Sabemos de la crisis de los medios en general, pero sobre todo la de los periódicos y revistas tradicionales que usaban el papel como plataforma. Realizaron un proceso lento hacia internet. Ahora se enfrentan otro problema; quizá ya no requieran del apoyo de los voceadores pero sí dependen de terceros para llegar a los lectores: Google y Facebook.
Ambos controlan la distribución de contenidos a nivel global, sean noticias o entretenimiento, apropiándose de las ganancias publicitarias.
Además existen dos puntos más a considerar: en primer lugar ambas gigantescas empresas difunden las noticias falsas casi o con mayor potencia que las noticias verificadas; no encuentran ninguna diferencia entre el buen periodismo y las fake news, que quedó demostrado con el triunfo de Donald Trump y la influencia que éstas tuvieron en las elecciones.
Otra cuestión es que ni Facebook ni Google invierten dinero en la investigación, producción, edición, salarios de los reporteros de las noticias que se comparten y se muestran ya sea en los resultados de las búsquedas o en la línea de tiempo de los usuarios de Facebook.
Así, nos golpeó a todos directo en el rostro el efecto de la web 2.0, en la cual el usuario termina generando el contenido. Al principio parecía que nos hacían un favor permitiéndonos subir nuestro contenido de forma gratuita, cuando en verdad todos estamos trabajando para ellos, y gratis. Y no sólo eso, las millonarias ganancias que las personas y las agencias de publicidad están invirtiendo en internet se queda en ambas plataformas. Es por ello que son las empresas con más ganancias en el mundo. Los medios periodísticos reciben migajas que no son suficientes para salir de la grave crisis en la que han caído y que ellos mismos han profundizado con acciones equivocadas.
El haber tardado tanto en reaccionar y entender las nuevas reglas del juego provocó que quisieran enfocarse únicamente en la tecnología que al principio rechazaron y de la que se burlaron. Dejaron de lado su propia historia, filosofía y medición de calidad. Se tomaron medidas desesperadas y se cometieron errores tan grandes como despedir a los fotógrafos, pues la publicidad les decía que cualquiera con un iphone podría hacer grandes fotografías. Sin fotoperiodistas, entregaron teléfonos a los reporteros para que además de investigar, entrevistar y tomar notas, realizaran las fotografías y el video con una merma en calidad repartida en cada una de las actividades. Así esperaban tener más lectores.
Algunos trataron de innovar –bien o mal–, realizando contenidos multimedia, proyectos interesantes; otros, monstruos sin cabeza. También se pensó que podrían utilizar a Facebook (de nuevo) y sus nuevas herramientas como los Instant Articles, una opción que permitía a los medios configurar su contenido para que la red social les diera prioridad y se descargara de forma instantánea en los teléfonos móviles. Ahora se dan cuenta que lo único que eso provocó es que los usuarios nunca salieran de Facebook y los medios recibían aún menos visitas, menos clics y menos interés por parte de los anunciantes: reducción de ganancias publicitarias.
Sí, la crisis se reduce a eso: reducción suscriptores que pagan por recibir las noticias y, sobre todo, reducción de ganancias publicitarias para poder seguir pagando reporteros, oficinas, vehículos, viajes, enviados, equipo, etcétera. Mientras que Facebook y Google terminan ofreciendo los contenidos producidos por otros y de manera gratuita.
Ya no es sólo el apropiarse del trabajo de otros, también se generó una dependencia total hacia esas plataformas para poder hacer llegar la información periodística a la gente. Están controlando la distribución de noticias digitales y las hacen competir con memes, videos de gatitos y cualquier otro contenido banal que sea de interés o esté de moda entre los usuarios.
Quienes pagan por anunciarse poco a poco se deciden por hacerlo en las redes sociales y no en los medios periodísticos, porque finalmente es mucho más probable que vean su anuncio en dichas redes antes de ver un reportaje (y tienen más posibilidades de tener éxito en su campaña).
Todo esto ha llevado a la News Media Alliance en Estados Unidos a hacer un llamado a la sociedad y al Congreso de ese país para que analicen el comportamiento de Google y Facebook que dominan la difusión de noticias. Pide que se haga una negociación con ellas pues no se puede continuar con la dinámica de que los periodistas terminen acatando reglas de cómo se jerarquiza y se ofrece la información periodística, destacando a unos y desapareciendo a otros. Los periodistas se ven tentados a escribir sobre lo que vende y no sobre lo que importa para intentar sobrevivir.
La News Media Alliance integra a cerca de 2 mil grupos de medios de distinto tamaño. Destaca que el denominado “duopolio” (Facebook y Google) se queda con el 70 por ciento de las ganancias dejadas por la publicidad.
El planteamiento es que quieren el apoyo legal que les daría la ley antimonopolio si se le acusa del cargo al duopolio y se pueda negociar para cambiar la forma en que se están haciendo las cosas.
Sería curioso que la prensa, con su historia de enfrentar a los más poderosos líderes mundiales, termine arrodillada ante redes sociales llenas de contenido banal. Así que esto no ha terminado.
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