Como usuarios frecuentes de internet damos por sentado que las demás personas lo utilizan con la misma normalidad y que, cuando reciben un correo de un banco avisando que sus cuentas están en riesgo y que deben enviar sus contraseñas para evitar que les roben dinero, detectan de inmediato que se trata de un fraude. Pero no es así.
Muchas veces los mensajes llegan de instituciones bancarias en las que no tenemos cuenta. Si pasamos el ratón sobre los enlaces vemos que llevan a dominios gratuitos que nada tienen que ver con esos bancos; además, las imágenes están hospedadas en sitios gratuitos. Nos reímos, reportamos el correo como pishing y seguimos con nuestras actividades. Pero son muchas personas las que al recibir un correo de este tipo envían sus datos a un desconocido.
El pishing es un delito en el que un sitio web o un mensaje electrónico falsos se hacen pasar por los originales con el fin de obtener datos personales que permitan robar dinero o información de las cuentas.
Sin embargo el phishing no es la única modalidad de fraude: situaciones recientes revelan cómo se engaña a las personas en internet. El tema ha surgido con fuerza estas semanas: las noticias falsas en Facebook.
El incontenible crecimiento de Facebook ha alcanzado a muchos adultos y adultos mayores, que han engrosado las cifras que presume el área de marketing de la red social a sus inversionistas. Esos adultos mayores comienzan a usarla a pesar del miedo y el rechazo que de entrada sienten por la tecnología y todos esos aparatos que, según ellos, convierten a sus hijos y nietos en zombis, pues caminan sin rumbo viendo únicamente la pantalla de sus dispositivos.
Ese nicho de personas de 50 años y más ha ingresado al mundo del smartphone, por su propio interés, pero también por los regalos de la familia, entre todos los hijos compran un teléfono inteligente al abuelo o abuela, para que entre a Facebook y ahora ellos también se enfrentan a un fenómeno más preocupante, la gran cantidad de noticias notoriamente falsas que son presentadas, leídas, compartidas y comentadas como si fueran reales.
Vemos como amigos y familiares comparten y comentan esperanzados notas que anuncian la cura de la diabetes o del cáncer. Nada más cruel por unos miles de clics y de dólares.
El fenómeno se complica porque muchas personas del nicho de 60 o más años cumple al pie de la letra el sueño de Mark Zukerberg: no salen de Facebook, todo lo hacen en la red social. Las pocas noticias que leen las ven en su línea de tiempo o time line. Así que si consideramos que si después de dos noticias reales le aparece una falsa la dará por real.
La sección de noticias de Google ya no es confiable, la selección la realizan sus bots y han destacado noticias con información falsa”
Es preocupante que además de los adultos mayores –que no revisan bien la información y la dan por buena–, los más jóvenes, quienes se supone están mejor preparados y acostumbrados a lidiar con la información en internet, tampoco saben verificar. No perciben las características comunes de los mensajes falsos, nunca se activan sus alertas.
Para considerar real o no una noticia, los jóvenes se basan en el número de likes o de las veces en que ésta se ha compartido. El sentido común no tiene lugar en el mundo de las prisas, lectura veloz y la multitarea.
Se dice que ese fenómeno de creer cualquier cosa que aparece en Facebook influyó en el triunfo de Donald Trump como candidato a la Presidencia de Estados Unidos. Es difícil saber qué tanto influyó que en Facebook se compartiera mucho la noticia falsa de que el Papa Francisco había dado su apoyo a Trump. Y es que mucha gente aplica a internet eso de que “si salió en la televisión, entonces es cierto”. Así nacieron los infomerciales que durante la madrugada se la pasan repitiendo estadísticas increíbles y citando estudios de organizaciones que nadie conoce y quizá nunca hayan existido. A Google también se le critica por destacar una nota falsa que daba como ganador oficial a Trump.
Google y Facebook han anunciado que enfrentarán a los sitios que incluyan noticias falsas, lo que inició la ironía en México y la burla a los noticiarios de las televisoras TV Azteca y Televisa por su claro alejamiento a la realidad y varios periodistas de diarios famosos por justificar y hablar bien del gobierno en turno, por lo que se teme que no se les permitirá tener presencia en la mayor red social del mundo.
En sus anuncios, las empresas tecnológicas informaron que ya cambiaron sus políticas y advirtieron que el plan es quitarle las ganancias económicas a los sitios que reciben por publicidad si ofrecen noticias falsas.
También en internet hay muchos “infomerciales” que son dados por noticias verídicas. Algunas notas falsas –como la de la mujer que se hizo millonaria trabajando desde casa y que comparte su secreto– aparecen como noticia en un sinnúmero de sitios “serios” debido al convenio publicitario con empresas que insertan anuncios pero aparentan ser parte del contenido periodístico. Esta situación sin duda contribuye a la confusión.
Facebook pudo influir a favor de Trump por el gran número de noticias falsas que le favorecían que circularon libremente en la red social”
Hasta ahora no sabemos qué pasará con los sitios parodia, como The Onion en Estados Unidos, del que gobiernos de otros países han citado como noticias reales al no notar que se trata de bromas; o el caso del Deforma en México, que usa Facebook como una de sus principales fuentes de visitas.
El problema se agrava cuando muchos medios serios se encuentran en la dinámica de dar primero cualquier noticia y no verifican la información. Y hablamos desde medios mexicanos hasta grandes medios internacionales, quienes han sido exhibidos por esa falta de protocolos y de ética al dar por buena información que nadie sabe si es verdad. No se ve que eso vaya a cambiar.
Así que mientras Google y Facebook realizan acciones para combatir o bloquear esos contenidos, la recomendación es cuidar lo que leemos. A falta de editores reales que verifiquen todo, nosotros debemos analizar lo que vemos de manera rápida para descartar de inmediato esas noticias falsas.
En primer lugar su formato, su título escrito todo en mayúsculas, puntos suspensivos o muchos signos de admiración, nunca te dan la información, te dicen que lo que verás te sorprenderá, te helará la sangre, etcétera. Incluyen una imagen extrañamente impactante, muchas veces es obvio que se trata de un fotomontaje, pero otras no. Llevan a un dominio poco común como .co en lugar del .com para sitios reconocidos. Al entrar a la nota verás una cantidad de publicidad mucho mayor que la habitual, eso de por sí ya es una mala señal. Si la imagen que incluye es impactante, búscala en Google imágenes o en Tineye para ver si es real pero sacada de contexto. Sobre todo si tienes dudas, no compartas ese contenido o, si lo haces, pide a tus contactos que verifiquen esa información. Quizá tú no tengas tiempo, pero siempre habrá alguien que tome el reto y comparta su resultado.
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