La veraz y certera y definición de “partido canalla” es del periodista Jorge Alcocer. Y es que la elite del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) nada tiene de ecologista y menos es de México, ya que los centros de operación de los González Torres y González Martínez están en Tamaulipas y Chiapas, donde las nuevas delincuencias electoreras están dispuestas al asalto del poder público mediante su alianza-complicidad con Tv Azteca, para hacer desgobernador al senador Luis Armando Melgar, quien tiene a su servicio el Canal 40. Temibles como los modernos capos de las vísperas electorales y macartistas que también desafían a las instituciones con su propaganda nazifascista, compran apoyos entregando, descaradamente, sobornos “aprovechando la oportunidad política […] arrojando lodo [agrego: excremento verduzco] a todo aquel que se pusiera frente a ellos” (Lillian Hellman, Tiempo de canallas).
Los verdes, que hicieron del tucán su símbolo –pero que deberían cambiar por el retrato del Niño Verde–, primero se fueron a patadas contra la crítica del periodista Jorge Alcocer. Ahora arremeten contra el investigador y periodista Sergio Aguayo; rematando con su retadora conducta hacia el Instituto Nacional Electoral, el que ha perdido credibilidad y respeto por los vaivenes de sus 11 integrantes y, sobre todo, el vedetismo del italiano-mexicano Lorenzo Córdova –y más con motivo de su sarcasmo discriminatorio hacia los indígenas–. Esto y la complicidad del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) con los verdes, demuestra que son una pandilla que se ha puesto a la altura de una delincuencia organizada para mellar más el imperio de la ley constitucional.
Con cínicas provocaciones e insolencia, la facción cupular del PVEM sigue adelante con sus abusos electorales en las narices del TEPJF… ¡Apéndice de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en un país donde no tenemos un tribunal constitucional para llevar al banquillo a la Corte y al TEPJF, por muy serias y graves violaciones a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y leyes reglamentarias constitucionales! El reportero José David Estrada (Reforma, 31 de mayo de 2015) nos cuenta en su verídica nota cómo es que el magistrado Flavio Galván se ha dedicado a proteger a los verdes, votando “en contra de prácticamente todas las sanciones que se le han impuesto al PVEM”. Y es que hay “órdenes” superiores del jefe nato de los seudoecologistas, Enrique Peña Nieto, de pasar por alto la desfachatez de ese partido; uno de los 10 que tienen pulverizada la voluntad individual para sufragar.
Ahora han afilado sus hachas para arremeter contra el periodista-investigador Sergio Aguayo, y en una publicación llena de insultos y mentiras suscrita por su Comité Ejecutivo Nacional y firmada por Nancy Gabriela Báez Nájera como responsable, defienden al Tribunal Electoral que se ha encargado de darles impunidad todas y cada una de las veces en que el Instituto Nacional Electoral (INE) ha impuesto sanciones al execologista; y digo execologista porque el PVEM es un partido que ya no cumple con los lineamientos que se supone debe llevar a cabo, y que son: acciones que favorezcan la ecología mexicana. Y que además hace alarde de la corrupción política y económica al invertir, en la compra de votos, millones de pesos. Flavio Galván, el magistrado del TEPJF que insiste en proteger a los exverdes cuando recibió la petición ciudadana de quitarle el registro como partido, una vez más optó por amparar a los González Torres-González Martínez, y los ha convertido en intocables. Con esta protección, el PVEM participó en el reciente proceso electoral para sumarse al Partido Revolucionario Institucional (PRI) de Peña Nieto. Se venden a su único postor: el priísmo tradicional, desde que su fundador, Jorge González Torres, fue presidente del PRI en el distrito 22 defeño trabajando-cobrando en el otrora Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (IEPES). Y en 1993 Carlos Salinas de Gortari le concedió el registro de su negocio-facción, autopostulándose para ser candidato presidencial.
Los militantes del PVEM, más que ecologistas son ecocidas, pues acaban de sorprender a varios verdes chacoteando con el cadáver de un conejo; y en la casa de uno de ellos encontraron varias cabezas de venado. La impunidad y los favores de que han gozado desde el salinismo a la fecha se deben a que son unos cretinos oportunistas que ahora atacan a Sergio Aguayo porque, con otros mexicanos, logró que más de 150 mil firmantes solicitaran al TEPJF cancelar el registro del Partido Verde; como petición constitucional fundamentada en los desacatos a las sanciones que se le han impuesto. Pero esos seudoecologistas atrincherados en el PRI, el TEPJF y el INE se han estado saliendo con la suya con toda la desfachatez de que han hecho gala sus dirigentes. No obstante la espada de Damocles pende sobre su cabeza.
Tras las dramáticas elecciones que acaban de concluir, hay que recargar las baterías racionales de la petición para que el PVEM salga, al menos, de cuatro elecciones federales, para ver si se regeneran. Son ya la serpiente corruptora salida del huevo perverso que está haciendo lo que le da la gana, ensuciando los procesos electorales de por sí ya muy cuestionados por la ciudadanía, que en un 73 por ciento no le merecen credibilidad. Los del partido propiedad y botín de particulares engañando a los electores (sus militantes sabrán si, siendo no más de 3 mil, continúan en esa jaula), se han pasado de la raya. Al Partido Verde Ecologista de México le sobra dinero, pero hace alarde de su cretinismo no pagando las sanciones-multas.
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