Dentro y fuera del campo, el futbol mexicano es un cultivo de discriminación. En los últimos 10 años, el Conapred apenas vio unos cuantos casos, y sólo para confirmar que quien incurra en tales prácticas en México tiene garantizada la impunidad
En la cancha, en el estadio, en las oficinas, en los micrófonos y en las plumas, la discriminación en el futbol mexicano es generalizada y cubre la baraja de prohibiciones marcadas en leyes y normas internacionales. Pero el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) nada ha podido hacer contra lo que es una costumbre tanto en el sector profesional como en el aficionado.
En 10 años, el Conapred resolvió 13 casos relacionados con el futbol mexicano y el organismo que lo monopoliza, la Federación Mexicana de Futbol Asociación (Femexfut). En total, ha conocido 19 casos, y aún hay seis expedientes inconclusos correspondientes a los años 2014 y 2015.
La incapacidad del Consejo para sancionar a futbolistas como Darío Verón por espetar a sus rivales el calificativo “¡esclavo de mierda!” o al político panista Carlos Manuel Treviño por descargar su ira contra Ronaldinho llamándolo “simio” o al cronista de Televisión Azteca Christian Martinoli por sus dichos y adjetivos “ácidos” o a Enrique Meza por la segregación abierta a naturalizados o a la Federación por el desdén permanente a las mujeres o al Club Monterrey por dejar fuera de su estadio a “chilangos greñudos” está registrada en los expedientes entregados a Contralínea en respuesta de las solicitudes de información 0441000000516 y 0441000002616 presentadas por este semanario.
El Conapred ha cerrado-archivado casos de homofobia en medios de comunicación, transfobia en canchas de futbol rápido, negación de acceso al estadio por no llevar los colores del partido político en el poder, exclusión de una niña por ser niña y porque así lo dictan las reglas de la Femexfut.
Invariablemente, los implicados salieron limpios, sin sanción alguna, a lo mucho con un curso de “sensibilización” de 1 día o el compromiso de los de no volverlo a hacer.
La mayoría de los asuntos fueron despachados si más por el Consejo. El único reclamo que le tomó meses, años, de papeleo, citas de conciliación y trabajo fue el presentado por jugadoras en busca de la instauración de una liga profesional de balompié femenil.
Por su parte, la Femexfut, no solo como tercera involucrada, protegió a sus afiliados y desdeñó solicitudes del Consejo, también ha sido acusada de fomentar y desarrollar la discriminación.
El Conapred, que para 2016 cuenta con un presupuesto de 154 millones 85 mil 250 pesos, ha sido y será incapaz de castigar a alguien, sin importar la gravedad de la conducta discriminatoria:
Su tarea se circunscribe a la elaboración de informes, conciliaciones, impartición de cursos, fijación de carteles, promoción de medidas; una amonestación pública o la exigencia de una disculpa es lo más extremo que con sus facultades se puede permitir el ente encabezado por Alexandra Haas Paciuc ?quien no respondió la solicitud de entrevista presentada por Contralínea.
Si la discriminación en el futbol mexicano es cotidiana, la impunidad está garantizada para quien incurra e incluso reincida en ella, revelan los expedientes resueltos por el órgano subordinado a la Secretaría de Gobernación.
Agresiones contra afrodescendientes, impunes
“Esclavo”, “simio de mierda”, son expresiones que los jugadores afrodescendientes han escuchado en su incursión en el futbol mexicano.
Los insultos etnológicos ocurren a menudo, son algo común, han revelado los propios futbolistas. Pero en la última década el Conapred sólo puso atención a tres casos: el de Marco Palacios y Darío Verón (capitán de Pumas) llamando “mono”, “negro” y “esclavo” a Felipe Baloy; el de Rogelio Chávez espetándole “simio de mierda” a Carlos Darwin Quintero, y el del panista Carlos Manuel Treviño Núñez que públicamente se refirió a Ronaldinho como “simio… brasileño, pero simio aún”.
Los tres casos se cerraron sin castigo para los implicados.
El 9 de mayo de 2010 se jugaba el partido de vuelta de los cuartos de final del Torneo Bicentenario entre Pumas y Santos Laguna en el el Estadio Olímpico Universitario. Los felinos habían perdido en Torreón 2-0.
Antes de caer eliminados, el capitán Darío Verón y Marco Palacios se encararon con Felipe Baloy, zaguero del conjunto visitante.
