De hacer teatro, calificó José Manuel Mireles, el supuesto acuerdo para que las autodefensas entregaran sus armas al Ejército Mexicano. Y añadió que esa demanda la iban a realizar en fecha posterior: ya que hubieran detenido a los jefes de los Caballeros Templarios (El País, 4 de febrero).
Así pues, está lejos de irse construyendo la ruta para la paz en Michoacán, donde continúan los enfrentamientos y el avance de esa organización tan polémica y que ha causado realmente que se vea a México como un Estado fallido.
Mientras, el comisionado o virrey de la tierra de los Cárdenas, Alfredo Castillo, hace un recuento maravilloso y “asegura” que está resolviendo el problema. En tanto, la titular de la Secretaría de Desarrollo Social, Rosario Robles, nos dice que crearán comedores populares a costos altísimos (1 millón de pesos por cada uno) y que solucionará algunos rezagos sociales; en el momento en que el gobierno federal anuncia que invertirá en dicho estado 45 mil 500 millones de pesos y Enrique Peña Nieto irá una vez por mes a Morelia. Ante esa gran propaganda, el más conocido de los jefes de la población armada, Mireles, les reclama que no están arreglando nada.
Pero, además, insiste que en varias ocasiones han dado las coordenadas para ubicar a Nazario Moreno, el Chayo, a quien aparentemente mataron los federales. Y ya encarrerado dice que se presumen muchas detenciones de aparentes malandrines, aunque en realidad se trata de algunos borrachitos o gente sin mayor relevancia. Mientras, en los medios oficiales, sabemos, han magnificado cualquier aprehensión y hasta mentiras evidentes. Y en este tenor, Mireles duda que hayan aprehendido a un violador de Tepalcatepec, Jesús Vázquez Macías, conocido popularmente como el Toro, ya que no lo han presentado ante la opinión pública.
Mireles, por cierto, apunta que ese raro y controvertido fenómeno armado ha tenido repercusiones en estados como Zacatecas, Veracruz, Jalisco y Oaxaca, entidades donde quieren que vaya el dirigente. Pero él señala que lo mejor es pacificar Michoacán para que en las elecciones de 2015 la gente no vote con un rifle apuntando a la cabeza.
Hace días, las autodefensas tomaron las poblaciones de Peribán y Los Reyes de Salgado.
Y en este carrusel, la senadora del Partido de la Revolución Democrática, Iris Vianey Mendoza, es acusada de tener nexos con Melissa Plancarte, una cantante grupera e hija de Enrique Plancarte, cabecilla de los Caballeros Templarios. Y por si fuera poco, el 3 de febrero se efectuó un acto en el Pabellón Don Vasco, en la capital michoacana. En el mismo, el grupo musical Los de la A, lanzaron cantos a favor de los Caballeros Templarios; en tanto, otros dos conjuntos, Calibre 50 y El Komander, hicieron la apología de los grupos que utilizan armas para apropiarse de lo que les plazca.
Grave predicamento en el que se encuentra el gobierno de Peña Nieto. Máxime que, en una entidad cercana, la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero tomó El Ocotito, y defiende con todo ésta y otras poblaciones, en las cuales la policías comunitarias o defensas armadas van adelante.
Así, pues, importa poco que tengamos muchas declaraciones de que hay orden, que se anuncien obras y apoyos por millones de pesos y que se piense en restablecer la tranquilidad. La situación es de verdadera lucha social y de enfrentamiento entre diversos grupos que han rebasado al Estado, el cual no puede utilizar su fuerza o, lo peor, está penetrado hasta el tuétano de grupos que lo han corrompido.
Lo que estamos viendo es patente en algunos estados, incluidos los del Norte del país, que ahora han pasado a un segundo plano (por ejemplo, los casos de Tamaulipas y Sinaloa). Ya no sabemos en dónde están los límites, pues la guerra y la pacificación se logran sin que intervenga la autoridad respectiva.
Frente a este ominoso panorama, el 5 de febrero, en el 97 aniversario de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, un grupo amplio de intelectuales, artistas, científicos e investigadores citaron a un Congreso Popular.
En principio se pensaba en 500 asistentes, pero la convocatoria ha tenido una gran repercusión. Tanta, que algunos que pretendimos inscribirnos no pudimos hacerlo quizá por saturación en la red, y en realidad participaron activamente (esperamos) unas 2 mil 652 personas.
Hay varios asuntos que se plantean, aunque sobresalen dos: la revocación de la aprobada reforma energética y hacer un exhorto para que el 18 de marzo, día de la Expropiación Petrolera, se organice un acto multitudinario de resistencia civil.
Otras cuestiones son defender la actual Constitución (y que se cumpla plenamente, digo yo), auspiciar la participación política desde abajo y democratizar, en serio, la vida del país.
El Congreso Popular es ciento por ciento de ciudadanos, sin la injerencia de partidos políticos, gobiernos de ningún tipo y grupos empresariales. Están en él representantes de las 32 entidades del país y vienen de 12 naciones. Los asistentes tienen de 16 a 76 años de edad, con un promedio de 36 años, habiendo una amplia franja de jóvenes.
Los organizadores dicen que los medios electrónicos no dieron difusión al asunto (con excepciones que no anotan), que todo ha sido a través de las redes sociales y que incluso instituciones que debieron abrirles las puertas a sus actividades no lo hicieron. Pero están seguros que en el Monumento a la Revolución podrán sesionar bien y con libertad.
Llaman a quienes deseen cooperar a hacerlo en la cuenta Banorte 0823624261, a nombre del colectivo Agustín Pro.
En efecto, constituyen dos ejemplos de que el poder está menguando (aunque todavía conserva muchos de sus apoyos como Televisa, al que se quiere ahora favorecer limando la famosa Ley de Telecomunicaciones): las autodefensas y el Congreso Popular. La situación ya no es tan favorable como antes para el grupo que ha mangoneado la nación durante largos sexenios.
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