viceroy of Perú, 1681-1689. En "The Americas 27: 4, 1971, pp. 389-412; Latasa, Pilar, Ob. cit; Sáenz-Rico, El virrey Amat...; y otros estudios detallados sobre gobiernos virreinales específicos.

[2TePaske, John y Richard Garner, "Annual Silver Data. Colonial Lower and Upper Perú, 1559-1821". Disponible en http://home.comcast.net/-richardgarnet()5TPFiles/PeruS.xls. Véase también, Garner, Richard "Long Term Silver Mining Trends in Spanish America". En American Historical Review 93, 1988, pp. 898-935.

[3Klein, Herbert. American Finances cuadros 3.9 y 4.7, complementados con cifras para el período 1810-1819, provenientes de TePaske, John y Herbert Klein con Kendall Brown, The Royal Treasures of the Spanish Empire in America, vol. I, Perú, Durham, NC...; Duke University Press, 1982.

[4Las evaluaciones comparativas del éxito de las reformas borbónicas varían, de los resultados más positivos alcanzados en Cuba y México, a resultados mixtos en Perú y su fracaso en gran parte en Nueva Granada; véase Stein, Stanley: "Bureaucracy and Business in Spanish America, 1799-1804: Failure of Bourbon Reform in México and Perú", y la crítica de Jacques Barbier y Mark Burkholder. En Hispanic American Historical Review 61, 1981, pp. 2-28; Kuethe, Alian y G. Douglas Indlis, "Absolutism and Enlightened Reform: Charles III, The Establishment of the Alcabala and the Commercial Reorganization in Cuba". En Past and Present No. 109, 1985, pp. 118-143; Brown, Kendall, Bourbons and Brandy, 214-215. Quiroz, Alfonso, "Implicit Costs of Empire...."; y Fisher, John, Allan Kuethe y Anthony Macfarlene (eds), Reform and Insurrection.