A falta de prueba decisiva, resulta imposible determinar con certeza quién ordenó los atentados perpetrados en París y Bruselas. Pero existen un móvil y una serie de elementos que, para un juez de instrucción, serían ampliamente suficientes para llevar a juicio al presidente turco.
Traducción íntegra del video
Thierry Meyssan: Hola. Varios atentados acaban de producirse en Bruselas, después de los perpetrados en París. Por supuesto, los dirigentes europeos responden con medidas de desarrollo de un Estado policiaco, sin relación alguna con esos atentados ya que la respuesta a cualquier atentado tiene que ser, en primer lugar, de carácter político.
¿Qué sucedió realmente? Para entender, tenemos que volver atrás y hacernos una idea de conjunto del conflicto entre Turquía y la Unión Europea.
Ustedes deben recordar que, a principios de 2011, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Alain Juppé, fue a negociar con su homólogo turco, el señor Davutoglu –actual primer ministro–, un tratado que se mantuvo en secreto, pero cuyas cláusulas conocemos. Y en ese tratado se estipulaba la participación de Turquía en la guerra que acababa de comenzar en Libia y en la que comenzaría después en Siria.
Pero una de las cláusulas de ese tratado preveía que Francia ayudaría Turquía a resolver el tema kurdo sin afectar la integridad del territorio turco. O sea, lo que Francia proponía era construir un nuevo Estado, al que se designaría como «Kurdistán», que podría abarcar territorios pertenecientes a Irak y Siria y hacia donde podrían ser expulsados posteriormente los kurdos de Turquía, ya que la obsesión del señor Erdogan es «purificar» su etnia turca expulsando o, de ser necesario, matando a los kurdos que viven en Turquía, y también a los cristianos que –según Erdogan– no son parte del «pueblo turco», en el sentido original del término, o sea los descendientes de los hunos de Atila, que atravesaron el Asia Central y vinieron hasta ese lugar.
Cuando empezó la guerra en Siria, el señor Hollande siguió el camino ya trazado por Alain Juppé. A finales de 2014, Hollande recibió oficialmente en Francia al señor Erdogan, quien todavía era primer ministro. Y, estando los dos en el palacio del Elíseo, Hollande hizo entrar allí secretamente en aquella reunión al jefe de los kurdos de Siria, Salih Muslim.
Oficialmente, Salih Muslim es un dirigente del YPG –la rama siria del PKK turco [1]– y al asistir a ese encuentro estaba traicionando al PKK y a su jefe, Abdullah Ocalan.
El señor Hollande y el señor Erdogan se comprometieron a que Salih Muslim sería el jefe del Estado que ellos iban a crear en Siria. Las cosas continuaron por ese camino. Pero llegaron los acontecimientos de Kobane y, si ustedes se acuerdan, aquello sorprendió a todo el mundo, porque los kurdos lograran vencer al Estado Islámico. Se produjo entonces un cambio en la actitud de los dirigentes europeos y todo el mundo empezó a decir que había que apoyar a los kurdos contra el Estado Islámico.
Así que el señor Hollande se adaptó a esa situación y recibió, esta vez oficialmente, en el palacio del Elíseo a la otra copresidente del YPG acompañada de una comandante del YPG, que incluso llegó en uniforme de camuflaje a la reunión organizada en el Elíseo. Para el señor Erdogan, ese cambio de casaca del presidente francés era totalmente inaceptable.
Sin embargo, comenzó en aquel momento la ola migratoria hacia la Unión Europea, cuando se publicó la foto de un niño kurdo ahogado al borde de una playa turca. El señor Erdogan trató de presionar a Francia y, al no lograr lo que quería, cuando las tropas rusas iniciaron sus bombardeos en Siria, el presidente turco activó la operación de noviembre: los atentados perpetrados en París.
Posteriormente, el señor Erdogan entró en conflicto con una parte de los países miembros de la Unión Europea, que se negaban a asignarle 3 000 millones de euros al año, con los que podía continuarla la guerra. Erdogan exigió que la UE aceptara la libre circulación [en Europa] de las personas que presenten un pasaporte turco, lo cual –a falta de poder expulsar a los kurdos hacia Siria– le permitiría impulsarlos a irse a la Unión Europea.
Bélgica se opuso enérgicamente a esa operación. Y el presidente Erdogan, en un gran discurso, amenazó directamente a Bélgica y la Unión Europea y desató el ataque de Bruselas.
Recep Tayyip Erdogan: No hay ninguna razón para que la bomba de Ankara no explote también en Bruselas, donde los partidarios de la organización terrorista PKK han podido manifestarse en el centro de la ciudad, o en otros lugares de Europa.
Thierry Meyssan: Así que ahora las cosas están bastante claras. Pero la Unión Europea sigue sin reaccionar.
[1] El PKK es la organización de los kurdos de Turquía. Nota de la Red Voltaire.
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