Gritos, empujones, insultos. El silbante, Alfredo Peñaloza, al pie de los jugadores enfrascados, se limitó a amonestar al también capitán de la selección de Panamá; nada para los auriazules.
“El defensa panameño de Santos aceptó que Palacios le dijo esclavo de mierda´ y Verón lo llamó
mono´ y negro´”, publicó al siguiente día el periódico Reforma (Cancha, “Acusa Baloy racismo de Pumas”, 10 de mayo de 2010).
“Lo que me ofendió fue la manera como el árbitro manejó las cosas, estando al frente y escuchando todo lo que me decían y ni siquiera les dijo nada a estos jugadores”, recriminó el internacional.
El medio también publicó la molestia del equipo lagunero y la promesa de su presidente, Alejandro Irarragorri, de interponer un recurso ante la Femexfut.
Anteriormente, Baloy había oído rugidos onomatopéyicos de la afición de Dorados de Sinaloa sin que nada pasara; en Torreón, cuando jugaba para Monterrey, el mismo jugador sufrió tratos racistas del que después sería su público (Israel Hernández, 11 de mayo de 2010).
“Dichas conductas podrían anular o impedir el reconocimiento o ejercicio de los derechos humanos del señor Baloy, entre ellos, a un trato digno, pues incitan a la burla, rechazo y exclusión dentro de la realización de actividades deportivas”, anotó el Consejo.
El Consejo enteró de la investigación a Jorge Borja Navarrete, presidente de Pumas, y a los propios Darío Verón y Marco Palacios (oficios 0001706, 0001707 y 0001708). También acudió ante la Comisión de Árbitros de la Femexfut, y Justino Compeán, presidente de la Federación (oficios 0001709 y 0001710).
La primera en contestar fue la Comisión de Árbitros, justificando que José Alfredo Peñaloza no había realizado ningún reporte sobre lo dicho por los jugadores de Pumas “puesto que [no] le constaron, y dado que no escuchó tales hechos no se aplicó sanción alguna” (sic).
Por su parte, Decio de María contestó por la Femexfut que no habría ninguna investigación.
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El árbitro y la Federación fueron eximidas; Verón y Palacios más o menos igual: “se comprometieron a realizar acciones a favor de la cultura de la no discriminación y la igualdad, así como encabezar junto con el club una campaña de difusión sobre estos temas”. Eso fue todo, el expediente CONAPRED/DGAQR/337/10/DQ/II/DF/Q173 así concluyó. Todo en cuatro días.
Cinco años después, durante la semifinal del torneo Apertura 2015 el mismo Verón fue señalado por los americanistas Darwin Quintero y Michael Arroyo de reincidir con insultos como “pinche simio de mierda”. Una vez más, la Femexfut lo protegió, mientras que la Conapred ni siquiera se ocupó del caso.
Carlos Darwin Quintero ya sabía lo que era ser insultado por un contrario. Siendo jugador de Santos Laguna, el delantero colombiano salió expulsado en la jornada 12 del torneo Clausura 2011. Había anotado en el primer minuto del partido que Cruz Azul acabaría perdiendo 3-0.
Cuando corría el segundo tiempo, Quintero fue derribado en el área por Horacio Cervantes y fue marcado un penalti. Una vez de pie, el futbolista de Santos escuchó de Rogelio Chávez: “¡simio de mierda!”. Sobrevinieron empujones y un cabezazo de Quintero a Cristian Jiménez. El juez Juan Genaro Medrano decidió echar al nariñense.
En conferencia de prensa después del partido el jugador denunció lo ocurrido.
“Primero quiero pedir una disculpa a la afición, a mis compañeros por la expulsión, son cosas del partido, calenturas y sé que no fue la mejor forma de reaccionar pero cuando te dicen cosas que no van dentro del futbol te sacan de casillas y me pasó” (vamoscruzazul.com. “Polémica y acusación por la expulsión de Quintero”, 4 de abril de 2011).
A partir de la nota en la página cruzazulina el Consejo inició de oficio la queja bajo la firma de Hilda Téllez Lino.
El 11 de abril, Rogelio Chávez acudió al edificio del Conapred acompañado de Guillermo Álvarez, presidente de Cruz Azul; del gerente Jurídico de la cooperativa y hasta del gerente de Comunicación del club.
