Tras la conquista de los derechos humanos por medio de las revoluciones de 1776 y 1789 (Javier Hervada y José Manuel Zumaquero, Textos internacionales de derechos humanos, edición de la Universidad de Navarra), el 10 de diciembre de 1948 fue promulgada la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La Casa de los Derechos de Periodistas organizó dos actos públicos para celebrar el 65 aniversario de unos derechos que, en nuestro país, están siendo reivindicados contra viento y marea de gobiernos autoritarios que han endurecido a la democracia representativa, y ante la cual la democracia directa, es decir, la del pueblo en general, ha redoblado sus acciones públicas exigiendo que los poderes del Estado federal sometan sus funciones, obligaciones y facultades al cumplimiento de los derechos humanos.
Por ese motivo, en la Jornada por la Defensa de los Derechos Humanos se llevó a cabo la concentración-mitin en torno al monumento de Francisco Zarco (y en la memoria de los presentes, el periodista Miguel Ángel Granados Chapa); y una mesa redonda con el título Derechos Humanos y Periodismo, en la que intervinieron Julio Hernández López, columnista del diario La Jornada; Manuel Fuentes Muñiz, y Enrique González Ruiz, quienes reflexionaron sobre y a favor de los derechos humanos en nuestro país, con referencia en todos los periodistas que trabajan en los medios de comunicación impresos, audiovisuales, radiofónicos y en las demás innovaciones tecnológicas.
Desde su modernidad, luchando y conquistando sus derechos políticos en las violentas revoluciones de 1810, 1857, 1864 y 1910, la nación lleva apenas medio siglo (1946-2013) demandando que los derechos y garantías establecidas en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos –reformada y contrarreformada para limar el filo de sus fines democratizadores y liberadores– normen la conducta de los gobernantes, amparados en la democracia representativa y desconectada de la democracia directa, y se sometan al imperio de la constitucionalidad. Es una dura lucha que el pueblo mexicano ha pagado con homicidios, cárceles, torturas, represiones. Y está en marcha la embestida del Partido Acción Nacional para, neofascistamente, reglamentar el Artículo 9 constitucional e impedir que los mexicanos ejerzan los derechos humanos para tomar parte en los asuntos políticos presentando una propuesta contra actos de autoridad.
Cumplida la guardia y el orden de los oradores, y con la presencia de Martha Olivia López, directora de la Casa de los Derechos de Periodistas, además de representantes de los sindicatos del periódico La Jornada, Nacional de Redactores de la Prensa, Sección D-III de Radio Educación, y Notimex, al pie del monumento a Francisco Zarco, tuvo lugar la mesa redonda: Derechos Humanos y Periodismo; y en un auditorio del Club de Periodistas se llevó a cabo la disertación del columnista Julio Hernández López, ante una nutrida concurrencia, para abordar el tema central del binomio que integran los periodistas y los derechos humanos, y postular que el trabajo periodístico tiene sustento en los Artículos 6 y 7 de la Constitución mexicana, hoy reforzados con todo el catálogo de derechos humanos que tienen quienes se dedican al periodismo. A su vez, intervinieron con sus exposiciones Manuel Fuentes Muñiz y Enrique González Ruiz, para versar sobre el aniversario 65 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y que los gobernantes generalmente violan y violentan con toda clase de actos, para tratar de impedir que los periodistas cumplan con sus deberes para el eficaz resultado de sus labores.
Esta Declaración ha significado para la humanidad sólo una declaración, más que su cabal cumplimiento universal en los términos de un catálogo que dé protección al individuo. Y desde la perspectiva del periodismo, sigue siendo una conquista que no ha logrado normar la conducta de los gobernantes, constantes violadores de los derechos humanos. Por eso es que en esta fecha y todos los días debe ser una exigencia su respeto. Sin esos derechos, ni los periodistas ni nadie pueden realizar sus tareas y convivir racionalmente.
En suma, los dos actos dejaron la impronta de la presencia periodística para recordar otro aniversario de la promulgación de los derechos que, jurídica y políticamente, tanto necesitamos los mexicanos. Y que no solamente estén vigentes en nuestro ordenamiento del Estado, sino que sean respetados por los funcionarios y servidores públicos; pues desde el nacimiento hasta la muerte estamos urgidos de que prevalezcan cotidianamente.
Así que la Casa de los Derechos de Periodistas y la participación de tres ciudadanos en un foro, cuyo factor común fue pronunciarse y convocar a la implantación de los derechos humanos, resultó, con el público asistente, un doble acontecimiento para invocar y evocar los 65 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
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