¿De la que llegaba de Europa para “mejorar” la nuestra?
¿De la andina que entraba en la sociedad “global” al ser “descubierta”?
Después de 524 años sabemos que de ninguna de las dos, por eso esta fecha ya no se celebra como el “día de la raza”, por lo menos en el Perú.
En España es su día patrio, su 28 de julio. No podía ser de otra manera, porque para ellos se trata de nada menos que del día del “descubrimiento de América”, que no sólo da inicio a la época moderna de la cultura “occidental”, sino de la acumulación originaria, que en términos sencillos, fue el saqueo.
Ahora más que nunca sabemos que no hay razas superiores ni inferiores, la antropología moderna se ha encargado de desmentirlo. Hasta se ha cuestionado la existencia de razas humanas, siendo ésta, una sola raza: la humana.
Y eso de “descubrir” una cultura y hasta un territorio, sólo se puede afirmar en relación a la ignorancia de Eurasia, porque antes de que en ese continente se enteraran de la existencia del Continente Andino, éste ya tenía más de 10 mil años comprobados por la arqueología.
En todo caso, la llegada de Colón a Guanahaní (ahora archipiélago de las Bahamas) produjo ese efecto en doble sentido. Ellos nos descubrieron y nosotros, con su inesperada presencia, también los descubrimos.
Después de varios siglos de colonialismo, pretendiendo hacer olvidar el genocidio, la explotación humana (no sólo de la mita minera) sino del régimen feudal de las haciendas y de la depredación de sus riquezas naturales, se le ha querido dar el nombre eufemístico de “Encuentro de dos culturas”. Y hasta celebrar su “evangelización”.
Todavía hay quienes justifican los cientos de años de barbarie y oscuridad, porque nos hicieron conocer al “Dios verdadero”, porque nos cristianizaron. Justificando con la mayor sinceridad de su alma (cristiana) que hayan destruido sus prácticas paganas, con la “extirpación de idolatrías”. Que hoy día solo podría calificarse como un fundamentalismo intolerante.
Pero la evangelización, felizmente, no tiene mucho que celebrar, cuando hasta ahora sobrevive el “sincretismo”, que no es otra cosa que la mezcla de celebraciones cristianas con ritos andinos de reciprocidad con el resto de la naturaleza. Y es porque la población andina, no sólo tiene otra cosmovisión, sino hasta otra lógica.
Lo más significativo sin embargo, es que independientemente de la celebración de un supuesto “día de la raza”, tardíamente eliminado por su sordidez, es que de todas maneras se festeja el “descubrimiento de América”, incluso por sus víctimas. Por los países y pueblos invadidos y colonizados. Y para remate con el nombre de “América”, dándole el crédito a Américo Vespucio, que tuvo que inventar que había realizado otro viaje a este continente para tratar de justificar que el “nuevo” continente lleve su apellido.
En otras palabras, se festeja la fecha en que Colón “descubrió” este continente (12 de octubre), pero no se le llama “Colonia”, o “Colombia” en su honor, sino “América”, en reconocimiento (injustificado para los mismos colonialistas) de quien sólo dibujó su primer mapa, sin descuidarse en ponerle su nombre.
Sin que por este comentario suscriba la peregrina idea de llamar Abya Yala a todo nuestro continente, desconociendo de un solo plumazo sus culturas y pueblos más representativos; además de sus más notorios accidentes geográficos, como la cordillera de Los Andes. Los Kunas de Panamá y Colombia, son de lo más respetables, pero no son representativos de todo el continente, ni siquiera de una parte significativa de él.
Finalmente, lo cuestionable no es que anteriormente se llamara el “día de la raza”, sino que el día 12 de octubre de 1492 que nos invadieron, explotaron y depredaron, lo festejemos, como si nos hubiera traído algún beneficio…
Tomado de Senal de Alerta
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