Invariablemente, los implicados salieron limpios, sin sanción alguna, a lo mucho con un curso de “sensibilización” de 1 día o el compromiso de los faltantes de no volverlo a hacer”.
Aprovechando el antecedente de Pumas, la Máquina ofreció realizar “una campaña para prevenir actos de discriminación”. Incluso dijeron que dseaban “ser los pioneros en esto en México”.
El Consejo estuvo de acuerdo y oficialmente dejó por escrito que no había contado “con evidencias” que acreditaran la discriminación. Entonces, el expediente CONAPRED/DGAQR/211/11/DQ/II/COACH/Q131 se cerró.
En 2014, el futbol mexicano se puso de cabeza por una noticia: Ronaldo de Assis Moreira; campeón del mundo y campeón de América con selección; campeón de Europa, de España y de Copa Libertadores con sus clubes, conocido en el futbol sólo como Ronaldinho, había sido contratado por el Querétaro.
No todos celebraron la llegada del brasileño, entre ellos el político panista Carlos Manuel Treviño Núñez, quien, sin más, expresó su irá por la algarabía provocada por el jugador:
“Lo detesto [al futbol] aún mas porque la gente estorba e inunda las avenidas para hacer que tarde dos horas para llegar a casa… Y todo para ver a un SIMIO… Brasileño, pero simio aun (sic).”
Cuatro quejas llegaron al Conapred por la rabieta del panista, quien además fue secretario de Desarrollo Social del municipio. Pero el Consejo no las tomó en cuenta y se limitó a iniciar un procedimiento “de oficio” el 15 de septiembre de 2014.
A pesar de haber publicado en Facebook su enojo, por lo cual los pantallazos del comentario circularon inmediatamente en las redes sociales (incluso después de haberlo borrado su autor), Treviño Núñez negó lo hecho.
El político panista se presentó en las oficinas del órgano, y se le propuso “que recibiera un curso de sensibilización” sobre el del derecho a la no discriminación y el racismo. Treviño Núñez estuvo de acuerdo y “en la misma fecha se impartió el referido curso”.
Fue todo. Así se dio como concluido y archivado el expediente CONAPRED/DGAQR/945/14/DQ/II/QRO/Q843.
Chilangos greñudos y aficionados no priístas, se quedan fuera del estadio
“Chilangos, greñudos y tatuados no entran, aunque traigan boleto”, era la orden dada al personal del Estadio Tecnológico, contó el reportero Sebastián Moreno (Reforma, 4 de marzo de 2007).
Y el mandamiento se cumplió.
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Era la jornada ocho del torneo Clausura 2007. Monterrey recibía a Pumas.
“Los miembros de seguridad del Tec y policías del estado estaban atentos al acento que tenían los aficionados que portaban camisas de los felinos y para mayor control pedían una identificación para corroborar su lugar de origen”, relató Moreno.
Poco antes, la Femexfut había prohibido a las porras asistir a los juegos de visitante de sus equipos.
Quienes hicieron el viaje, e incluso seguidores de Pumas regiomontanos (no “chilangos”, como decía la orden), se quedaron fuera del inmueble. La policía intervino, pero como parte del cuerpo de seguridad de Femsa (Fomento Económico Mexicano, SAB de CV, dueña del club): desalojó a los aficionados auriazules y los obligó a irse a la Universidad Autónoma de Nuevo León para que de ahí tomaran el camino de regreso.
El suplemento Cancha informó sobre las revisiones hechas a los “jóvenes con aretes en diferentes partes del cuerpo, tatuajes, pelo largo y con un marcado acento capitalino”, y del subsecuente impedimento de ingresar.
Como resultado de la publicación, el 5 de marzo de 2007 el Conapred abrió una investigación por oficio.
El Consejo acudió a la Femexfut y solicitó expresamente a su presidente elaborar un informe en el que se indicara quienes, y con base en qué, regulaban el acceso a los estadios; también que precisara su participación en la determinación de criterios para el ingreso y si existía una “clasificación del público” como “barras, porras, aficionados, etcétera”.
La Federación ignoró al Consejo, y éste tuvo que solicitar la cooperación por segunda vez.
El organismo futbolístico se desenfadó de toda injerencia en cuanto al ingreso de la gente a los estadios y negó que hubiera clasificación alguna de aficionados.
A pesar de que en cada partido de la liga están presentes miembros de la Federación, de que los juegos son verificados y regulados por ella, de que los encuentros son transmitidos por televisión e incluso pasando por alto el relato publicado en Reforma y comentado en otros medios, la Femexfut se limitó a asegurar que ignoraba “los hechos por no ser propios y no haberse presenciado” (sic).
Ya era 25 de abril. Tanto Monterrey como Pumas habían sido eliminados del torneo.
El Conapred se dirigió al comisario en jefe José Antonio Garza García, secretario de Seguridad Pública del estado, acusado de someter la fuerza pública a las órdenes del club privado, pero jamás respondió la petición. También se comunicó con el equipo que esa tarde fungió como local y fue señalado de ordenar la segregación.
El conjunto regiomontano negó todo:
“Todas las personas que asistieron al partido de Pumas-Rayados, celebrado el día 3 de marzo de 2007 fueron atendidas por nosotros sin ningún tipo de discriminación.”
Asimismo aseguró que no tiene nada que ver con la clasificación de la afición. Según el club, todos entran por igual, sin distinción, a pesar de que los llamados grupos de animación tienen un lugar asignado en los estadios.
Casi 1 año y medio después, el 25 d junio de 2008, se archivó el expediente CONAPRED/DGAQAR/142/07/DQ/II/NL/Q57 “por carecer de evidencias o elementos”.
Otro caso de un aficionado que se quedó con las ganas de ver a su equipo ocurrió el 15 de febrero de 2014. Esta vez no fue por ser barrista, estar tatuado o hablar como chilango… “No me dejaron entrar argumentando que no tenía puesta la vestimenta rojo y blanco del partido político (PRI)”, fue la queja presentada por un aficionado al que le condicionaron el derecho de ver el encuentro entre Pioneros de Cancún y Alebrijes de Oaxaca de la segunda división (tercera división, en realidad).
“[Los de] seguridad pública no me dejaron entrar hasta que cambiara de vestimenta […] argumentaron que esas eran las instrucciones del director general [del equipo] y de su presidencia municipal”, contó.
Seguridad privada y pública unidas, otra vez; órdenes coordinadas de la dirección del club y la alcaldía. Intereses comunes. Y es que el presidente de Pioneros y el presidente municipal son la misma persona: Paúl Carrillo de Cáceres, priísta que desde 2013 gobierna el municipio de Benito Juárez, cuya cabecera es Cancún.
En efecto, los colores del conjunto cancunense son el rojo y el blanco del PRI. Antes, cuando el PRD dirigía el municipio, las rayas verticales del uniforme eran amarillas.
“Manifiesto mi más rotunda queja ante la directiva de Pioneros de Cancún ya que es un evento deportivo y no político. Espero se tomen cartas en el asunto y esta queja no quede en el olvido”, remató el hincha su queja presentada el 17 de febrero de 2014.
1 mes después, el 14 de marzo, el club aceptó conciliar con el quejoso. Pero no fue sino hasta el 9 de mayo que, “mediante correo electrónico”, el Consejo le avisó al aficionado, que ya había resuelto el problema solo.
Hasta ahí llegó la intervención del Consejo en el expediente CONAPRED/DGAQR/146/14/DQ/I/QR/Q93.
Ojitos Meza, portazo a naturalizados… y al Conapred
El 29 de julio de 2010, Enrique Meza, entrenador interino de la selección, dejó claro que no convocaría a jugadores no nacidos en el territorio sin importar que contaran legalmente con la nacionalidad.
“Siempre dije que no me gustaba la idea de [convocar] naturalizados”, fue la breve explicación que dio.
“Esta es una clara discriminación para las personas que nacieron en otro país pero que legalmente son mexicanas. ¿Está el futbol encima de las leyes?”, se quejó una persona ante el Consejo. Dos reclamaciones más llegaron por el mismo motivo.
El Conapred intentó dos veces hablar por teléfono con el entrenador. Pero el Ojitos Meza no respondió.
El 11 de agosto se dio un partido entre México y España, y se determinó que “efectivamente no convocó a ningún jugador naturalizado”.
Por ello, personal del Conapred se presentó el 4 de abril de 2011 en las instalaciones del Cruz Azul, equipo que también dirigía Enrique Meza, para “invitarlo a atender el asunto”.
A través de un tercero, simplemente dijo “que no daría ninguna contestación”.
Cumplió: el Conapred se quedó en la puerta, y ya no hizo más.
“Considérese el presente asunto como concluido por no sometimiento al procedimiento conciliatorio, en virtud de que el particular [Meza] presunto responsable no aceptó conciliar”, firmó Karla Verónica Calcáneo Treviño, directora de Quejas.
{{Martinoli, discriminación habitual}}
“Se cae fácilmente en descalificaciones de género, raza, etnia, preferencia sexual o de origen socioeconómico”, aseguró un televidente en una carta enviada el 7 de julio de 2010, cuatro días antes de la final del Mundial Sudáfrica 2010. El diagnóstico se refería a lo emitido por los canales de Tv Azteca en las transmisiones de futbol a cargo de Christian Martinoli y los exfutbolistas Luis García y Jorge Campos. El 23 de junio, otro aficionado ya se había quejado formalmente ante el Conapred.
El primer reclamo, dirigido también al presidente del Consejo, Ricardo Antonio Bucio, analizó las transmisiones estelares de la televisora de Ricardo Salinas Pliego:
“Hoy en día, no sigo más las transmisiones de Tv Azteca por las siguientes razones:
“-Los comentarios de [nombre testado] son homófobos y tienen una carga importante de violencia de género contra las mujeres. [nombre tachado] actúa como patiño de aquél, y también participa de los comentarios que realiza, así como [nombre testado].
“-Los comentarios de estas tres personas, tienen implícitas claras denotaciones de carácter ofensivo respecto a los jugadores de los que se está hablando. El estilo frenético de [nombre tachado] al emitir comentarios lo llevan a realizar metáforas que discriminan claramente a esas personas. Se cae fácilmente en descalificaciones de género, raza, etnia, preferencia sexual o de origen socioeconómico.
<doc167163|left>“-Finalmente, cabe destacar que detrás del estilo jocoso y de
albur a la mexicana´, particularmente de [nombres eliminados] al realizar las narraciones de partidos de futbol, se esconde una fuerte carga de discriminación.
“[…] Desde mi punto de vista, se está violentando a todo aquel público que podría naturalizar y ver como normal´ el lenguaje utilizado por [nombre tachado] el cual tiene una carga de violencia y discriminación muy fuerte contra diversos grupos de la población mexicana.”
En la copia entregada a Contralínea, el Conapred suprimió los nombres de los comentaristas. Sin embargo, es un hecho notorio que en la crónica y comentarios de los partidos principales partidos de futbol están presentes Christian Martinoli, Luis García y Jorge Campos.
Lo comentado en los juegos no fue lo único impugnado durante aquella Copa del Mundo, cuyos ratings estuvieron a favor de Tv Azteca. “Ayer durante la transmisión del partido de México, un reportero de Tv Azteca comentó que durante el Mundial pasaría unos reportajes con el nombre
Primitivo´”. Dicho título “es racismo hacia las culturas africanas”, comentó alguien más.
Hasta en los comerciales ocurrió lo mismo, por lo cual varias personas también se quejaron.
El Consejo se limitó a responder de la misma forma a todos: con un correo electrónico informándoles que ya había emitido un boletín en el que invitaba a los medios de comunicación a “tener especial cuidado”.
Un año después, durante el partido de la semifinal del torneo Clausura 2011 entre Morelia y Cruz Azul, un asistente arrojó un objeto contra el mediocampista Joao Rojas.
“¡Un verdadero aborigen!”, calificó al agresor el mismo Christian Martinoli.
Hilda Téllez Lino, directora General Adjunta de Quejas y Denuncias, aseguró que el Consejo tenía la intención de “dialogar con él sobre sus comentarios que pudieran ser ofensivos para algunos sectores de la población” (“Conapred buscará a Martinoli para sensibilizarlo”, El Universal, 20 de mayo de 2011). Y se abrió el expediente CONAPRED/DGAQR/366/11/DQ/II/NAL/Q211.
La funcionaria se reunió con el comentarista el 26 de mayo de 2011. Le informó sobre “su deber de no reproducir estereotipos, prejuicios, estigmas, o bien, no utilizar un lenguaje contrario al derecho a la no discriminación de las personas”.
Martinoli escuchó. Reflexionó. Después de un rato aseguró que, ya pensándolo bien, lo dicho “no fue lo correcto”, que no imaginó que lo dicho tuviera repercusiones.
El cronista se comprometió a evitar expresiones discriminatorias. Pero advirtió que continuaría con “su estilo de broma ácida” y que incluso invocaría al Conapred al aire.
Satisfecho con la promesa, el Consejo consideró que Martinoli contribuiría “a un cambio cultural” y concluyó el expediente.
Mujeres, marginadas por la Femexfut
“No somos ciudadanas de segunda clase […] En 75 años la FMF no ha abierto sus puertas a las mujeres”, dijo Patricia García al frente de un grupo de futbolistas que al pie de la Federación Mexicana de Futbol exigía atención a la solicitud de afiliación presentada hacía 1 año (Paula Mónaco Felipe, La Jornada, 9 de marzo de 2007).
Las deportistas aprovecharon el Día Internacional de la Mujer para denunciar el desdén, la discriminación sistémica.
“[Los] responsables de la FMF dijeron desconocer la situación del pedido [de afiliación]”, informó el diario que cubrió la manifestación.
“Nosotras no existimos ni como deporte, no somos nada en la Federación. Apenas la última de la última prioridad del sector amateur.
“Al impedirnos ser profesionales nos están discriminando”, sentenció la presidenta de la asociación civil Liga Premier Profesional de Futbol Femenil, la cual agrupaba a equipos de ocho estados de la República.
Al principio, el Conapred dijo que los derechos de las jugadoras los protegían la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; la Declaración Universal de Derechos Humanos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales, y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Pacto de San José; el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en Materia, Protocolo de San Salvador; la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, así como la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, la Ley General de Cultura Física y Deporte y la Ley del Instituto Mexicano de la Juventud.
El propio Gilberto Rincón Gallardo, entonces presidente del Conapred, firmó el inicio del procedimiento.
Al primero al que se dirigió fue a Justino Compeán (oficio 0001180). Le pidió informar sobre las disposiciones jurídicas en las que basan la afiliación. Lo único que respondió la Femexfut fue que, dado su carácter de ente privado, eso “es un acto discrecional” e ignoró varios puntos de la petición.
Sólo tras la insistencia de que respondiera todo lo solicitado (oficio 0001688), la Federación se limitó a decir que la petición presentada por la asociación femenil “no cumplió con los requisitos”.
¿Por qué?, preguntó el Conapred (oficio 0002033).
No dijo qué hicieron mal, sólo que debían acudir a la Asociación Estatal del Sector Aficionado. Nada de profesionalismo.
Así las cosas, vio un presunto acto discriminatorio, por lo que convocó a la Femexfut a sus instalaciones.
El profesionalismo es exclusivo de la Federación Mexicana de Futbol, AC, quedó claro en la reunión del 27 de septiembre de 2008.
Primero, aseguró que no podía “otorgar avales para que se constituya una Liga Profesional alterna a la que está regulada por la Federación”. Después anunció que iniciaría “una liga femenil del sector aficionado […] con apoyo de los equipos [sí] profesionales de la Primera División Nacional”.
“Sólo fue una farsa, pues una vez más se vuelve al sector amateur”, reviró Patricia García en su turno ante el Consejo. “Sería injusto que 18 clubes que son parte de la primera división pudieran participar en la Liga Profesional Femenil, pues nunca se han ocupado de las mujeres”.
El pleito siguió durante meses, años, y después de varias reuniones entre el Conapred, la Federación y las quejosas, el 12 de octubre de 2010 se presentó ante el organismo la abogada de la Femexfut, Anna Peniche, para justificar la falta de una la liga femenil.
No le interesó “un arreglo conciliatorio”, pues, dijo, la petición de las jugadoras “es improcedente por no existir Liga Profesional Femenil alguna y nadie está obligado a lo imposible y ofrecer lo que no tiene” (sic). Para ella, la inexistencia del sector profesional femenil no significaba “ningún acto discriminatorio”.
En junio de 2011, las jugadoras cedieron, abandonaron la idea del profesionalismo y accedieron a integrarse al sector aficionado. Ellas mismas pidieron la conclusión del proceso ante el Conapred.
“Aún existen grandes diferencias en el trato y las oportunidades que se dan a las mujeres y los hombres en amplios ámbitos, entre los que se encuentra el deportivo”, asentó el Consejo y aun así cerró el expediente CONAPRED/DGAQR/153/07/DQ/IINAL/Q64.
Dos años después, las normas de la misma Femexfut impidieron que una niña participara en un torneo nacional como parte del equipo filial Pumas STASE de Sinaloa. La razón: la Federación sólo organizó la liga juvenil para varones, no para equipos mixtos ni femeniles.
El Conapred no vio problema en ello y concluyó la queja presentada por el padre de la jugadora (expediente CONAPRED/DGAQR/1007/13/DQ/II/SIN/Q595).
Homofobia y transfobia de la Femexfut y periodistas
Corría el minuto 86. Puebla y América empataban 2-2 en el partido que cerraba la penúltima jornada del torneo Clausura 2012. Matías Vuoso cayó en el área poblana y el árbitro marcó la pena máxima.
El tercer gol, el del gane, lo festejaron Vuoso y Christian Benítez con un abrazo y la simulación de un beso de boca a boca: la mano del ecuatoriano se interponía entre los labios de los futbolistas.
Risas de unos e ira de otros desató el hecho. El titular de la Comisión Disciplinaria de la Femexfut, Alfonso Sabater, se ubicó en el segundo grupo y aseguró que la celebración de los americanistas era un mal ejemplo, “no apropiada”: “No es la imagen al público y a los niños que queremos dar”, dijo. Lamentó no poderlos sancionar.
La polémica se atizó y al siguiente día llegó una queja al Conapred por las declaraciones del directivo: “¿Qué mensaje manda el señor Sabater a la opinión pública? ¿Ignora que está en México y que no se puede discriminar? Exijo una disculpa pública y medidas por parte de la Federación Mexicana de Futbol para eliminar y combatir la discriminación y la homofobia”. Otras dos personas se sumaron.
Una vez más, Justino Compeán recibió una notificación y éste envió a los abogados Anna Peniche y Simón Díaz Porras a resolver el problema, quienes contaron que Alfonso Sabater ya había sido regañado.
Ello le bastó al Consejo para considerar al organismo futbolístico como “una institución respetuosa del derecho a la no discriminación” y cerrar un expediente más, el CONAPRED/DGAQR/422/12/DQ/II/NAL277.
Pero el asunto del beso entre el fallecido Chucho Benítez y Matías Vuoso no terminó ahí. Tras las declaraciones de Sabater, el diario El Gráfico (de El Universal) tituló la nota correspondiente de la siguiente forma:
“Que no deben hacer esas mariconadas” (El Gráfico, página 23, 24 de abril de 2012). Por tal cabeza, se inició una investigación.
Idelfonso Fernández Guevara, representante de El Universal Compañía Periodística Nacional, SA de CV, el 27 de junio se encargó de hacer una oferta que el Consejo no pudo rechazar: un espacio en el diario para la publicación de un artículo “bajo responsabilidad del Consejo”, repartir entre el personal de El Gráfico un manual contra la discriminación e instar a la impartición, por parte del órgano, de un curso a la misma redacción.
Se celebró un convenio conciliatorio y el expediente CONAPRED/DGAQR/426/12/DQIIDF/280 se archivó.
Otro caso de discriminación por motivos sexuales se dio en la empresa del comentarista de Televisa Roberto Sosa.
El 28 de marzo de 2010, en la cancha de futbol rápido de Futbol Seis, SA de CV (General Agustín Millán 6, colonia Alce blanco, Naucalpan, Estado de México), estaba programado un partido más de las decenas que se dan cada semana.
El encuentro femenil desembocó en un jaleo porque los administradores de la empresa se negaron a dejar participar a una de las jugadoras: Miranda Salman, transexual entrenadora del llamado Tri Gay. El motivo: que tanto el dueño, Roberto Sosa, comentarista de boxeo de Televisa, como el encargado, Adolfo Rico, eran homofóbicos.
“No puedes jugar”, fue lo único que le dijeron a quien fuera canterano de Pumas antes de cambiar de sexo. El hecho se hizo público a través de varios medios.
Ante el emplazamiento del Conapred, Sosa envió a su abogada. El 22 de abril de 2010, sin estar presente, el cronista y dueño de Futbol Seis presentó una carta ofreciendo “la más amplia y sincera disculpa”. Pero a la vez negó lo ocurrido diciendo que “en ningún momento se cometió conducta de discriminación, sino que hubo un mal entendido”.
La empresa ofreció que Salman jugara en el equipo Lipstick, así como colocar carteles del Consejo en sus instalaciones durante dos meses, tomar un curso de “sensibilización” y organizar un partido “por la no discriminación”.
Como los demás casos relacionados con el futbol en México, el expediente CONAPRED/DGAQR/186/10/DQ/II/DF/Q96 se cerró sin más.
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